Hugo Peña: “El desnudo continúa siendo una transgresión, un acto político”

Por Héctor Muñoz

“No lo sé, no lo recuerdo” es el título de la exposición, la primera de Hugo Peña Aedo, quien lleva más de tres décadas detrás de las cámaras haciendo trabajos corporativos, personales y en colaboración con diversos artistas. En realidad, en un comienzo, la muestra se iba a llamar “Hambriento furiosa”, un nombre que daba cuenta de la energía que había detrás de este proyecto nacido en cesantía, encierro pandémico, miedo colectivo y calles vacías en el centro de Santiago que contrastaban con el entusiasmo que este fotógrafo desplegaba trabajando en la nave principal de Perrera Arte con sus modelos al desnudo, que día a día aumentaban en número.

“El motivo central de este trabajo es una visión hacia el origen y metamorfosis de ese animal primitivo, disfrazado, domesticado, que ante el miedo y la sensación de amenaza ante los cambios puede convertirse rápidamente en un animal atrapado, hambriento, peligroso”, explicaba Hugo Peña en un mail antiguo, de otro tiempo, de un momento duro ya olvidado, que sin embargo quedó registrado en las memorias de sus cámaras y luego fue multiplicado en el procesador. Quizás por eso “No lo sé, no lo recuerdo” es un mejor título para una exhibición que se armó con largas sesiones, centenares de imágenes y acciones leves, casi automáticas, que la tecnología permitió capturar en la misma medida que el cerebro, todos los cerebros involucrados, las iban dejando escapar.

-¿Cuántos modelos participaron en este proyecto, por qué los elegiste y cuál fue el modo de trabajo con ellos?

-Hasta el momento he trabajado con trece modelos. Primero con una modelo de pintura y dibujo de la Universidad de Chile, luego se corrió la voz y, compartiendo algunas fotos con los primeros resultados que iba teniendo, empecé a recibir mensajes de gente interesada en participar, casi todos muy jóvenes y, sobre todo, muy generosos en querer ayudar y entregar literalmente alma y cuerpo en este proyecto. Esa entrega me resultó muy conmovedora y la tratamos con un profundo respeto y cuidado. La instalación y puesta en escena de esta gran liturgia de luz, tiempo y espacio, la acción de mis actores, la música, la fruta y el agua fresca fue uno de los procesos que más disfrutamos. Si a todo esto le sumas el espacio de la Perrera, donde te golpea esa inmensidad monumental del lugar, claro que resulta ser una experiencia sobrecogedora.

-Según tus palabras, este proyecto respondía a “una urgencia personal” por el origen de las formas. ¿Cómo se manifestaba esa urgencia y qué pasa ahora con ella, ya con la obra en la mano?

-Esa urgencia surge internamente como una ansiedad que comienza a generar ideas, o quizás al revés. Durante este proyecto han cobrado vida y forma distintas creaturas que parecieran habitar sus propios mundos. Será interesante ver cómo se relacionan esos mundos con otros espectadores y sensibilidades. El desnudo continúa siendo una transgresión, un acto político, y un paisaje poético al mismo tiempo. En este proceso evolutivo estoy intentando aplicar esta técnica hacia el “Gran retrato de familia”. Veamos cómo una fotografía de personajes, con roles autoasignados y con tiempos y acciones traslapadas, afecta la “realidad” de todos.

-¿Por qué la opción del desnudo?

-Como esta serie se trata de una regresión hacia un hombre primitivo, no me lo imagino vestido. Estar desnudo te devuelve a un estado salvaje y quizás de miedo y fragilidad. Culturalmente el “cuerpo expuesto” ha generado distintas interpretaciones e intenciones, conexiones y reacciones. Socialmente somos arquetipo de belleza, instrumento útil, borde de censura. Sin embargo, el cuerpo y retrato, en su propio misterio y belleza, siempre será la inagotable fuente para la exploración estética del mundo. Este trabajo quisiera proponer otro viaje subjetivo hacia la identidad humana: retrato y cuerpo en esa gran superficie sensible al contagio emocional y en eterna metamorfosis.

-De las variadas técnicas que has utilizado en esta producción, ¿cómo le explicarías brevemente la realización de la foto secuencia a un espectador interesado con nociones básicas de fotografía?

-Hay cuatro procesos principales: sesión de fotos, mezcla de todo, selección de secuencias y llevar esto a una línea de tiempo. Todo resulta así en una especie de diaporama con foto secuencias en formato video, pero que no es video. No sé bien cómo definirlo: ¿Diaporamas con secuencias de fotomontajes o video con foto secuencias? No sé. En general esta técnica se ejecuta capturando sucesivas fotos de partes del cuerpo fijo y en movimiento. Solo se verá lo que resulta al final cuando se mezclan todas las fotos. Después quitas y pones lo que te gusta para crear las secuencias con fotogramas y luego esos fotogramas puestos en una línea de tiempo se convierten en una secuencia para armar un diaporama en video, al que puedes agregarle música, sonidos, etcétera. Espero que no suene tan enredado. Son rutas de trabajo que hay que ir descubriendo, explorando y mejorando, y cada etapa tiene su propio universo posible.

-Si bien este proyecto lo entendiste como un laboratorio científico surrealista, ¿hubo momentos en que te sorprendiera el azar? ¿Qué hiciste en esos casos?

-Lo científico se refiere a los buenos cálculos técnicos en los procesos fotográficos. Lo surrealista es lo que ocurre luego, cuando mezclas todo y comienza a jugar el azar combinado con tus ideas puestas en escena. Es allí donde ocurre la magia: cuando las partes se relacionan y la creatura cobra vida. Es un momento emocionante, eufórico y muy vibrante; siempre me pongo un poco nervioso cuando el engendro comienza a salir de allí. El inicio es caótico e infinito, pero luego se van encontrando las salidas y todo comienza a fluir. Definitivamente el factor del azar es el gran motor de esta técnica; cuando lo trato de organizar mucho y rápidamente se enfrían y se endurecen los procesos. Al dejarlo escapar es cuando vuelven las sorpresas y el vértigo; es más confuso y difícil de organizar. Es un péndulo entre lo figurativo, lo abstracto y el caos.

-Tú tienes un largo recorrido como fotógrafo, pero recién ahora estás debutando en una producción ciento por ciento artística. Cuéntanos cómo se fue fraguando y cómo planteas ahora ese giro.

-Tengo 32 años dedicado a las fotos con trabajos corporativos, personales y en colaboración con otros artistas, pero durante los seis meses de cesantía y confinamientos aproveché para estudiar herramientas de edición y aplicar esos avances en las fotos que realizaba durante algunas noches en bosques y malezas. Allí supe que tenía que aplicar mis descubrimientos a la exploración del cuerpo humano vivo y en movimiento. Toda esta serie de fotos y videos que muestro ahora son las primeras revelaciones de esta técnica que he ido descubriendo y perfeccionando, pero hay mucho que explorar y lo imagino como un lugar fantástico al que quiero ir.

No lo sé, no lo recuerdo

Coordenadas

Qué: Inauguración de la muestra “No lo sé, no lo recuerdo”, fotografías y videos de Hugo Peña

Cuándo: Miércoles 7 de diciembre, a las 19.30 horas. La exposición permanecerá abierta hasta el miércoles 4 de enero de 2023, espacio de tiempo que considera visitas guiadas, sesiones fotográficas y un workshop

Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto

Entrada liberada, estacionamiento interior gratuito.