Joakim Rodríguez: «La Convención de Circo demuestra que la autogestión existe»

Antonio Becerro

Artista visual, taxidermista.

Antonio Becerro

Artista visual, taxidermista.

Joakim Rodríguez es técnico de montaje en altura, forma parte del proyecto musical Sitio Eriazo y tiene una compañía de circo llamada Los Nadie. Antes de esto, “por inquietud y otras necesidades”, formó parte de varias bandas, compañías de teatro y mimo corporal dramático, performance, okupas y centros culturales, pero, a los 30 años, reconoce que nada le demanda más energía física y emocional que la Convención Chilena de Circo y Arte Callejero, en la que participa desde 2009 y que hace unas semanas acaba de celebrar su decimoctava versión en Isla de Maipo.

-¿Cuál es tu función en la convención?

-Comencé como tallerista de tela aérea y creando unos espectáculos de media duración en la noche de fuego, posteriormente he presentado trabajos personales de circo y, en 2013, comencé a trabajar como técnico de montaje. Año tras año, también me he involucrado más en la organización buscando renovar el formato dentro del área técnica. Este año, junto a Josefina Cifuentes, encargada de iluminación, y Juan Pablo Reyes, encargado carpero, realizamos una instancia formativa informal gratuita para quienes quisieran trabajar como técnicos en la convención, donde se buscaba aunar lenguajes entre técnicos de iluminación, montaje en altura, estructuras y carpas. Así, a la vez, sumamos más gente a nuestro equipo de trabajo.

-¿Qué tal la recepción del público y los asistentes?

-Es difícil de evaluar. Yo diría que es positiva para quienes asisten y trabajamos en la convención, ya que para nosotros es un espacio de reunión, donde podemos compartir y absorber conocimiento, ver en qué están las otras compañías, encontrarnos con amigos de otras regiones y países, crear lazos y generar un impacto positivo en las nuevas generaciones de circo. También hay personas que están en contra de la organización del evento, ya que se suele pensar que éste nos genera dinero o que existen otros intereses de por medio. En mi experiencia personal dentro del equipo de trabajo técnico y de organización, todos los años mis cifras son negativas si de dinero estamos hablando, pero esta nunca ha sido mi finalidad al trabajar en la convención. De hecho, este es el evento más exigente física y mentalmente de todos los que trabajo, pero sin duda el que más me satisface cuando veo los resultados. En parte también es una deuda pendiente a pagar con todas las personas que me apoyaron y entrenaron de forma desinteresada cuando me inicie en el circo.

-¿La convención es un laboratorio de artes circenses o un espectáculo?

-Me parece que la convención es diferente para cada participante, ya que existen instancias tanto formativas como de creación, además de ser un gran punto de encuentro y discusión. Para mí en particular es protesta y transformación social, un momento donde podemos demostrar con acciones que la autogestión existe, que una organización no depende de su beneficio personal para que funcione correctamente, que no necesitamos guardias de seguridad ni policías cuando los participantes saben el esfuerzo y cariño que hay en esto. A veces me encuentro con los partidos de fútbol en el Estadio Nacional, que está muy cerca de mi casa, y no puedo evitar pensar en el fenómeno de masas estúpidas, donde necesitan grandes cantidades de recursos monetarios tanto para realizarlos como para reprimir a quienes lo financian pagando la entrada. Me parece enfermo.

-¿Cuentan con algún tipo de financiamiento estatal o privado?

-No, la convención es financiada con la venta de entradas a los participantes y agrupaciones, es un evento privado. Esto hace que, como organización, dependamos directamente de los participantes. Por lo que creo que, si nosotros como organizadores seguimos trabajando para cada año mejorar la convención, los participantes seguirán haciendo posible que esto exista.

-¿Qué rescatas de la gestión y producción de este encuentro?

-La calidad humana de la organización y de quienes participan. Hay una visión superficial de la convención, que sería el evento como tal, pero además para muchos de nosotros es y será una escuela y un modelo de organización no lucrativa y funcional.

-¿Cuál es el modelo de gestión y por qué crees que se sostiene en el tiempo?

-El modelo es la autogestión llevada a una mayor escala que las anteriores organizaciones de las que he participado, como las okupas, por ejemplo. Si bien se utiliza dinero para pagar arriendos, traslados, etcétera, gran parte de los aparatos de circo (telas, trapecios, liras, mastros), estructuras, colchonetas, recursos humanos e incluso carpas son prestados o conseguidos por trueque. Tenemos el apoyo de algunas empresas amigas de arriendo de iluminación y sonido que nos hacen un precio más asequible. Esto hace que no se transforme en una fiesta electrónica o Lollapalooza del circo. Al no existir sueldos, no existen los márgenes de donde se acaba mi trabajo o en qué horario termino la faena. Solo responsabilidades que cumplir y las ganas de ayudar al otro equipo cuando uno está libre. Esto hace que la convención se continúe haciendo sin mayores inconvenientes y la vez genera de forma natural la deserción de quienes buscan otras retribuciones.

-¿A qué se debe su éxito como experiencia artística circense?

-Las convenciones son eventos que realizan las agrupaciones circenses en muchos países, de hecho en Chile varias regiones hacen sus convenciones y una de las mejor organizadas a mi parecer es la de Temuco, con quienes tenemos un apoyo mutuo todos los años. A la vez hay fuertes lazos con Valparaíso y Punta Arenas. No es raro que la convención hecha en la Región Metropolitana tenga éxito, ya que entre quienes practicamos y vivimos circo existe un fuerte lazo. El reto está en acercar esta vivencia a otros públicos, por esto parte de la organización de Circo Chile también gestiona un festival llamado Charivari, que apunta a un público que no está enterado de la existencia del circo como tribu urbana y arte escénico.

-En el mundo de mercado desregulado de hoy para muchos la autogestión es sinónimo de mala calidad e improvisación. ¿Crees que la iniciativa de ustedes perdurará en el tiempo?

-Espero que perdure, al menos mientras participe de ella me esforzaré para que esto suceda. Depende de muchos factores que así sea, pero confió en que mis compañeros ponen todos sus esfuerzos para sacar adelante esta convención y mantener su espíritu. Contamos con un gran equipo humano y unas cuantas personas que llevan las 18 convenciones a sus espaldas, sin desanimarse y estando dispuestos a sacar esto adelante cuantas veces sea necesario.

-La pregunta anterior surge de la impresión de que la cultura chilena se inclinó por la industria cultural.

-Tristemente, cada vez más la cultura es sinónimo de consumo e industria, pero no por eso nos vamos a desanimar. También con esto estamos educando audiencia, es un evento donde asisten aproximadamente mil personas y, a simple vista, yo diría que las edades fluctúan mayoritariamente entre los 16 y 40 años. Si a esto sumamos que cada año se integran nuevas personas al equipo de trabajo y organización, me gusta pensar de forma más optimista que esto va creciendo. Un domingo en la noche un compañero técnico de forma muy certera me dijo algo así como “no por no llegar al objetivo vamos a dejar de ir hacia él con las mismas fuerzas”.

Fotografías: Amanda Torres, D. Rojas, Dany García, Ignacio Ortiz, Matías Gentillon