Pixel Art: “Nunca voy a idealizar a un político porque mi búsqueda es espiritual”
Por Pikoenelojo Stencil / edición: T. Muñoz / fotografías: Óscar Oróstica
La primera vez que vi el trabajo de Pixel Art fue, quizás, hace una década, en los alrededores de Vicuña Mackenna y Curicó. De inmediato me llamó la atención la calidad del mosaico trabajado pieza por pieza, píxel por píxel, con las figuras de Marilyn Monroe, Salvador Dalí, Beethoven, entre otras. Me pareció que el estilo, la técnica e, incluso, hasta el nombre Pixel Art tenían un sello distintivo en la ciudad. En esa impronta, en ese trozo de historia del arte callejero, queremos inmiscuirnos aprovechando que Jorge Campos, es decir Pixel Art, está trabajando por estos días en una obra en el Centro Experimental Perrera Arte a propósito de los talleres de arte urbano que se realizan en el lugar.
-Pixel, ¿qué circunstancias o elementos se presentaron para que llegaras al arte del mosaico?
-El mosaico se transformó para mí en un pretexto para materializar mi trabajo digital. La tesela vítrea representa un píxel perfecto, por lo que ideé una técnica para componer imágenes con mosaico. Había visto el trabajo de Invader y quise profundizar la técnica a nivel fotográfico.
-¿Por qué el mosaico en la calle? Existe la intención de crear algún tipo de nexo especial con la gente.
-Con los niños principalmente, los nativos digitales son los que pueden entender realmente mi trabajo. En mi barrio los niños identifican las obras y sus autores como si se tratara de un juego y lo sé porque sus padres me cuentan. No soy para nada consciente del efecto que puede tener mi trabajo en el exterior, después de instalar tomo una foto, me encierro y no sé qué pasa allá afuera. Lo mismo que alguien que riega los árboles en su barrio, la vecina que barre la calle o que alimenta un perro. Todos aportamos con algo y, aunque no exista una intención de crear un nexo especial, el nexo se crea igual.
-¿Cómo ves el nivel del mosaico en Chile?
-No lo sé, al menos en las publicaciones de mosaico que he visto afuera soy el único chileno que aparece y la verdad es que no me siento mosaiquista.
-¿Cómo observas el arte urbano chileno actual y su devenir posterior a esa explosión callejera que trajo el estallido social?
-Para mí el arte callejero explotó mucho antes del estallido, lo que hizo el estallido fue homogeneizar y utilizar el arte para transformarlo en propaganda política. Nunca voy a idealizar a un político porque mi búsqueda es espiritual y lo que circula a nivel de izquierda y derecha para mí no es más que dualidad e ilusión, simple y burdo materialismo.
“Los niños, los nativos digitales, pueden entender realmente mi trabajo”
-El arte urbano está cada vez más legitimado en el espacio público en Chile. ¿Qué debería ocurrir ahora para dar otro salto en esa consolidación social?
-Deberíamos quemar todas las galerías y los museos… broma. No soy de destruir lo que no me gusta porque a otro le puede gustar. Según la filosofía imperante deberíamos quemarles las galerías a los cuicos de Alonso de Córdova, pero yo prefiero construir circuitos paralelos de arte independiente. Además si los cuicos hacen ferias y tienen galerías bien por ellos, pero es hipócrita tener el discurso de la conciencia social y buscar apoyo en las redes del barrio alto.
-¿Qué ha pasado con tu exploración con otras técnicas? En algún minuto también derivaste al esténcil.
-No he dejado nunca de experimentar y buscar alternativas, he trabajado con esténcil es verdad, también con corchos, vasos, sombras, madera y troquelando papel. Ahora mismo y gracias al arte generativo y su vinculación con los NFT estoy utilizando un plóter de corte: le saqué el cuchillo y le adapté un lápiz, así que estoy trabajando la automatización de mis procesos. Eso me permite experimentar mucho más ya que puedo fallar a menor costo que cuando hago un mosaico.
-Invader y Fabio Rieti son tus referentes directos. ¿Qué paralelo o contrapunto podrías hacer entre ambos?
-Es verdad, la historia es que viví en París y yo era fanático de Invader, así que recorría las calles capturando fotos de sus trabajos y las coleccionaba en una época donde el arte urbano se estaba validando. Pero a Fabio Rieti lo conocí mucho después, el 2018 en París, y quedé impresionado, porque tenía 93 años y era el verdadero precursor del mosaico pixelado, él lo había hecho por primera vez en 1967, sin computador, sin conceptos de street art ni siquiera el píxel existía. Así que ahora no soy tan fan de Invader porque no me gustan los artistas que no reconocen la fuente de lo que hacen y nunca Invader nombró a Fabio Rieti. Para mi Fabio es el verdadero padre y tuve la suerte de exponer con él en 2019 poco antes de su partida.