Mauricio Garrido: “Casi toda manifestación artística es digerida por el mainstream”

Por H. Muñoz / A. Becerro

A diferencia de los bárbaros que destruyen o queman libros cada cierto tiempo en la historia de la humanidad, Mauricio Garrido, cual cirujano, prefiere extraer sus mejores imágenes para componer un nuevo cuerpo, el de su cuadros. El artista visual dice que perdió la cuenta de cuántos textos ilustrados ha sacrificado para dar vida a sus obras, pero recuerda que una vez contó más de dos mil piezas recortadas en uno de sus collages de gran formato.

“Los papeles que ocupo provienen de todo el mundo, empezando por Chile: el Persa Biobío, la feria Caupolicán, la Vega, etcétera. Voy encontrando siempre nuevos proveedores y me regalan bastantes libros, pero la mayoría viene de los viajes: hay papeles de Venecia, China, Egipto, Costa Rica, Nueva York, etcétera. Me vengo siempre con una maleta extra llena de libros cuando voy al extranjero”, explica Garrido, quien es uno de los artistas invitados a la muestra “Matta en la Perrera”, exposición con la que El Centro Experimental Perrera Arte celebrará, este jueves 9 de agosto, sus 23 años de vida.

-¿Has probado con el collage en blanco y negro?

-Un par de veces, ahora en mi muestra “LEER”, que realizaré en octubre en el Centro Cultural de Las Condes, habrá un cuadro en blanco y negro: “El hombre invisible”, basado en el libro H. G. Wells. Es algo inusual en mi trabajo.

-Tú has transitado de la escultura al collage. ¿Qué energías distintas o similares mueven en ti cada una de estas disciplinas?

-Si bien empecé haciendo esculturas, también al comienzo estaba haciendo performance, teatro. He pasado por el arte, el video, etcétera. Mi forma de crear parte de lo fragmentario, de la valoración y adaptación del fragmento y la memoria como herramientas que componen mi visualidad. Eso es como pensar en el collage, como un filtro visual y mental.

-Durante mucho tiempo el collage fue visto como un arte menor. Ahora, de la mano de varios artistas, pareciera que esta disciplina resistió a lo clásico y a la postmodernidad y sus avances tecnológicos. ¿Hoy está en su mejor momento?

-Existe un boom del collage en este minuto; asumo mi responsabilidad directa o indirecta en ello. A través de mi trabajo, el collage se ha ido validando como un instrumento más del lenguaje plástico contemporáneo en toda regla, pero como decía un amigo mío al ver uno de mis cuadros: “Da lo mismo que sea un collage, lo importante es el lugar que has creado”. El collage es una herramienta para mí, no un discurso que conforma mi obra molecularmente; es tan importante como el recorte, el objeto encontrado o la antigüedad del papel. Esto es aleatorio, pensar mis obras en términos solo de collage, es no ver el mensaje completo. Además lo fragmentario es parte de mi trabajo en escultura, performance o video, está en la caja de herramientas conceptuales que me son más cómodas.

-Varios de tus collages son una verdadera excursión hacia otros tiempos y lugares. ¿Hay alguna experiencia con el público que te haya entregado un feed back sorprendente y especial partir de este desplazamiento en el universo?

-He recibido respuestas de todo tipo, en general muy positivas, pero sobre todo, lo que ocurre en general es que la gente entra en un estado de contemplación, a veces largo, tratando de “ver” todo lo que está en el cuadro. Se pierden, se evaden, primero me hacen muchas preguntas técnicas y después se sumergen en el delirio de la obra. Mucha gente empieza a hacer collage después de ver los míos. A la gente se le gatillan un sinfín de asociaciones con las imágenes, ocurre una cierta liberación síquica que es parecida al proceso que ocurre en mi mente al momento de crearlas.

Mauricio Garrido nació en 1974, estudió en el Instituto de Arte Contemporáneo de la Universidad Finis Terrae, su obra es parte de diversas colecciones, en la que destaca la de Elton John, y en Chile ha sido un protagonista del devenir del arte en las últimas décadas. Por lo mismo, se resiste a utilizar ciertas palabras, como “escena alternativa”, pues sostiene que, finalmente, todo termina siendo absorbido por las corrientes y gustos predominantes de la sociedad.

-Actualmente el término alternativo funciona para denominar si estás dentro del mercado establecido o no, existe una postura ambigua en los artistas que colocan su discurso dentro de lo alternativo, porque eso cambia cuando logran entrar en ciertos espacios de poder, como las ferias, las revistas, el vender, etcétera. Casi toda manifestación artística hoy es digerida por el mainstream. Lo alternativo y la falta de recursos suelen confundirse. En mi caso, durante años he estado experimentando en diferentes formatos y disciplinas, trabajando con gente de la que he aprendido mucho. Supongo que mi misión, como la de cualquier otro artista, es ir hacia una evolución en todos los aspectos, eso es lo que yo busco.

-Cuéntanos del encuentro que estás preparando en Las Condes y del formato que le darás.

-Como les decía, la muestra se llamará “LEER” y será una revisión selectiva de mis cuentos favoritos de distintos autores que han sido relevantes en mi biografía, como Lewis Carrol, Horacio Quiroga y Homero, entre otros. Son piezas de collage en gran formato y están acompañadas por siete performances, cada una de las cuales es una versión de uno de los cuadros-cuentos. Reuniré un grupo de artistas increíbles a los que admiro por diversas razones y que han aceptado acompañarme en este viaje. Son músicos, actores y performancistas, cada uno muy profundo en su trabajo y muy distintos entre sí. Será un ejercicio de creación cruzada muy fértil y de retroalimentación que nuevamente me ha hecho ir hacia la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión.

-Nos contabas que harás un nuevo collage de la envergadura del “Tríptico de Babel”, esa obra de gran formato que fue comisionada por la duodécima Bienal de Artes Mediales de 2016.

-Sí, el “Tríptico de Homero” tendrá proporciones similares al “Tríptico de Babel”, que, como se sabe, tiene las mismas dimensiones de “El jardín de las delicias” de Hieronymus Bosch (220×389 centímetros), aunque en mi obra el panel central y los laterales están separados como obras independientes. El “Tríptico de Babel” hablaba del colapso de la información descontrolada y el “Tríptico de Homero” narra las dificultades del “viaje” como figura alegórica y la fuerza en oposición que implica partir y desencadenarse del pasado.

-El Bosco sin duda está entre tus referencias.

-Parte de mi trabajo hace constantes citas a Hieronymus Bosch, tomando sus temas clásicos como “Las tentaciones de San Antonio”, “La nave de los locos” y, particularmente, he estudiado el formato del tríptico a través de “El jardín de las delicias” como estructura conceptual, soporte narrativo y base de operaciones de mi propio lenguaje.