Ignacio Ramírez: “Podemos hacer espectáculos de alta calidad para las comunidades”
Fotografías de Víctor Muñoz
En estos días, los esfuerzos de Lírica Disidente están enfocados en la producción del Primer Encuentro Nacional de Ópera Independiente, que realizarán a nivel nacional tras haberse adjudicado un proyecto Fondart, y en su próxima obra, “El hijo pródigo”, una cantata u ópera en un acto de Claude Debussy, que fue presentada al público en 1884 y que esta vez contará con las voces del tenor Francisco Tokusei (Azael), la soprano Sonia Vásquez (Lia) y el barítono Nicolás Suazo (Simeón).
Este último trabajo, que será estrenado en el Centro Experimental Perrera Arte, contará con la música de Colectivo Azul, bajo la batuta de Miguel Ángel Castro, y la dirección artística estará a cargo de Ignacio Ramírez, quien conversa en esta breve entrevista sobre vuelo que trae Lírica Disidente -que además encabezan sus fundadores Camila Giuggiana y Nicolás Vásquez- luego del concierto gratuito al aire libre “Aquí se encajó mi canto”, que junto con festejar los 26 años de vida de la Perrera, marcó el lanzamiento público de esta agrupación que, según propias palabras, postula un arte colectivo y apunta a cambiar el statu quo de la ópera en Chile.
“A mi criterio, el concierto ‘Aquí se encajó mi canto’ fue realizado de manera positiva y se logró el objetivo tanto estético como musical. Parte de nuestro norte en el trabajo que realizamos por gestionar proyectos o espectáculos es que nos enfocamos siempre en la entrega de “experiencias” artístico musicales para los asistentes y espectadores. Realizamos un concierto con una alta calidad artística y profesional, una propuesta escénica acorde a la estética planteada, una iluminación que realzó los momentos musicales, cantantes profesionales con la disposición maravillosa de entregar sus voces a este bello aniversario y un equipo técnico preocupado en todo minuto de que el espectáculo fuera realizado de la mejor manera posible”, señala Ignacio Ramírez. “Con todos los elementos mencionados, sin lugar a dudas puedo decir que la realización del concierto fue de una calidad tremendamente alta”, agrega el bajo.
Imagen principal: Boris Bustos
-¿Se ajustó el concierto a lo que habían pensado previamente?
-Creo que uno nunca termina de sorprenderse de las sensaciones vividas durante un espectáculo hasta después que termina, cuando uno en el descanso post show analiza lo que pasó y baja de esa nube de euforia. A la vez, los artistas somos tremendamente críticos con nuestro trabajo, siempre pensamos en lo que pudo haber sido o en lo que se pudo haber realizado. Si bien es cierto siempre existen altas expectativas antes de la realización de un montaje, el aniversario de la Perrera Arte las superó con creces. La sensación de alegría durante el espectáculo y posterior a él, la motivación constante a la colaboración por el trabajo y el caluroso recibimiento del público, me hace reconocer que fue un gran show, superando por lejos esa expectación que mantenía antes de la presentación.
-¿Algún aprendizaje especial pensando en futuros montajes?
-El principal aprendizaje es sin lugar a dudas el comprender que podemos realizar espectáculos de una tremenda calidad hacia y para las comunidades. El separar y separarnos de la dependencia con las instituciones artísticas de “renombre” es una clara evidencia de que la autogestión es factible. Esta idea nos motiva enormemente a seguir construyendo proyectos con el enfoque de acercarnos a las personas, crear comunidad y entregar experiencias artísticas profesionales para y por las personas. A la vez, la colaboración con el espacio Perrera Arte nos evidencia que estamos junto a un equipo humano de profesionales y colaboradores tremendamente valiosos. El espacio se ajusta perfectamente a nuestros enfoques como organización y el trabajo que realizan hacia la comunidad local es un claro ejemplo de lo que tiene que ser el arte, un puente directo para las personas.
-¿Hay alguna imagen que sintetice lo vivido ese primer domingo de septiembre?
-Muchas. Sin embargo me quedo con la imagen final donde se refleja en nuestros rostros la enorme felicidad que sentimos por la realización del concierto. Se puede ver esa alegría en nosotros, porque en primer lugar fue un gran éxito y, a la vez, porque volvió una esperanza muy callada en este último tiempo, que es el poder volver a los públicos y comunidades entregando momentos artístico-musicales, cuando hace algunos meses eso se veía como algo impensado por el contexto pandemia y la falta de voluntad de las instituciones hegemónicas de las artes. Se pueden hacer espectáculos, se pueden hacer óperas, se pueden hacer conciertos, pero lo más importante es no olvidar el enfoque que deben ser para y por las comunidades, devolviendo el arte a la gente.