Yuri Núñez: “San Diego es más que una calle, es un espacio en la memoria”
Por Héctor Muñoz
Nunca imaginé que comenzaría una entrevista con una cita, aunque fuera breve, de Pablo Neruda. Pero bien, en este caso hay que hacerlo, pues el pintor Yuri Núñez Izquierdo, parafraseando al poeta, se describe como el “cronista errante de la calle San Diego” y es precisamente esa arteria la que da motivo y nombre a la exposición con que el artista visual inaugurará este viernes 4 de marzo de 2022, a las 19.30 horas, la nueva Sala Dante, ubicada a un costado de la Perrera, con tránsito, entrada y salida por el patio de arte y comida Floripondia y Capitán.
“Por la calle San Diego el aire de Santiago viaja al sur majestuoso” advirtió Neruda en una época en que las micros tenían esa dirección en una avenida que Yuri Núñez recorrió desde chico, ya que vivía en San Ignacio, estudiaba en el Barros Borgoño, jugaba a la pelota en cualquier esquina donde circularan menos vehículos y se dejaba encantar por las luces de la arteria paralela y vecina que ahora retrata.
“San Diego es una calle de gran carácter, es un lugar donde generaciones de chilenos tuvieron alguna experiencia importante de su vida. Es el telón de fondo de la existencia de muchos. Es más que una calle, es un espacio en la memoria y, en sí misma, es memoria que ocurre en cada instante”, dice el pintor.
-¿Qué buscas con esta serie de pinturas?
-Intento que la misma pintura sea el lugar donde se acumulan muchos “ahoras”, que sea la imagen de un pasado que siempre esté presente, como una sucesión de imágenes que representen el tiempo de la calle San Diego. Y, como pasado, también me refiero a los segundos que antecedieron a esta entrevista.
-¿Cuáles son tus primeras imágenes de San Diego?
-Recuerdo una calle con un comercio bastante grande y variado, muchas veces mi madre me enviaba a comprar madejas de lana para los chalecos que nos tejía o algo de cemento o aguarrás para los arreglos que ella misma hacía en casa. La tienda de lana y la ferretería quedaban en San Diego, la ferretería aún pertenece a la calle. Junto a mi padre y mi hermano recorríamos la calle en micro, de esas azules que tenían como unos balcones en el parachoques. Tomábamos la Matadero Palma 38 b, para ir a ver jugar a Universidad de Chile en el estadio Santa Laura y en ese viaje veía el teatro Caupolicán, la iglesia Sacramentinos, la rueda de Chicago en los juegos Diana, era como ver una película en un cine rodante. Estudié la enseñanza media en el liceo Barros Borgoño y junto a mis compañeros recorríamos San Diego en busca de aventuras. También marchamos, panfleteábamos y gritábamos contra Pinochet en esa calle.
-Tú perteneces a la generación de pintores que se formó en los años 80 en la Facultad de Artes de la U en Las Encinas. ¿Qué dirías hoy de ese grupo de artistas, qué los unía?
-Ingresé a la escuela en 1986 y aún no cumplía los 18 años. Allí conocí grandes compañeros con un enorme potencial, con talento y con mucha lucidez, miraban el arte como un asunto serio y tenían la convicción de ser artista. Existía en varios de nosotros bastante precariedad de materiales para hacer obra, sin embargo, siempre estaban los compañeros más grandes que ayudaban con su experiencia, te daban consejos y recetas para poder pintar con diversos materiales más económicos. Se puede pintar con cualquier cosa, siempre y cuando conozcas el material y las posibilidades para crear una imagen con éste. Fue una generación en que se mezclaban los artistas solitarios con los que se organizaban en colectivos. Nunca vi antagonismos entre los que hacían obra, todo podía ocurrir en la facultad: murales, afiches, serigrafía en ventanas, instalaciones en los patios, escultura hechas de barro, etcétera. Sin embargo, siempre ocurre lo mismo, solamente algunos pocos pudieron desarrollar una especie de carrera artística. Otros dejaron de hacer obra y muchos siguieron haciendo arte de manera silenciosa o al margen de lo establecido. En internet he visto que muchos compañeros de la facultad siguen activos, haciendo obra y buena obra. Quizás lo que nos une a toda esa generación es la necesidad de hacer obra a pesar de todo, fue una generación valiente y ese valor todavía lo sigo viendo.
Imagen principal: Teatro Esmeralda (fragmento) / Yuri Núñez / 2019
-“Soy el cronista errante de la calle San Diego” has escrito en tu cuenta de Instagram citando a Neruda. ¿Cuánto de su “Oda a la calle San Diego” hay en estas pinturas?
-La oda de Neruda es muy bella, describe a San Diego como un organismo viviente y atemporal, todo el poema es un estudio preciso de los objetos y sucesos que ocurren en esa arteria. Cuando comencé a dibujar la calle encontré este poema y comprendí de inmediato que, para acceder a una imagen del barrio, era indispensable recorrer cada cuadra una y otra vez, como un ejercicio ontológico pictórico. La obra de arte puede traer de vuelta un lugar y rescatarlo del olvido.
-Cuéntanos de ese trabajo de preparación de esta serie, de tus innumerables cuadernos de croquis. ¿Qué descubriste desde el punto de vista visual en aquellos recorridos iniciales?
-El primer dibujo lo hice el 15 septiembre de 2018, recorrí la calle desde Tarapacá a Franklin croquera en mano y, a fin de mes, terminé una serie de 40 dibujos todos en blanco y negro realizados con demarcadores acrílicos negros. Durante una jornada empezó a llover y el acrílico comenzó a actuar con esas gotas, luego ocupaba el agua que se juntaba en la cuneta y se formó una atmosfera dramática del barrio tanto en el cielo como en los dibujos. Esa lluvia me indicó que debía entender el lugar como algo en que lo abstracto y expresivo debía estar presente en la construcción de la imagen. El color acentuó lo bello y dramático del lugar. Todas estas croqueras me permitieron explorar una imagen que constantemente tomaba su propio peso plástico.
-El inicio de esta serie coincide con el estallido social y la pandemia. ¿Cómo fue ese proceso y qué significó después pintar encerrado en una pieza?
-En todo este trabajo llevo más de tres años. Algo había en las croqueras que tenían alguna similitud con la atmosfera del estallido: San Diego con cielos negros y humeantes coincidían algunas veces con las columnas de humo de barricadas e incendios que se produjeron entre octubre y diciembre de 2019. Solamente hay un pequeño cuadro en que aparece una silla incendiándose, ese cuadro es como un homenaje a esos sucesos. Cuando inicio el proceso de pintar en tela pude desarrollar una serie a fines de 2019 e inicios de 2020. En ese momento la imagen de lo que pintaba ya se estaba consolidando y había que hacer más obra. Luego, cuando la pandemia ya estaba desatada, las tiendas que venden telas y óleos no atendían, estaban cerradas. Ahí tuve que ingeniármelas para conseguir soporte, comprar algo de tela y prepararla. Por suerte encontré una tienda de San Diego que habría intermitentemente. Me quedaba óleo, pero conseguir trementina y médium fue difícil; algunos amigos pintores me regalaron lo que les quedaba.
-Hermoso gesto.
-La pandemia hizo, además, que San Diego se vaciara de personas y vehículos, se podía observar la calle en toda su desnudez, sin gente, sin ruido. Caminaba de ida y vuelta de mi trabajo por San Diego a diario y ahí pude ver su estructura, las diferentes líneas de sus construcciones, vi cómo se comportaba la luz de su cielo de día y de noche y como desaparecían antiguas construcciones y aparecían nuevos edificios. Ya en ese tiempo no tenía taller, así que, aprovechando la reclusión y el tiempo, pinté en mi pieza, muchas veces dormí con las pinturas a mi lado.
-¿Háblanos de la escala de colores de esta serie y del momento en que decides preparar tu propio negro a la antigua usanza?
-Desde un inicio decidí que toda la pintura sería en negro. Desde el lado plástico, el motivo era extremar las posibilidades del negro para construir una imagen y para aquello debía hacer un negro óptico a partir de los óleos que lo construyen, así tendría más posibilidades de encontrar variaciones, aunque fueran leves, de color. Podía llegar a un negro sobre otro negro. Luego debí incluir el blanco y así se fue construyendo el trabajo. Como la calle que también se fue construyendo desde el adobe, el ladrillo y el hormigón armado, siempre se parte desde algún lugar. Por otro lado, desde lo sentimental, el negro es el color del luto de un barrio que va siendo devastado. Poco antes de iniciar el trabajo muere mi padre, un conocedor de cada detalle de la calle San Diego y a los pocos meses también parte mi amigo pintor Francisco González Lineros, con quien conversé bastante de este proceso, así que el luto y el negro se acentuaron y protagonizaron la imagen.
Coordenadas
Qué: Inauguración de la muestra “San Diego”, del pintor Yuri Núñez Izquierdo
Cuándo: Viernes 4 de marzo de 2022, a las 19.30 horas
Dónde: Nueva Sala Dante, ubicada a un costado de la Perrera, con tránsito, entrada y salida por el patio de arte y comida Floripondia y Capitán
Artistas invitados: Galac y Lírica Disidente
Ubicación: Parque de los Reyes sin número, Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto
Entrada gratuita. Se consideran medidas sanitarias. Espacio abierto al aire libre y estacionamiento gratuito.