La Perrera cerró su gira por Europa en la plataforma global Union de Copenhague

Por Josefina Márquez

La intención era hablar sobre otras cosas, de la producción independiente de arte, por ejemplo, pero la rebelión ciudadana ocurrida en las dos últimas semanas en Chile cambió necesariamente el eje de la conversación. “Los daneses, al igual que el resto de los europeos, están muy preocupados por lo que sucede en Santiago y todo el país, por las protestas callejeras, por la represión policial y militar, por la violación de los derechos humanos y lo que viene a futuro. Así que, desde nuestra modesta perspectiva, tratamos de explicarles lo que acontece”, cuenta el artista visual Antonio Becerro, quien, junto a la periodista y productora Amancay Wessel Hofer, cerró en Dinamarca la gira del Centro Experimental Perrera Arte por diversos países de Europa.

Dos sillones de color púrpura, una alfombra en el tono y una pantalla ubicada en el centro de un pequeño escenario fueron los elementos dispuestos en la sala de conferencias de Union, un espacio que funciona desde 1993 en Copenhague, pero que recién ahora, en marzo de 2019, fue nombrado como Centro Cultural Mundial, donde más de 20 organizaciones de diversa índole -como One Life Foundation, Marronage, Pluralisterne, Alice, MoonLeaks, Aiesec- confluyen en una plataforma experimental que ofrece una visión internacional a través de experiencias tensadas por la cultura y el conocimiento. “En Union creemos que es más hermoso mezclar que dividir. Sostenemos que la belleza y la fertilidad están en la complejidad”, se puede leer en el manifiesto de presentación de este espacio que privilegia los proyectos de colaboración iniciados por los ciudadanos con un enfoque intercultural.

-Antonio, ¿cómo evaluarías tu exposición en Copenhague?

-Había muchas expectativas por nuestra presentación. A los miembros de Union les llamó mucho la atención la procedencia del edificio de la Perrera y nuestra capacidad de resistir tanto tiempo con recursos propios. Les dimos las razones de nuestro modelo de autogestión, pero a ellos les costaba digerir que el Estado no se involucrara y potenciara este tipo de iniciativas autónomas. Para ellos es natural que, desde el Estado, se fomente el espíritu crítico de las personas.

-¿Qué fue lo más les interesó del proyecto Perrera Arte?

-Les pareció destacable que, siendo un centro de arte contemporáneo y de resistencia, tuviera una llegada con la comunidad y que se apuntara a mejorar la vida de barrio a través de permanentes y complejos mecanismos de interacción con los vecinos, con el municipio, con los dispositivos de seguridad y con otras organizaciones sociales y culturales. También preguntaron por nuestra forma de financiamiento y la vieron como una estrategia inteligente de supervivencia colectiva para mantener un espacio de arte durante tanto tiempo en un sistema violento, brutal, económicamente hablando.

-Me contabas que inevitablemente se terminó hablando de la actual crisis social en Chile.

-Sí, eso fue ocurriendo a lo largo de toda la gira, pasó igual en Francia, en Rumania y en la asamblea anual de Trans Europe Halles, que es la cumbre de las organizaciones culturales independientes de Europa, donde fuimos los únicos latinoamericanos invitados. La imagen de los militares en las calles fue muy fuerte acá. Nos preguntaban cuánto pensábamos que iba a durar todo esto; por qué la ciudadanía tardó tanto tiempo, 30 años, en reaccionar ante un modelo que considera injusto, qué papel tendría la cultura en este nuevo momento o cómo reaccionaría el mundo del arte frente a las obras espontáneas que nacen en la calle.

-¿Y qué señalaron ustedes?

-Intentamos responder a esas inquietudes con el aprendizaje logrado en estos últimos años, yo diría que desde las manifestaciones estudiantiles de 2006 en adelante, haciendo ver que, si bien siempre surge el imaginario más clásico de la cultura política y contestataria, no se debe olvidar que se trata también de una nueva generación que está manifestándose y haciendo ver su descontento, una generación muchísimo más joven, con otras influencias ideológicas, con mayor cultura urbana y nuevos soportes tecnológicos a su disposición, los que le otorgan distinta velocidad a sus prácticas y acciones colectivas. No es más lo que podíamos decir, hemos mirado desde lejos de este proceso y también estamos ansiosos por constatar lo ocurrido.