Pato Guzmán: «El modelo de consumo que funcionó hasta hoy está caduco»
Por Antonio Becerro
Hace poco más de un lustro, a propósito del catálogo en papel de la Perrera Arte 2009, realicé esta entrevista telefónica entre Santiago y París al cineasta nacional Patricio Guzmán, el director que mejor retrató el proceso de la Unidad Popular y el golpe de estado de 1973 con su película «La batalla de Chile», un tríptico de 272 minutos que todavía sigue siendo objeto de censura y que nunca se ha exhibido en la televisión pública de Chile, pese a que han transcurrido ya 25 años del regreso a la democracia protegida. Releyendo lo que nos dijo en aquella oportunidad y mirando el devenir de la república, hemos querido publicar por primera vez en internet la conversación por la lucidez y perspectiva del realizador y la vigencia de buena parte de sus comentarios. Esto dialogamos en 2009.
–Patricio, muchos sostienen que hoy se vive una efervescencia política similar a la de fines de los años 60. Si fuera así, ¿cuál es la batalla de Chile hoy?
–Creo que la situación de los años 70 es bastante irrepetible, ya que el movimiento obrero que había era bastante activo, venía armándose desde hacía 40 años, con estudiantes, empleados, eruditos e intelectuales, gente de diferente condición. La mitad del país estaba metido en eso. Hoy tampoco hay un Salvador Allende, una especie de héroe universal, un líder que forjó su imagen durante décadas. Quizás por estos días haya más dinamismo, más motivación, un impulso, unas ganas de cambio un poco mayores, más discusión en la oficina, en el bar o en la casa. A mi juicio, la Concertación ha fallado tanto en tantos terrenos que la gente se siente indignada; personalmente, yo siento una gran desilusión. El gobierno de (Michelle) Bachelet nunca me movilizó y, si lo que viene es Eduardo Frei, mucho menos. Quizás, cuando sientes una sensación de que las cosas van por mal camino o no te entusiasman lo suficiente, entonces uno se inflama, se llena de ideas, de vitalidad. Uno busca un horizonte cuando no sabe adónde van las cosas.
-Los que han dicho esto son gente de esa época. Por eso quería conocer tu opinión, para saber si yo estaba loco o hay una pérdida de perspectiva.
-Lo que pasa es que hay mayor discusión, elementos que alimentan la discusión positiva y las ganas de querer avanzar hacia algo diferente. Eso es saludable. Pero comparto contigo que son cosas diferentes, el mundo ha cambiado. La frustración que hay en Chile porque no se han hecho los cambios adecuados o porque los políticos no cumplen, es la misma que existe en Francia o en España, donde hay una situación de asfixia. Los problemas que tú sientes y lo que yo siento, viviendo allá y acá, en el fondo se parecen, pero no tienen nada que ver con lo que ocurría en los 70. Hoy día podemos comentar el partido del Inter de Milán con no sé quién, lo que antes era imposible, porque estábamos incomunicados. Los medios han conseguido una globalización real. Entonces, en todas partes los problemas que el mundo tiene que resolver están pendientes. La gran toma de conciencia que ha sucedido hace unos cinco meses en Europa, pero también en Estados Unidos, Japón o Canadá, es que el calentamiento global nos afecta a todos. Estamos de acuerdo por primera vez en la historia. Ahora, de aquí a que los Estados reduzcan su emanación de gas tóxico, es una cosa improbable, es una lucha que se debe continuar haciendo. En Chile, está la tala de bosques en el sur, que me imagino indiscriminada, la explotación del salmón y el desierto de Atacama, cada vez más lleno de basura de las mineras.
-O sea, la batalla de Chile es la batalla del mundo.
-El modelo de consumo que funcionó hasta hoy día está caduco. La gente está dejando los supermercados y está volviendo al almacén de la esquina. La gente no quiere tener tantas cosas como antes, la gente desea construir su vida con mayor felicidad, mayor bienestar para su familia y no entrar en esta competencia que hace que la gente se suicide. Aquí en Francia hay una empresa, Telecom, en la que se han suicidado 25 personas, por el maltrato, por la tensión laboral. Entonces, la gente ya no quiere ese rollo. La primera cadena de televisión privada está en descenso, estancada en el número de espectadores: la gente prefiere internet. Los medios tradicionales están entrando en una crisis de la cual no saben cómo van a salir, porque la gente ya no responde a esos avisos publicitarios, porque la oferta ya no les convence y prefieren una vida sencilla, de acuerdo con sus gustos. El consumidor ahora tiene opinión, sabe lo que quiere; antes era un consumidor automático. Eso que empezó después de la Segunda Guerra está fraguando hoy: el capitalismo entró en una fase en que ya perdió la ecuanimidad y la gente ha madurado y tiene una opinión más profunda del entorno.
-Patricio Manns me decía el otro día que Chile ha perdido el tino poético y que volver a vivir en un país que se ha prestado como un conejillo de indias es tremendo. Porque en Europa, por ejemplo, todo ha sido más progresivo y están más asumidos. Aquí no hubo un tránsito digerible a la democracia.
-Exacto, pero yo creo que va a llegar igual, esa misma lucidez le va a llegar a una inmensa minoría y pasará lo mismo, porque estamos metidos en el mismo barco. Hay mucha juventud, acuérdate que un millón y medio de jóvenes en Chile no vota. Si no votan es porque no les interesa (…). O sea, es gente que aparentemente no tiene valor, pero es gente que ha luchado por sobrevivir en un mundo ajeno. Y los jóvenes son garantía de futuro. Coincido con las palabras de Patricio Manns, pero creo que también en Chile se llegará a atisbar un capitalismo vacío. No se puede mantener una televisión farandulera permanentemente; habrá una crisis, porque la gente no es tonta. Entonces nos vamos a ir bajando de ese carro en que nos han colocado. Tengo mucha fe, porque pienso que las cosas van derivando de un país a otro y acá ya comenzó. Es una de las cosas positivas que veo yo aquí y no se debe a la clase política, se debe exclusivamente a la actitud de los ciudadanos. Es interesante, porque se empieza a recuperar la noción de barrio, de asociación de vecinos, de agrupación.
-La sociedad va más adelante, incluso que el arte.
-Exactamente, tú lo has dicho. Aquí (en Europa) el cine norteamericano no ha pasado del 50 por ciento, o sea, más del 50% ve cine europeo o francés. Los hot dogs no han entrado, hay donde comerlos, pero la comida local gana siempre. Si no tienes un peso, no hay más remedio que comerse un hot dog, pero la gente igual aprecia mucho más la comida tradicional. En España, no hay plato más preciado que la tortilla de papas, más que la salchicha. Digamos que tengo bastante confianza en que el capitalismo está en un momento de desgaste, inacción e inmoralidad sin vuelta atrás. El hecho que los bancos ya estén publicando las ganancias después de haber recibido las ayudas del Estado en Estados Unidos es una señal de inmoralidad sistemática. Y aquí (en Francia) también están empezando a exhibir sus ganancias, pero el gobierno ha exigido que no lo hagan, que no canten victoria con la plata que les dio el Estado.
Fotografía principal: Gentileza de Patricio Guzmán
Galería de imágenes: Fotografías de Armindo Cardoso (1973)