Pikoenelojo Stencil: “Piñera se ganó un sitial en la escena visual urbana”

Por Héctor Muñoz

Es fácil identificar los trabajos de Pikoenelojo Stencil por sus metáforas directas, susceptibles de leer con un golpe de vista, aunque de factura elaborada en su trama invisible. A modo de cronista urbano, Piko recorre los barrios en su bicicleta mirando y escuchando todo, tomando apuntes, olfateando los comentarios de feria y escogiendo lugares visualmente estratégicos. Pero también es un agudo escrutador de las hojas de diario, de los simulacros de enfrentamiento político, del espectáculo sanitario y la mercancía vencida en los matinales de televisión, apariencias en las que siempre encuentra un giro de fondo para sus viñetas editoriales con la recursiva del humor, del sarcasmo didáctico y evidente que escudriña en el cerebro del espectador para dejar en evidencia la contradicción en el tránsito cotidiano, en el devenir de la calle.

-Piko, sin duda que el estallido social produjo una explosión en las artes visuales urbanas. ¿A qué lo atribuyes?

-Toda explosión social lleva implícita una respuesta artística. Me imagino que las artes gráficas reclaman su espacio en este pedazo de historia, en buena hora por cierto.

-¿Qué destacarías de lo que tocó ver en la calle en esos días de revuelta?

-Me impresionó el estadillo artístico callejero en todas sus formas. La imaginación puesta al servicio de una causa, con trabajos prácticos, sencillos, móviles. Toda esa explosión de colores hecha a pulso, me llevó a comparar lo potente y efectivas que resultan estas expresiones del pueblo, versus los repetidos y fastuosos carnavales de muñecos gigantes.

-¿Cómo ha sido la relación en terreno entre los artistas?

-Durante el estallido no me relacioné mucho con los círculos de artistas. Recién ahora, en abril de 2020, fui invitado por un grupo de creadores urbanos para fabricar intervenciones digitales en torno el tema pandémico. Hace poco también los muchachos del Museo del Estallido Social me invitaron a pintar un muro colectivo.

Imagen principal: Estamos en guerra / Archivo Pikoenelojo Stencil

Distancia social / Pikoenelojo Stencil
Distancia social / Pikoenelojo Stencil

-Tú eres callejero por naturaleza. ¿Cómo has seguido haciendo tu trabajo en pandemia?

-Me muevo en tramos cortos, he pintado -básicamente- en mi propio barrio. A este asunto del confinamiento intenté sacarle provecho. Mucho de lo que hago tiene su punto de partida en el diseño gráfico y, en esas materias, el encierro me vino bien.

-¿La pandemia ha cambiado en algo tu visión del mundo o es solo un hecho más de una situación esperable y conocida?

-La historia del mundo, de la humanidad, nos demuestra que puede pasar casi cualquier cosa. Una pandemia por tanto es parte del abanico de posibilidades. Lo brutal de esto, de todos modos, es tener que vivir sin más remedio esta extraña experiencia de alejarnos obligatoriamente de nuestros seres queridos.

-Territorialmente, ¿dónde has concentrado la presencia de tu trabajo desde el 18 de octubre para acá?

-Durante el estallido social pinté en el GAM, en el Parque Forestal y sus alrededores. Tiene un gusto especial salir a la calle en esas circunstancias. También pinto en el Barrio Yungay, que me gusta mucho, y en Santiago norte.

-Los últimos presidentes de Chile han estado presentes en tus obras. ¿Qué similitudes y diferencias iconográficas observas, por ejemplo, entre Bachelet y Piñera?

-Bachelet y Piñera representan a gobiernos neoliberales.  Dicho eso, creo en verdad que este país hace rato está dirigido por la alta banca, por la elite empresarial, no por el supuesto gobierno. Ocurre entonces que ambos presidentes tienen bastantes similitudes, a pesar de que -en el papel- representan a coaliciones con “ideologías opuestas”.  Respecto de lo iconográfico, creo que Piñera se ganó un sitial en la escena visual urbana. Nunca había visto un personaje que otorgara tanto material.

-La figura recortada de Piñera invitaba a la gente a interactuar, a tomarse una foto con el mandatario en tan incómoda posición.

-Esa obra surge como una idea terapéutica, como una pequeña sanación si se quiere. Es increíble la cantidad de rechazo público que despierta este ser. Justamente esto es lo que más comentó la gente; pegarle una patá en la raja al presidente y fotografiarse resultó ser un acto liberador.

-Desde el punto de vista técnico tú siempre estás probando nuevos desarrollos. ¿Qué es lo que te motiva a experimentar en estos días?

-Me interesa que la obra interactúe en la calle, casi como una performance. En esa misma línea seguiré con el formato de figuras recortadas. Este tipo de trabajo tiene además una ventaja: legalmente -a diferencia del pintado de muros- no cometo ningún ilícito, cuestión que resulta bastante dinámica, sobre todo para quedarme viendo las reacciones de la gente.