Kevin Magne: “Hoy día la colectividad no es solo una rebeldía, sino un peligro”

Por Héctor Muñoz

Parece un contrasentido por tratarse de una cita que gira precisamente en torno al cuerpo y sus cercanías, pero las circunstancias pandémicas conocidas obligaron a barajar de una manera distinta el naipe. La tercera versión de Aullidos, el encuentro de arte experimental en torno al flamenco, tendrá lugar los días sábado 3, sábado 10 y domingo 11 de octubre de 2020, y la gran novedad es que, por primera vez en su corta pero intensa historia, no se realizará en contacto estrecho y vibrante con el público, sino que a través de los medios digitales, que también tienen lo suyo.

Así lo advierte el bailarín y performer Kevin Magne -uno de los tres directores del proyecto, junto a las bailaoras Constanza Mardones y Claudia Sanhueza-, quien sostiene que las asfixiantes condiciones que impone la crisis sanitaria pueden y deber ser también otro factor de la experimentación, un lenguaje no considerado, que hace más desafiante estas jornadas que tendrán, una vez más, como maestranza de producción el Centro Experimental Perrera Arte desde donde emergerá, vía streaming, la fuerza nueva y tradicional del flamenco, del “flamenco sudaca”, como dice el entrevistado.

-¿Por qué optaron finalmente por el formato vía streaming de relación con la audiencia?

-La versión streaming se decidió debido al contexto de crisis sanitaria que nos oprime y nos ha vuelto un nuevo cuerpo, un cuerpo distante, un cuerpo virtual y un cuerpo con nuevas poéticas. En ese marco las audiencias y los artistas son el cuerpo de Aullidos 2020, ambos tamizados por la pantalla y la red virtual, desde donde se va a generar un nuevo despertar, propio de todo este tiempo que deseamos llamarle «una profunda inspiración».

-¿Qué dificultades extras y proyecciones supone esta elección?

-Las dificultades son que el encuentro no se va a presenciar cuerpo a cuerpo, carne a carne. El olfato y transpiración, la temperatura, la sensación estará mediada por la pantalla y la transmisión. No sentiremos de la misma manera, pero apostamos por una nueva experiencia, experimental en su amplia gama de posibilidades. Las y los artistas convocados tienen ese desafío: pensar sus propuestas desde lo audiovisual también. Las proyecciones son altas, queremos ser vistos por espacios internacionales, que Aullidos se conozca en diversos territorios; esperamos incluso que se pueda ver en el lejano territorio andaluz del flamenco que conocemos, que se enteren de que hay un flamenco sudaca, sud-acá, en palabras de Laura Milano. Un flamenco de estos territorios que han vivido siglos de violencia y opresión. Queremos mostrar que nuestros cuerpos hablan y aúllan con la potencia del flamenco de manera expansiva.

-En tu video de promoción indicas que hay “un arte propio de Aullidos”, ¿cuáles serían las claves de producción y lectura de esa identidad?

-Es un arte que se produce desde los límites, incluso fuera de ellos, los cuales entran en Aullidos justamente por la posibilidad de correr el cerco de lo conocido, lo tradicional y lo normal, en Aullidos vamos por la identidad experimental, por la prueba y el error, principalmente por esa sombra que se vuelve una luz.

-El cuerpo ha sido sometido a una tensión individual y colectiva nunca antes vista en nuestra historia reciente debido a la pandemia. ¿Cómo crees que leerán los artistas de Aullidos ese pie forzado?

-La colectividad siempre ha sido una tensionante a los poderes hegemónicos, y ahora es absolutamente patente esa materialidad. Hoy día la colectividad no es solo una rebeldía, sino un peligro. Eso es maravilloso, es insurrecto y disruptivo. Esperamos que las y los artistas sientan eso, porque trabajarán individual y colectivamente, siempre dependiendo de las propuestas. El flamenco es colectivo, el arte es un contagio, Aullidos es una pandemia; no hay evasión a la colectividad, hay evasión al individualismo neoliberal que nos seca las potencias. En Aullidos siempre nos enfrentamos experimentalmente a la potencia del cuerpo en su contacto con otros, a eso vamos.

Fotografía: Lorna Remmele