Turner Prize: Anthea Hamilton presenta la singular puerta que nunca se construyó

Por Tamara Villagra

A diferencia de otras versiones, los cuatro artistas seleccionados para al premio Turner 2016 -Anthea Hamilton, Michael Dean, Helen Marten y Josephine Pryde- se pusieron de acuerdo y aceptaron que los visitantes a la muestra de los finalistas en el Tate Britain puedan tomar fotografías a la exposición, que reúne trabajos presentados en los últimos doce meses en cualquier lugar del mundo por creadores británicos menores de 50 años.

La medida, tendiente a incentivar la participación del público y acentuar que “el Turner Prize no es un reconocimiento sobre el que solo opinan los expertos”, según expresa Alex Farquharson, director de la galería, ha sido un éxito y la más beneficiada es Anthea Hamilton, cuya pieza principal, un trasero de enormes dimensiones agarrado a dos manos, convoca diariamente a cientos de curiosos que, por cierto, no olvidan de tomarse sus respectivas selfies con la escultura, como sugiere el propio Farquharson.

Anthea Hamilton (1974) fue nominada para el premio Turner 2016 por su exposición “¡Liquen! ¡Libido! ¡Castidad!”, exhibida originalmente en el Sculpture Center de Nueva York y a la que ahora ha agregado la palabra (Londres) en medio del título. La obra alude a la fragilidad de la existencia humana y muy en particular, como lo deja claro la autora en el catálogo de la muestra, al trágico final del cineasta e intelectual italiano Pier Paolo Pasolini, asesinado en 1975.

Se trata del polémico “Proyecto para una puerta”, una escultura fabricada de poliuretano que simula un trasero gigante, el cual constituye una cita de la provocadora propuesta del arquitecto italiano Gaetano Pesce (1939), quien ideó una puerta para la entrada de un rascacielos en Nueva York en los años 60, la cual jamás se realizó. La puerta de Pesce se abría hasta la altura de los glúteos, mientras que en la obra de Hamilton es imaginaria y las nalgas permanecen estáticas.

La artista incluye otras piezas de menor formato, como un traje en el tono de la pared de ladrillo, que resultó un buen camuflaje frente a los muros descubiertos del Sculpture Center y que ahora conserva la característica cuota de humor de Hamilton, sin perder la elegancia del diseño que es precisamente lo que cuestiona la artista.

La muestra permanecerá abierta hasta los primeros días de 2017, cuando se conocerá al ganador del Turner Prize, que recibirá 25 mil libras esterlinas (32 millones de pesos) para el desarrollo de sus futuros trabajos.