Lorenzo Zichichi: “Matta trajo el arte latinoamericano a los europeos”

Por Amancay Wessel y Héctor Muñoz /Traducción: Chiara Mambro (Sinopsis Australis)

Lorenzo Zichichi no puede dejar de evocar con humor y hasta cierto pudor el momento en que conoció en toda su magnitud y picardía a Roberto Matta (1911-2002), el artista visual más importante de Chile. Corría 1991-92, a este gestor internacional italiano le correspondía organizar una muestra para conmemorar los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón al nuevo continente y el entonces octogenario pintor nacional sorprendió a todos al presentar un atrevido e irreverente trabajo.

“Hice una gran exposición en el Palacio Ducale en Génova e invité artistas a realizar algo parecido a una carta geográfica luego del descubrimiento. Matta llamó a su obra ‘El cubrimiento de América’ y en ella aparecía Colón decapitado por los indígenas y con una cadena que tenía forma de vagina. Era su mundo surreal. Fue una bellísima experiencia”, recuerda entre risas Zichichi.

En la actualidad, Zichichi es director del Museo de San Salvatore in Lauro de Roma y de la editorial Il Cigno Galileo Galilei, y además desarrolla una intensa actividad internacional que lo ha traído varias veces a las tierras avistadas por Colón. “Trabajé con Matta un par de meses. En aquella época yo conocía poco de Chile y él vivía en Italia, precisamente entre Tarquina y París. Viajé varias veces para visitarlo. Matta trajo el arte latinoamericano a nosotros los europeos”, cuenta este editor de publicaciones de arte, que se resiste a ser llamado curador, aunque ha organizado decenas de exposiciones en diferentes continentes y particularmente en Rusia, donde es miembro honorario de la Academia de Bellas Artes.

“El arte latinoamericano es muy interesante y tiene distintas facetas y expresiones. Hace poco tiempo me encontré con un grupo de artistas centroamericanos muy valiosos y hay otros creadores mexicanos, como Eduardo Terrazas (1936), que encuentro extraordinarios, con un lenguaje artístico nuevo, distinto, muchos colores”, dice Zichichi.

-¿Qué le llama particularmente la atención de Latinoamérica?

-América Latina tiene una relación muy importante con la naturaleza y también con las civilizaciones pasadas, que fueron oprimidas y que después también se fundieron con la nueva civilización. Entonces, a diferencia de un artista de origen europeo, que tiene todos los días la referencia de lo que han hecho sus antepasados, aquí en Latinoamérica es distinto. Acá hay una relación más fantasiosa y más profunda con la naturaleza, con lo que está pasando y también con las civilizaciones pasadas que fueron destruidas.

Imagen siguiente: “El cubrimiento de América”, de Roberto Matta, 1991-92. Aguafuerte-aguatinta en colores treinta y cinco placas de cobre. Gentileza de Il Cigno GG Edizioni, Roma, Italia.

El cubrimiento de América

-Usted seleccionó al chileno Antonio Becerro para que pintara «La Sixtina de los perros» en el Salón de la Pirámides de Sicilia. ¿Por qué realizó esa elección?

-Sí. Un año y tanto atrás, con ocasión de una anterior muestra realizada en el MAC, me topé con las obras de Becerro que estaban instaladas afuera del Museo Nacional de Bellas Artes y me impactó mucho su trabajo. Por eso lo invité a esa convocatoria en Villa Piccolo, donde yo quería juntar las obras de tres representantes de la escena mundial actual de diferentes continentes. Por eso elegí la obra de un siciliano (Alex Caminiti), después sin pensarlo mucho escogí la obra de Antonio Becerro y luego tuve alguna duda en el tercer artista. En un primer momento quería un creador asiático y al final mi elección cayó en un artista africano (el egipcio Fatih Hassan).

-¿Cómo evalúa el conjunto de esa obra en Villa Piccolo?

-En el Salón de las Pirámides se ha logrado un resultado único, ya que los tres artistas se han expresado de manera distinta pero en el mismo escenario y, además, con tiempos distintos. Antonio Becerro desarrolló la obra en un mes más o menos y Alex Caminiti en solo unos días. Se puede decir que la obra de Becerro tiene más narración. Hoy en día en ese lugar se hacen actividades culturales y todas las personas que pasan por ahí han quedado muy impresionadas con las obras.

-¿Qué están buscando los coleccionistas de arte contemporáneo en la actualidad?

-No puedo hablar de todo el mundo, pero sí de Italia y algo de Europa (ríe). En este momento, la atención del mercado del arte está concentrada en artistas de los años 60 y 70 que tuvieron éxito en Italia, que después, en un momento dado, quedaron postergados y que ahora nuevamente han sido valorados, como de Lucio Fontana (1899-1968), quien remeció la escena cuando cortó la tela y escribió que el arte había terminado, aunque después cambió de idea. En particular hay una gran atención del mercado sobre los émulos de Fontana, que fueron Piero Manzoni, Agostino Bonalumi, Enrico Castellani y sobre todo el arte cinético. Estos artistas en este momento gozan de un gran éxito, han subido de manera exponencial. Sin embargo, el arte es un mundo muy fluctuante: algo que se pone muy de moda después pasa y las personas cambian de gustos, de ideas. En mi opinión, el coleccionista tiene que ser bien guiado y también tener un gusto propio, personal, que lo lleve a realizar sus propias elecciones.

-Usted conoce bien Rusia, ¿cómo describiría la situación del arte contemporáneo en ese país?

-Rusia es un país que tuvo un largo período de oscurantismo en el sentido que en la época comunista era muy difícil tener un arte libre, pero se siguió cultivando un interés extraordinario por lo antiguo y hay que admitir que en Rusia el comunismo ayudó a las personas a estudiar lo que era la historia pasada. Por eso, cuando Rusia se abrió de nuevo al mundo tenía toda una clase de estudiantes, profesores y directivos preparados en el arte y la historia, con una fuerte presencia de lo que eran los valores del arte de Occidente. En todo este tiempo, ellos miraron con mucho interés al arte europeo, latinoamericano y africano, atentos de no ser colonizados por el arte angloestadounidense. Este fue un hecho muy importante porque, aunque no nos demos cuenta, hay una continua colonización del mercado angloestadounidense que trata de imponer sus artistas diciendo: “Ustedes han sido nuestro pasado, pero ahora, en el arte contemporáneo, somos nosotros los que sabemos hacer las cosas”. Por ejemplo, yo en Rusia logré hacer una treintena de exposiciones de arte contemporáneo, cuestión que no pude replicar con la misma intensidad en Estados Unidos.

Imagen principal: Antonio Carrillo

Galería fotográfica: Archivo Perrera Arte