Xiaogang, artificios de la familia china
“Mi madre”, “Mi padre” o “Mis cuatro hijos” se titulan algunos de los cuadros que el pintor chino Zhang Xiaogang (1958) incorporó en la muestra “Las voces de Beijing”. Estos nombres no tienen nada de sorprendentes y se relacionan con el conjunto de la obra del artista, quien ha tenido como principal tema de preocupación la identidad, lo colectivo y la comparecencia visual de la familia en el país más poblado del planeta.
Xiaogang se hizo conocido por su serie de retratos monocromáticos con personajes con los ojos dilatados, los cuales se inspiraron en fotos auténticas. “Con mis pinturas quería crear un efecto de falsas fotografías, re-embellecer sus historias y sus vidas. Superficialmente esos retratos parecen el agua de un lago en calma pero hay en ellos una gran turbulencia emocional, algo oscuro, un estado de permanente conflicto, un destino que se repite de generación en generación. Posar para una fotografía es algo de por sí artificial, la gente demuestra cierta formalidad. En mis pinturas enfatizo esta artificialidad y formalismo”, dice el artista.
Por su edad, Xiaogang creció en medio de la Revolución Cultural china, a la cual remite constantemente con los símbolos -brazaletes, gorros, uniformes- del tiempo de esplendor comunista. “Para mí, la Revolución Cultural es un estado sicológico, no un hecho histórico”, señala el creador, quien, a partir de su propia experiencia personal, no deja de preguntar por su padre, su madre o sus hijos, en un país donde el crecimiento demográfico ha sido un problema.
“Todos vivimos en una gran familia. La primera lección que aprendemos es como protegernos y mantener nuestras experiencias a buen recaudo de los ojos ajenos, así como a vivir en armonía con el entorno. En este sentido, la familia es una unidad para la continuación de la vida y un mecanismo idealizado de procreación. Encarna el poder, la esperanza, la vida, la envidia, las obligaciones y el amor. La familia se convierte en el modelo estándar y foco de las contradicciones de las experiencias de la vida. Interactuamos y dependemos de los demás en base a seguridad y respaldo”, concluye Xiaogang.