Paz Sandoval: “Existen patrones que se repiten en los dibujos de niños abusados”

Por Héctor Muñoz

Largos meses trabajó Paz Sandoval en su proyecto de titulación, que denominó “Los entundados”, una adaptación del cual exhibe ahora en la muestra “Lusbérrido”, que el colectivo Crudo clausura este miércoles 12 de septiembre, a las 20.30 horas, en el espacio Perrera Arte. El nombre de la obra surge a partir del libro “La entunada y cuentos variados” que el escritor ecuatoriano Adalberto Ortiz (1914-2003) publicó en 1971, en el cual se recoge a una figura mitológica afroecuatoriana que rapta y embruja a los hijos de esclavos, a los cuales se advierte con cantos de cuna como: “Pórtate bien mi morito pa’ que yo te dé café porque si viene La Tunda, La Tunda te va a cojé”.

“Me siento comprometida con las personas que aportaron con sus relatos”, dice Paz Sandoval, quien investigó en el abuso infantil, recogió testimonios que están a la vuelta de la esquina, armó unas vitrinas de luz con ropas que califica de “reliquias siniestras” y también pintó pequeños cuadros que remiten a dibujos de menores maltratados con títulos como “Juguemos al caballito”, “Arcada”, “La casa del lobo feroz” o “Guardaremos un secreto”.

-¿Qué es lo nuevo en esta adaptación de “Los entundados”?

-Lo nuevo en mi proceso creativo es, precisamente, exponer en la Perrera. El lugar en sí mismo ya es simbólico, tiene alma y un discurso propio que son pregnantes. Esto puede dificultar el diálogo entre obra- espacio dando como resultado una obra con una lectura ambigua, que no es mi propósito. Lo considero un desafío del cual puedo salir enriquecida. La Perrera es un lugar que te obliga como artista a salir de las zonas de confort, por lo tanto ayuda al crecimiento. Lo otro que es nuevo es la modalidad de trabajo colectivo, en la cual se aprenden muchas cosas como, por ejemplo, el bien común, tan poco practicado hoy en día. Es gratificante también poder trabajar con personas que, además de ser colegas, tienen inquietudes similares, ideales e intereses que, finalmente, se convierten en energía creativa.

-¿Cómo realizaste la recolección y procesamiento de la información relativa al abuso infantil?

-La recopilación principal fue a través de las plataformas que comúnmente ocupan las personas hoy en día, Facebook, mail, etcétera. Pedí la colaboración de todos aquellos que sintieran ganas de contar su historia, de manera anónima o no, o que el tema no les fuera indiferente. Luego de esa petición la mayoría de los testimonios los fui recibiendo en mi correo personal; me llegaron muchos casos. También tuve la oportunidad de conversar in situ con algunas personas que accedieron a contarme su experiencia de esa manera. Durante este proceso me di cuenta que las personas que habían sido afectadas sentían alivio al ser escuchadas, ya que algunas de ellas jamás habían hablado de sus experiencias. La promesa del anonimato en su relato o el hecho de estar dialogando con una extraña que coincidía en experiencias hacía que fuese fácil conversar. Se generó un ambiente distendido, distinto a lo que normalmente es cuando, por ejemplo, se habla con un sicólogo o cuando llega el momento de hacer la denuncia. Otra fuente de información fueron las sentencias que se encuentran de manera “pública” en internet. Es relativamente fácil encontrarse con estos casos y leerlos es fuerte emocionalmente porque los relatos son siempre tristes y, además, te das cuenta de la re-victimización que experimenta la persona al tener que contar una y otra y otra vez su experiencia, además de lo traumático que son las pruebas médicas que tienen que realizarse.

-Además utilizas visualmente esos relatos.

-Sí, en mi trabajo expongo todos esos documentos y relatos a “muro abierto”, como si se tratase de una exposición de pintura, pero con relatos. La idea es que a través del texto la persona que lee vea la escena en su imaginación, tal cual ocurre cuando leemos una novela. Es la manera de visibilizar la experiencia de la víctima, convertirla en una experiencia cercana, apelando a la empatía del que lee, con el objetivo de que esta empatía produzca el interés de querer prevenir que estos casos ocurran.

-¿Es posible identificar elementos comunes en los dibujos de los menores abusados?

-Sí, existen patrones que se van repitiendo en los dibujos de menores que han sido abusados, aunque no significan un hecho irrefutable porque, además de los dibujos, tienen que manifestarse un sinfín de otras señales. En este sentido la educación hacia los adultos respecto de estos patrones podría servir como una señal de alerta para que el adulto responsable del menor preste atención al comportamiento del niño o pida la opinión de un profesional y así asegurarse que todo esté bien.

-¿Cómo se relacionan tus pinturas con los dibujos infantiles? ¿Qué proceso hay ahí?

-Las pinturas son en su mayoría una re-interpretación de estos dibujos. El proceso consistió primero en la investigación acerca de las señales que se identifican en las víctimas infantiles y luego qué posibilidades existían de abstraer toda esa información y convertirla en obra. Hay mucho material, pero sentí cercanía con el imaginario que empieza a hacerse presente en este tipo de dibujos porque, al igual que en mi relación con la pintura, los dibujos que estos niños hacen son espontáneos. Entonces el ejercicio consistió en trabajar la pintura tal cual ellos dibujan, sin tener mayor control motor sobre la pincelada, sin pensar mucho en los colores y las formas, aunque siempre teniendo en cuenta los patrones gráficos que quería representar. Luego de esto el resultado fueron manchas sueltas e intentos de formas humanas; creo que se acercan bastante a los dibujos que los niños hacen.

-¿Las prendas infantiles usadas en la muestra tienen alguna historia particular?

-Algunas de las prendas sí, se podría decir que son “reliquias” siniestras, ya que pertenecieron de manera cronológica a un momento en que se sucedían los abusos.

-¿Seguirás en el desarrollo de esta obra o ahora harás un giro en tu trabajo?

-Creo que llevo poco tiempo trabajando en torno al tema del abuso sexual como para abandonarlo y además me siento comprometida con las personas que aportaron con sus relatos. El mayor aliciente que me llevó a tratar este tema es hacerlo visible, no se habla del abuso de menores. A pesar que hoy en día es un tema contingente, en el núcleo familiar aún sigue siendo un tema tabú, porque da vergüenza hablarlo cuando se es víctima o porque es difícil aceptar que se vive con un abusador en la familia. Hay que pensar que muchas veces son los padres, tíos o hermanos los perpetradores. Esto influye en las emociones de la víctima que, sumado a la incapacidad de discernir los comportamientos malos de sus cercanos, obstaculiza todavía más la denuncia. Pienso que hay que hacer tan visible el tema que ya no sea ninguna dificultad para los niños, o la familia, hablar de lo que les ocurre.

Coordenadas

Qué: Gran clausura de “Lusbérrido”, exposición de estreno del colectivo Crudo, integrado por jóvenes egresados de la Universidad Finis Terrae.

Exponen: Camila Baeza, Samuel Domínguez, Paula Izquierdo, Isidora Kauak, Paz Sandoval y Edita Vásquez.

Cuándo: Miércoles 12 de septiembre, a las 20.30 horas.

Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Avenida Balmaceda, entre Bulnes y Cueto.

Informaciones: 22-682 10 92

Entrada liberada. Estacionamiento gratuito.