La Perrera según el público y los agentes culturales del barrio: informe de mediación
Nota de edición: “Perrera Arte puede ser un puente, un espacio facilitador de encuentros entre vecinos comunes y corrientes, organizaciones barriales y la institucionalidad municipal y estatal”, señala en sus conclusiones la Asociación para la Mediación Artística y Cultural, entidad independiente que en el mes de junio de 2022 condujo dos conversatorios con públicos del Parque de los Reyes y agentes culturales del barrio para medir la percepción, incidencia y perspectivas que los vecinos otorgan a este espacio cultural fundado en 1995. A continuación, transcribimos la sistematización completa de dicho encuentro realizada por los profesionales Gonzalo Bustamante, Omar Cortés y Javier Vargas.
Por Asociación para la Mediación Artística y Cultural
Se desarrolló un proceso de diálogo con las comunidades del barrio donde se sitúa el Centro Experimental Perrera Arte para identificar sus características, intereses, junto a proyecciones de colaboración entre ellas y el centro cultural , a través de una metodología que utilizó símbolos del territorio como detonador de discusiones y consensos grupales.
Con ese propósito se realizaron dos jornadas participativas. La primera convocó a público de Perrera Arte que presenta algún tipo de participación en el barrio, y la segunda invitó a integrantes de organizaciones de la sociedad civil que intervienen en el mismo territorio.
Fundamentando ambas jornadas, se encontraba la necesidad de conocer a los públicos y aliados estratégicos de Perrera Arte, avanzar en establecer estrategias de colaboración y profundizar su participación en el espacio cultural.
Descripción de la actividad
En ambas jornadas se utilizó una adaptación de una metodología llamada “Enjambre”, cuya finalidad es provocar la emergencia de un discurso común en grupos de conversación a partir de imágenes y paradojas.
La metodología facilita un diálogo grupal a través de imágenes impresas y un tablero con un plano cartesiano. Las imágenes eran fotografías tomadas de objetos o situaciones del territorio de Perrera Arte, centro emplazado en un sector del Parque de los Reyes, entre las calles General Bulnes y Esperanza.
El plano presentó en los extremos del eje X los conceptos de “lo que tenemos en común” y “lo que nos hace diversos”, mientras que los extremos del eje Y estaban asociados a los conceptos de “lo privado” y “lo público”. Cada grupo fue situando en el plano las fotografías, discutiendo el significado de cada imagen y cómo se vincula conceptualmente a cada extremo.
Vecinos del Parque de los Reyes
El primer grupo convocado se integró por vecinas y vecinos interesados en las actividades que desarrolla Perrera Arte, quienes desde su uso cotidiano del parque y las zonas comunes del barrio se sumaron a la conversación.
a) Problemáticas y necesidades identificadas
Los participantes manifiestan que la convivencia dentro del parque implica responsabilidades individuales que deben ser abordadas colectivamente, incentivando desde ciertas instituciones (como la Municipalidad de Santiago, centros culturales del territorio y organizaciones barriales) la organización social en el parque para generar soluciones comunes.
Una primera problemática advertida es la falta de incentivo de cuidado del parque y la convivencia barrial. Una asistente comenta: “El cuidado es colectivo, pero se requiere incentivo al cuidado desde la institucionalidad”. Lo anterior lo expresan a través de la denuncia de mascotas sueltas que dificultan el libre movimiento y tránsito dentro del parque, cúmulos de basura en diferentes puntos del parque, como sucede en toda la ladera que da hacia el río Mapocho y en las zonas matorrales del centro del parque. En tanto, también cuestiona los bajos niveles de compromiso social por parte de vecinas y vecinos en la mantención y cuidado de los espacios comunes.
Otra problemática señalada es la desarticulación entre instituciones privadas y públicas en la comuna. Un participante apunta: “Hay caos e incomodidad en todos cuando lo privado invade lo público de manera no organizada, o bien, cuando lo hace sin ser aprobado de manera democrática por la comunidad y la gente”.
Por una parte, se da cuenta del abandono de la institucionalidad pública ante el avance de intereses privados. Las ferias implican desafíos para la convivencia que no son atendidos por la institucionalidad. Por ejemplo, el parque carece de baños públicos o una regulación de las ventas que en él ocurren. Esa sensación de abandono a expensas del goce privado de algunos pocos se refuerza con el deterioro del parque ante falta de mantención y a la invisibilización del valor cultural del espacio común. Debido a la ubicación del parque, entre distintas comunas, y su significativa población flotante, la responsabilidad de cuidado de ese espacio recae en varios actores. La sensación de abandono contrasta con el vecino Parque de la Familia, enrejado y resguardado por Parquemet, que aparece como otro modelo de uso de un espacio público.
Una tercera problemática identificada es la desarticulación de la red de organizaciones sociales en pos de la solución de problemas. Los participantes desconocen la existencia de los canales de comunicación entre las organizaciones vecinales que permitan la gestión y coordinación de actividades comunitarias con o sin financiamiento municipal. Lo mismo ocurre con los canales de comunicación o acceso a redes con otros vecinos y organizaciones de la sociedad civil que operan en el territorio.
b) Intereses o vías de solución
El grupo abordó inquietudes o intereses que los convocaban a la acción y a elaborar propuestas concretas.
Un primer interés mencionado fue el promover el cuidado del parque y la convivencia. Se propuso delimitar el espacio de las mascotas a través de caniles, recuperar zonas ocupadas como basurales y construir una orgánica comunitaria en torno al cuidado del parque, asesorada o vinculada tanto con instituciones privadas (centros culturales y sociales del territorio) como con instituciones públicas (Municipalidad de Santiago).
Otra intención grupal fue articular la relación entre instituciones privadas y públicas para revertir la sensación de abandono. Con dicha articulación esperarían mejorar la infraestructura del parque y las oportunidades de emprendimiento y de gestión y producción de actividades culturales. Tras la propuesta yace una esperanza en la acción colectiva organizada como fuente de beneficios colectivos y de empoderamiento que se apropia de los recursos dispuestos por la institucionalidad pública.
Un tercer interés es el fortalecimiento de las redes vecinales y de las organizaciones sociales. Buscarán propiciar espacios de reunión, reflexión y diálogo entre vecinos, actores representantes del territorio, organizaciones e instituciones privadas. Hay una inquietud no solo por generar instancias de encuentro sino también oportunidades laborales (ferias de emprendimiento). En ese diseño el municipio es percibido como un aliado potencial que podría aprobar y financiar actividades comunitarias. Lograr ese interés requiere transparentar las redes existentes.
c) Perrera Arte: líneas de acción
El grupo habló sobre Perrera Arte como un espacio con el potencial de acoger las inquietudes de bienestar colectivo.
Desde la perspectiva de los participantes, la Perrera es un lugar que actualmente opera desde lo privado, pues a pesar de estar inserta dentro del espacio público, sus actividades son desconocidas por algunos y percibidas como herméticas. Sin determinar como problemática la escasa cantidad de actividades sino la baja incidencia que genera como efecto dicho comportamiento, el espacio pierde parte de su potencialidad como lugar de representación, reflexión y acción para la comunidad. En este sentido, las personas comparten que el centro cultural puede y debe ser un espacio que facilite la acción colectiva en torno a ciertos problemas identificados.
Perrera Arte puede ser un lugar de puente entre actores y organizaciones privadas, siendo un lugar para la alianza y diálogo entre vecinos, organizaciones barriales, centros culturales, fundaciones y otros tipos de instituciones privadas que operen en el territorio respecto a las temáticas previamente abordadas. Una participante indica: “Para potenciar lo público hay que unir fuerzas desde lo privado, armando también alianzas entre todas las partes porque eso llega mejor a las comunidades”. Aquí emerge una noción de lo público, como ese espacio de encuentro y articulación de intereses.
Con el objetivo de fortalecer a las comunidades, haciéndoles construir discursos comunes desde la diversidad y generando instancias para la cohesión social dentro del territorio, las actividades comunitarias tendrían el rol de ser oportunidades para el aprendizaje y reflexión transformadora desde las prácticas artísticas. Las acciones, que pueden estar localizadas en la Perrera, también deben sostener comunicación con otras instituciones y organizaciones comunitarias, realizando mediación artística con adultez mayor, infancias y juventudes. De esta manera se podrían problematizar y abordar soluciones habitando este centro cultural como centro comunitario y de exploración artística.
Agentes culturales del barrio
La segunda jornada convocó a agentes de organizaciones comunitarias con trabajo en el barrio y a representantes territoriales del municipio de Santiago.
a) Problemáticas y necesidades identificadas
Un primer problema identificado fueron las deficiencias institucionales para canalizar la participación barrial y la ejecución de soluciones a las necesidades comunes. Cuestionaron cierta verticalidad en la toma de decisiones en el territorio, lo que se traduce en el poco control que las comunidades tienen sobre él, sobre todo en temas sanitarios, de convivencia y de medioambiente en el parque. Problematizaron la inexistencia de instancias e instrumentos investigativos y participativos para evaluar el impacto que tienen las actividades que se realizan dentro del parque, incluyendo ferias, juegos inflables y ventas ambulantes.
Un segundo problema comentado fue la pérdida del sentido de pertenencia y de comunidad en el territorio, causado por la inexistencia de espacios para el diálogo y reflexión entre organizaciones, instituciones y vecinos. También influye en la problemática, las reducidas instancias o actividades para el arte público en el territorio. Estas se identifican como escasas en Perrera Arte y en otras instituciones que trabajan en temas de identidad cultural o territorial desde las artes en el espacio público.
La pérdida de un sentido de pertenencia y comunidad estaría además fomentada por una tendencia al trabajo atomizado de las organizaciones sociales que cohabitan el barrio.
Una tercera problemática advertida es la desconfianza de las comunidades y de organizaciones sociales en la institucionalidad. En los grupos emergen críticas a “lo institucional” como elemento portador de egoísmos y burocracias que obstaculizan la organización descentralizada. Además, existirían diferencias de intereses y criterios entre instituciones privadas y públicas a la hora de intervenir comunidades.
Un cuarto problema identificado por el grupo son las relaciones históricamente quebradas entre la gobernanza municipal y Perrera Arte que lleva a la autogestión como estrategia ante el abandono institucional. Una integrante indicó: “Nunca habíamos estado en esta situación en la que había un diálogo abierto, más bien siempre hemos sido un vecino incómodo.
Siempre está esa incertidumbre constante por la polémica, decisión o cambio en el municipio que nos dará un coletazo”.
Algunos participantes observan en el municipio una política top-down en materia cultural, que asume al barrio como audiencia sin mediación, dándole un rol de pasividad y consumo cultural a las comunidades. Ubicar al barrio como audiencia invisibiliza el arte, sus creadores y la identidad cultural que se produce dentro del mismo barrio.
También dieron cuenta de la inestabilidad de los proyectos culturales al depender de las orientaciones políticas del gobierno comunal de turno.
b) Intereses o vías de solución
Entre las inquietudes o intereses planteados por el grupo, se identificó la intención de problematizar, concientizar e identificar necesidades que obstruyen la realidad del territorio.
Facilitar espacios para reflexionar sobre la verticalidad en la toma de decisiones en el territorio y en ellos abrir instancias para organizar a miembros de la comunidad para controlar parte de lo que sucede en términos medioambientales, sanitarios y otros aspectos de la convivencia. En estos espacios se plantea responsabilizar a los habitantes del territorio y usuarios del parque.
En esa misma línea les gustaría plantear instancias participativas en el barrio para determinar intereses, necesidades y recursos. Dichos espacios abren y orientan acciones transformadoras. Junto a estas acciones, deben seguirse procesos de evaluación sobre los impactos que tienen las actividades que se realizan en el territorio. En el trasfondo, se busca que Perrera Arte empodere a sus vecinas y vecinos.
Asimismo, proponen establecer mesas de trabajo con sindicatos, representantes vecinales o barriales y organizaciones de diferentes rubros que operan dentro del territorio para presentar problemas al municipio y resolverlos desde las herramientas ya existentes (OMIL, Dideco y proyectos, políticas públicas, programas sociales puntuales).
Por último, agregan la necesidad generar instancias de diálogo entre organizaciones e instituciones privadas, que no solo trabajan en temas de cultura y patrimonio, para levantar acciones desde diferentes aspectos cotidianos. De esta manera, las temáticas y los aspectos a trabajar delimitados por la comunidad diversifican sus posibilidades de acción.
Otro interés manifestado es trabajar en la recuperación del sentido de pertenencia y de comunidad en el territorio. Para alcanzar ese horizonte, proponen hacer del parque y el centro cultural Perrera Arte un espacio para la reflexión, diálogo y diseño de acciones colectivas en pos de la transformación social del territorio.
Para ello sería necesario diseñar instancias o actividades abiertas a la comunidad de creación artística en el espacio público. Proponen generar en dichas actividades artísticas acciones de mediación que cuestionen la identidad de la comunidad y produzcan nuevos significados en torno a la historia común, la memoria, la relación con el paisaje, la diversidad social, entre otros.
Un tercer interés del grupo fue fortalecer los vínculos entre comunidades, organizaciones sociales e instituciones privadas y públicas del barrio. Lo anterior lo traducen en, primero, facilitar espacios de consulta, diálogo y mediación entre vecinos y las administraciones municipales.
Luego señalan necesario identificar a las organizaciones locales para abrir canales comunicativos tanto entre ellas como entre la comunidad y las instituciones. Proponen utilizar actividades de arte comunitario o participativo para entablar los puentes entre actores sociales.
Finalmente, para fortalecer los lazos sostienen necesario aumentar la cantidad de actividades mancomunadas entre diversas organizaciones.
Un último interés manifestado es la conservación de la autogestión como forma de coordinación que resguarda la autonomía de los colectivos, pero en alianza de colaboración con la institucionalidad municipal y estatal.
c) Perrera Arte: líneas de acción
El grupo se refirió a Perrera Arte como un espacio privado que se abre hacia lo público, por lo que debe protegerse de dejarse patentar, opacar o poseer por municipios u otras instituciones privadas y públicas que obstruyan su relación con la comunidad. Señalan que la Perrera debe tener en cuenta que lo público es un espacio en disputa, pues siempre hay diversidades y tensiones por la disposición que se toma de lo público. Por ejemplo, los esfuerzos por inyectar lógicas mercantiles versus las mociones por transformar la comunidad por parte de las instituciones.
Perrera Arte es un espacio que políticamente opera bajo la autogestión, no como un espacio controlable por las autoridades, sin embargo, debe mantener la institucionalidad como un aliado para realizar transformaciones sociales. Contar con el apoyo institucional puede fortalecer la incidencia de Perrera Arte en la comunidad.
Agregan que a través de un “arte público”, Perrera Arte puede generar vínculos comunitarios. Para ello, por una parte, se debe visibilizar y relevar el trabajo de artistas que crean desde el barrio y su vida cotidiana. Se requiere también de una mediación que invite a una participación activa de las vecinas y los vecinos en torno a las obras o creaciones expuestas. Ese trabajo podría potenciarse con un trabajo de cooperación junto a compañías de teatro, centros culturales, casas-taller del territorio y escuelas populares.
Se desprende de la propuesta anterior una redefinición de Perrera Arte como espacio de rearticulación del tejido social mediante acciones artísticas y culturales que inviten a producir ideas, dialogar, generar trabajo y facilitar el acceso al quehacer artístico.
Para alcanzar dicho ideal de organización los participantes sostienen que Perrera Arte deberá mantenerse en movimiento, evitando reproducir hermetismos y estancamientos, abriéndose a ser un espacio para lo público. Las personas del territorio deben contar con la presencia y apertura del centro cultural en los procesos sociales que cursen. En las expectativas puestas en la Perrera se proyecta un ideal de vida comunitaria que podría ser exigido también a otros centros culturales. Su ubicación e historia lo vuelven un candidato natural para recibir esas aspiraciones, no obstante, los participantes aclaran no percibir que Perrera Arte actualmente cumpla ese rol.
Conclusiones
En un esfuerzo de síntesis, es posible identificar en ambos grupos una reflexión crítica respecto a la calidad de la vida comunitaria en el barrio en que Perrera Arte reside. En ambas jornadas emergió la percepción de una falta de acciones colectivas que aborden las problemáticas comunes. En el público, esa inquietud toma forma de necesidades concretas de limpieza, mantención y uso del parque o de generación de oportunidades laborales para sus propios emprendimientos. En la conversación de actores de organizaciones sociales e institucionales, la problemática fue abordada como una ausencia de vínculos entre sus organizaciones. Con distintos grados de expectativa, tendió a ser consenso la necesidad de generar acciones que construyeran los lazos comunitarios. En esa labor, Perrera Arte es mencionada como una de las encomendadas a trazar esos puentes, volviéndose en un espacio facilitador de encuentros entre vecinos comunes y corrientes, organizaciones barriales y la institucionalidad municipal y estatal.
Lo anterior, junto a la reiteración del valor patrimonial y cultural del barrio, se puede interpretar como el anhelo de construir un “nosotros” que otorgue pertenencia y reconocimiento a los integrantes de una eventual red comunitaria. En las conversaciones, se insiste en valorar objetos y prácticas que existen o existieron en el barrio, para volverlas símbolos de una identidad común. En ese gesto, se puede interpretar un intento de juntarse, de volverse parecidos entre sí, para desde ese pegamento social, sostener una convivencia.
En esa búsqueda, lo privado es interpelado. No en su legítimo y necesario uso para la obtención de los recursos necesarios para sostener la vida, sino en el uso diferenciador y marginador. Se cuestiona el uso de lo privado para diferenciar entre un adentro y afuera, o un nosotros y los otros. Perrera Arte sería cuestionada desde ese dilema, al ser reconocida por algunos participantes como un espacio hermético, del que se desconoce sus accesos y calendarios de actividades. Los grupos de conversación insisten en la necesidad de un espacio de encuentro que entrelace la comunidad deseada.
Por lo mismo, tampoco esperan que una institucionalidad municipal o estatal se apodere del espacio o que lo haga dependiente de sus vaivenes políticos. Lo institucional deberá colaborar respetando la autonomía de lo colectivo.
Ahora bien, la autogestión defendida como expresión de autonomía, puede resultar insuficiente. La autogestión tiende a relacionarse a un modo de financiamiento independiente. No obstante, las formas de organización interna pueden carecer de criterios autonomistas. Por ejemplo, pueden asumir orgánicas jerárquicas, o bien proponer una relación asimétrica entre comunidades, públicos, artistas y gestores.
Finalmente, es interesante el lugar asignado al arte en el anhelo de la comunidad. Lo artístico aparece como una experiencia con el potencial de entrelazar. Los participantes insisten en que se requiere dialogar a propósito del arte. Es decir, proponen necesario volver una experiencia colectiva la visita a la exposición, la participación de un taller, la expectación de un concierto, entre otros.
Esa dimensión colectiva del arte no solo permitiría crear comunidades, sino también le devuelve al arte y sus actores una pertenencia, un sentido. En otras palabras, hace del arte una experiencia significativa para sus públicos, autores y gestores. La devuelve a un origen social, como fenómeno inventado por la humanidad en y para su convivencia. Así, Perrera Arte podrá leerse como el lugar en que el perraje reunido inventa sus propios símbolos y formas de relatar y hacer un “nosotros”.