Los desafíos culturales de Independencia y Recoleta al otro lado del río Mapocho
Por Tamara Villagra
Son comunas vecinas, colindantes y están muy cerca del centro de Santiago. Sin embargo, su localización al otro lado del río les otorga un sello propio no del todo conocido por el resto de los habitantes de la capital. Para saber, llegar o salir de Recoleta e Independencia hay que cruzar el Mapocho y eso tratamos de hacer para este artículo que apunta a revisar el estado del arte desde la perspectiva de quienes tienen la responsabilidad pública de impulsar la cultura en lo que fuera la Chimba, zona de comercio e iglesias, de cementerios y barrios apacibles, zona también de nuevos poblamientos bajo la tensión inmobiliaria.
Para Isidora Moulian, directora de la Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia, el hecho de no tener un lugar físico donde funcionar en la comuna no ha sido impedimento para su trabajo. “Nosotros somos corporación, no departamento de cultura, lo que significa que tenemos una gestión autónoma del municipio. La Municipalidad tiene muy poca infraestructura para su funcionamiento y esto también afecta a la Corporación, siendo ésta una organización asociada. Por ahora trabajamos en la Biblioteca Pública de Independencia, donde programamos algunas actividades, pero nuestro campo de acción es el espacio público, la calle, las plazas, juntas de vecinos o espacios patrimoniales, como iglesias. Además firmamos un convenio de colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, lo que implica que podemos utilizar algunos de sus espacios, como el aula magna”, cuenta la actriz, conocida por sus trabajos con Mauricio Celedón y Andrés Pérez.
-Pero igual suena extraño que no tengan un lugar donde funcionar.
-Estamos en la búsqueda de un espacio para generar un proyecto de centro cultural que logre resolver la demanda de la comunidad, pero no ha sido fácil, por lo que creo que será un proyecto a largo plazo.
Distinta es la situación de la Corporación Cultural de Recoleta, que cuenta con un moderno edificio de 1.500 metros cuadrados, que fue inaugurado en 2009, tuvo un costo de 500 millones de pesos de aquella época y que se emplaza en pleno corazón de la comuna, en la calle Inocencia 2711, donde históricamente estaba la casa patronal de la Quinta Bella, el fundo del político y empresario José Tomás Urmeneta, dueño de la Compañía de Gas, candidato a la presidencia de la República y primer superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, entre otras cosas.
Para Paula Moraga, subdirectora de la Corporación, las dificultades del trabajo cultural en Recoleta han sido condicionadas por dos cosas, el abandono que encontraron en esta área cuando hace cuatro años asumió la actual administración del alcalde Daniel Jadue y los problemas territoriales. “Cuando tú llegas a un contexto donde hay descuido y poca dedicación al trabajo con la cultura y la comunidad en general, levantar cualquier cosa requiere muchos recursos y esos recursos son dinero y personas. Nuestra visión es que aquí hay que tener un impulso del trabajo de cultura y con un énfasis en el trabajo territorial del alcalde”, señala la bailarina.
El segundo aspecto, la segmentación, es más profundo y complejo. “Son temas estructurales y debemos tener estrategias de difusión para nuestros vecinos. Acá tenemos una realidad, hay conflictos territoriales y tú tienes que lidiar con eso, hay problemas de narcotráfico, de disputa de territorios y de verdad la gente no cruza (a las actividades culturales). La respuesta es positiva, pero hemos debido tener distintas estrategias para incentivar a las personas, porque a veces miramos el teatro y hay 15 espectadores”, dice Paula Moraga.
En ambas comunas se ha realizado un catastro de los artistas y espacios culturales independientes. “Logramos visualizar una gran cantidad de grupos folclóricos, jóvenes músicos y artistas visuales. Recientemente se formó el centro Gabriela Mistral y nuestra idea es poder generar proyectos en conjunto el próximo año. Este lugar trabaja al alero del Liceo Experimental Gabriela Mistral de Independencia y desarrolla actividades culturales para los jóvenes del liceo, como talleres de arte”, cuenta Isidora Moulian.
Gracias al trabajo de un equipo de sociólogas que están investigando en el tema, en Recoleta también se ha levantado la información básica de distintos actores de la cultura: artistas, artesanos, espacios culturales, gente que se dedica a la formación. “Tenemos un mapeo de las acciones culturales del territorio, lo que supone primero visibilizar qué hemos hecho y, en segundo lugar, empezar a generar relaciones más estables con esta diversidad de actores”, dice Paula Moraga, quien destaca el programa de música “Sonidos de Recoleta”, una plataforma que constituye un catastro de la música de la comuna, la cual dispone de servicios de difusión donde cada artista tiene un blog para promover sus trabajos.
Con respecto a la demanda cultural, hay matices en ambas comunas. En Independencia, que es un sector de barrios tradicionales, con un importante porcentaje de adultos mayores (es la tercera comuna más envejecida de la Región Metropolitana detrás de Providencia y Ñuñoa), los habitantes valoran particularmente la preservación de su entorno a escala humana. “Nosotros estamos acompañando una preocupación de los vecinos, que es preservar su calidad de vida y lo apacible del barrio, que fue heredado de generación tras generación, donde las personas se conocen, los niños juegan en la calle y comparten historias de vida en común”, dice Isidora Moulian.
La actriz destaca, en este sentido, “el trabajo que estamos realizando respecto al conocimiento y transmisión del patrimonio local. En particular, el programa hacia los liceos municipales, la publicación del ‘Catastro actual de inmuebles y conjuntos de interés patrimonial de Independencia’ y el trabajo conjunto con la comunidad para promover dos nuevas zonas típicas y la ampliación de la zona Los Castaños”, apunta. La referida población Los Castaños se encuentra en avenida Francia, Maruri y Escanilla, fue declarada zona típica en 1966 y es obra del arquitecto Luciano Kulczewski, quien diseñó un conjunto de casas de estilo individualizado para que fueran habitadas por personal de Carabineros.
En Recoleta se realizan procesos consultivos a través de un plan, denominado Pladeco, a partir del cual se conocen las necesidades de los pobladores y se define cómo se va a desarrollar la comuna. El Pladeco de cultura arrojó resultados interesantes: “Una demanda muy común entre los vecinos era un carnaval de la comuna, y acá existe un carnaval, hay uno de Patronato. Pero ellos quieren un carnaval más ligado a las poblaciones, como fiestas de la primavera, ese tipo de dinámicas. Pero no es llegar y decir: ‘Bueno, señores, vamos a organizar un carnaval’, porque eso implicaría un despliegue de recursos. Si tuviéramos toda la plata, lo hacemos; pero, como no podemos hacer ese despliegue, nuestro trabajo debe ser comunitario, porque además lo queremos así”, dice Paula Moraga.
Las distintas actividades y talleres de formación impulsados por las propias corporaciones culturales han tenido una buena recepción por parte de los vecinos. En Independencia aumentó significativamente la participación y asistencia a convocatorias como el festival “Al otro lado del río”, cuya cuarta versión se realizará en enero próximo en diversos espacios comunales.
En Recoleta se han consolidado varias iniciativas que han trascendido a sus propios límites, como el festival Womad, que ya prepara su tercera versión gratuita los días 17, 18 y 19 de febrero en la Plaza de la Paz, y el encuentro Mil guitarras para Víctor Jara, que ahora enfrenta su quinta versión y que habitualmente se realiza en torno a la fecha del cumpleaños del cantautor, el 28 de septiembre. “Acabamos de realizar la segunda versión de Tracalá, en la que se reflexionaba sobre la relación personal y colectiva que tiene cada persona con la música y, en enero, partiremos con el Festival de Teatro, que esta vez será de artes escénicas porque, si tú haces un catastro de las organizaciones, acá hay innumerables compañías de danza, muchas más que de teatro. Sin embargo, cuando tú pones en cartelera una obra de danza y otra de teatro, en la de danza vas a tener mucho menos público. Entonces, en general, a la danza hay que apoyarla un poco más, por eso tiene que ser o quisimos que fuera un Festival de Artes Escénicas”, concluye Paula Moraga.
Fotografías: Tamara Villagra, Carlos Cares, Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia, Corporación Cultural de Recoleta