Pikoenelojo Stencil: “Creo que el muro, la calle, es un medio de comunicación”

Por Héctor Muñoz

Esta entrevista se hizo en dos momentos y comenzó el 16 de diciembre de 2021 cuando, apenas unas horas después del fallecimiento de Lucía Hiriart, me encuentro por casualidad con Pikoenelojo Stencil terminando una obra alusiva al mencionado hecho en la plaza de la Dignidad. “¡Piko, pero qué velocidad de reacción tienes!”, le digo sorprendido al artista callejero, quien me responde: “No, si este trabajo lo había hecho hace unos cinco años, una de las primeras veces que esta señora estuvo en el Hospital Militar. Como esa vez no ocurrió lo que se esperaba, tuve que guardarlo”, contó mientras manipulaba sus materiales.

La obra se titula “Selfie” y fue realizada con la técnica del paste up. “Solo basta imprimir la imagen y pegarla al muro. El esténcil requiere de un trabajo previo que tiene que ver con el corte y uso de plantillas. Este tipo de trabajos son obras se realizan en una sola oportunidad. No tengo pensado replicar esto. Es solo por esta vez y tiene que ver con la inmediatez de la contingencia social y política. El esténcil requiere más tiempo, más material, más dinero y este no es el caso”, explica.

-¿Tienes una especie de banco de proyectos preparados?

-Tengo muchos. De hecho creo que tengo más ideas en mi cabeza y el computador que lo que está puesto en la calle. Hay muchas cosas que todavía tengo por sacar. Es la falta de tiempo, la falta de operatividad en el esténcil, que requiere un diseño y un trabajo de pulso con materiales que también cuesta llevarlo a cabo constantemente. Yo trato de ser muy periódico en eso. En sacar obras al menos una vez al mes. Diez a doce obras en el año.

La conversación quedó ahí porque Piko tenía que seguir con su tarea en medio de la risa de los transeúntes que se tomaban selfies con la “Selfie” y solo pude retomarla semanas después, cuando coincido con el creador urbano realizando otro trabajo en el frontis de Perrera Arte en la antesala de un taller de esténcil a tablero vuelto que impartirá en el mismo centro. La obra se titula “Se recomienda no insertar su moneda aquí” y muestra un hermoso ejemplar canino con ojos de fuego simulando ser un tierno peluche.

-¿Qué neuronas juntaste para hacer esta obra?

-(Ríe a carcajadas por la manera de romper el hielo) Bueno, tenía que ver con la Perrera y con lo que yo creo que es el espíritu salvaje del perro. Ese espíritu salvaje que está por encima de la mercadotecnia, de lo comercial. Esta obra es una contraparte al comercio, a todo eso que tiene que ver con la ideología neoliberal. Intento rescatar ese espíritu del perro de calle, del perro con los ojos rojos, del perro malo que tiene esa capacidad de enojarse sin pedirle permiso a nadie.

Imagen principal: Ahí están tus likes / Pikoenelojo Stencil

-¿A qué edad te diste cuenta que te gustaba lo visual?

-Yo nunca en mi vida hice un dibujo. Bueno, hice dibujos, pero malos. No tengo técnica, no sé dibujar, con un pincel soy malísimo, no sé trazar, no tengo expertise en materia plástica, en lo que concierne a la pintura. Tomar un pincel, un lápiz a carbón, la tela, de todo eso no cacho nada.

-¿Cómo te relacionaste entonces con la materialidad del esténcil?

-En el fondo todo esto partió por el quebrantahuesos, yo hacía quebrantahuesos hace años. Lo que hacía Nicanor Parra. De ahí me quedó esa cuestión con lo visual. Junté poesía con imágenes, con recortes de prensa, un poco lo que hace Caiozzama también.

-¿Cuándo partiste con eso?

-Eso fue como en 2004, 2005. Yo trabajaba de contador. Y de repente pasó esto que me dediqué a la poesía, de la poesía partió el quebrantahuesos y del quebrantahuesos me pasé a esto del esténcil.

-¿Cómo te llevas con la manualidad del esténcil? Con las tijeras, con los bisturíes.

-En la medida que se ocupan de la forma precisa, no tengo problemas con eso.

-¿Pero tienes una habilidad particular?

-Yo creo que sí porque la adopté muy temprano. Mi papá es artesano en cuero y, cuando yo era adolescente, niño, me pedía que le ayudara a trabajar en cortes de cuero. Me pasó una chaveta que él confeccionó, una lata donde ponía los cueros y yo empecé a cortar cueros, modelos de gorros que él hacía hace años. Ahí aprendí a cortar cuero, que es mucho más difícil que cortar una mica, que es lo que hago ahora. Me acostumbré a trabajar con cuchillos. Eso fue en Conchalí. La artesanía en cuero es un trabajo que tiene alguna relación con lo que hago. Ahí aprendí a manejarme en ese arte de cortar cosas. No obstante, cortar plantillas de esténcil no es tan complejo, requiere un tiempo, una dedicación, pero yo creo que todo esto está más basado en el diseño. Ahí está la teoría de todo el asunto. En cómo se diseña y en cómo se llega a diseñar lo que se diseña, lo demás son técnicas de transformación de lo que uno ve en el diseño que pasará al muro, al papel o donde sea.

-Predomina la idea.

-Claro, sí. El mensaje, el comunicado, el contenido de la obra. Lo puedes hacer de muchas formas, con muchas técnicas, con paste up, con esténcil, con grafiti, directo al muro, pintando con brochas o como sea, pero yo creo que todo el peso de la obra está en el diseño. Y ahí es donde le pongo más neuronas como dices tú (ríe ahora por su salida). Me doy vueltas y trabajo harto el tema visual; pienso mucho en el qué hacer, juego mucho con la sintaxis, con la metáfora, que son cuestiones que aprendí de la poesía. Siempre quiero que esté presente en mi trabajo la poesía.

-¿Qué poesía?

-Muchos poetas chilenos me marcaron, por ejemplo Enrique Lihn, Jorge Teillier, Nicanor Parra por supuesto, Rodrigo Lira. Por ahí va la corriente. La argentina Alejandra Pizarnik también. Lo primero que yo asimilé en el mundo artístico fue la poesía, partiendo por Silvio Rodríguez, a quien escuchaba desde niño.

-Yo veo tus trabajos como una especie de editorial callejera.

-También funciona como crónica. Yo intento que sea comunicación, en el fondo es comunicación visual, política y urbana. Con elementos del arte, sí; con elementos de la poesía, sí, no obstante yo me considero más bien un comunicador. Artista no sé si tanto, no me voy en esas voladas. No me engrupo con esas cuestiones. Más bien, yo comunico cosas. Desde siempre me ha interesado comunicar. Años atrás me dedicaba a trabajar con algunos amigos en una editorial, donde hacíamos revistas, libros, intentamos pero no logramos hacer un canal de televisión, una radio. Siempre teníamos la idea de comunicar. Yo creo que el muro, la calle, es un medio de comunicación. Una forma de comunicación súper potente. Además que no tiene filtro, uno es libre. No hay que pedirle permiso a ningún editor de algún medio de comunicación oficial para ver si ese filtro te permite usar su medio de comunicación para decir algo. No, está el muro, lo que quiero decir voy y lo digo. No tengo que mamarme ningún conflicto de interés, ni ser políticamente correcto. Da lo mismo: yo pongo en la calle lo que quiero decir y el muro permite esa tremenda libertad.

-Esa libertad existe en Chile, no en todos lados es igual.

-Sí, pero recuerda que, cuando no existía libertad en Chile, muchos reconocidos artistas visuales de entonces se dieron la tarea de salir a la calle aunque fuera prohibido. Y lo hicieron igual corriendo riesgos tremendos. En aquellos años, si te pillaban, no te ibas solamente preso.

-Sí, pero las circunstancias son favorables para el arte callejero hoy en Chile.

-Sí, por supuesto, y el arte callejero en el último tiempo se ha tomado la tribuna pública de una forma más potente. Antes era visto como vandalismo, como algo que no se relacionaba con el arte. No lo validaban como arte y, de pronto, hay harta gente con mucho talento que ha salido a la calle a pintar y han demostrado que el artista callejero, el artista urbano, no tiene nada que pedirle prestado a otras formas de arte. Por sí solo tiene un peso tremendo. Y lo mejor de eso, creo yo, es la posibilidad que el espacio público se transforme en una galería de arte. Eso lo encuentro genial. Que el arte no esté enclaustrado en una sala de arte, que el transeúnte sin esperarlo ni pensarlo siquiera se encuentre frente a frente con una obra en la vereda y que la mire y se vaya pensando. Eso para mí es relevante y es lo que me motiva a trabajar en la calle.