Gonzalo Donoso: “Para realizar un buen retrato lo ideal es tener tiempo y relajo”
Por Camila Sánchez Andueza
El estudio del arte lo llamó y desde Concepción emigró a Santiago en 1985. En el Instituto de Arte Contemporáneo Gonzalo Donoso descubrió la teoría de la fotografía y el aspecto práctico se fue acrecentando en el hacer. El lenguaje cinematográfico también le atrajo y se detuvo, dejó de buscar, llegó a la Escuela de Fotografía Fotoforum y ahí se quedó. Luego, la actividad profesional lo condujo naturalmente a quien es hoy: un retratista ligado a la música.
-¿Cómo nació tu interés por la fotografía?
-En mi casa siempre hubo cámara fotográfica, mis papás sacaban fotos los fines de semana, en las vacaciones, y de repente me prestaban la cámara. A mí me fue gustando cada vez más al punto que, cuando tenía diez u once años, pedí que me regalaran una cámara fotográfica formato 110 milímetros. Creo que era una Kodak. Después le pedí a mi papá que me regalara una ampliadora, montamos un cuarto oscuro y empecé a revelar fotos en la casa. Me metía al laboratorio a revelar y hacer las ampliaciones de las mismas fotos que yo tomaba estando en el colegio.
-Tú te mueves en el retrato, juegas con el rostro y las expresiones, ¿por qué?
-Yo no elegí dedicarme a eso, sino que fue un proceso natural, porque comencé a fotografiar mi entorno cercano y ahí surgieron imágenes de personas, ciudades y paisajes. Lo más recurrente fue el espacio en el que me desarrollé, ya que viví un tiempo con músicos. A fines de los años ochenta llegaron los primeros encargos: fotografías para carátulas o para promocionar alguna banda. Ahí empiezo a fotografiar personas que también eran amigos y músicos. Es así como derivo, finalmente, a la fotografía de músicos.
Gonzalo Donoso cuenta que el último disco que escuchó fue “Swordfishtrombones” de Tom Waits, un vinilo regalado a su hija Laura, con quien comparte y disfruta el amor por la música.
-A través de la fotografía uno va descubriendo a las personas, aquello que no quieren decir. En ese sentido, ¿qué pasa en el mundo de la música?, donde siempre hay una imagen oficial detrás de cada artista.
-Yo creo que la fotografía no es solamente una manera de conocer a las personas, sino que también te permite dar cuenta de los entornos y el mundo, de escudriñar en las ciudades. Pero si vamos al tema de las personas, sí: puedes descubrir una faceta que va más allá de verlos arriba de un escenario o de escucharlos en un disco, es explorar aquello íntimo. Es lo que yo trato de encontrar y de revelar cuando estoy fotografiando, es una personalidad, que ésta aparezca en el transcurso de la sesión. Eso me interesa.
-¿Encontrar esa personalidad es muy dificultoso?
-Es más fácil que difícil. En general se da que la gente colabora, quiere verse bien y también confía en ti. Esto último es muy importante para que ellos puedan revelar su personalidad delante del lente. Yo creo que las dificultades surgen cuando hay mucha prisa y tienes que lograr una buena foto en poco tiempo. Entonces, si tú vas a retratar a alguien que te interesa, es ideal poder contar con toda la tarde para tener variantes, para que puedas indagar más. Lo ideal es tener tiempo y relajo.

-¿Cuál dirías que es la característica más importante de la fotografía?
-La construcción de memoria personal y colectiva. Yo creo que eso es lo principal de la fotografía, lo cual permite diferenciarla de otras artes visuales, ya que te puede hablar de un tiempo, de un período, de un movimiento social, de la historia política de un país, de un álbum familiar, de tus abuelos, de tus novias, de tus hijos, del contexto cultural en el que estás viviendo. Por lo tanto, es un documento histórico que contribuye a que a uno no se le olviden las cosas.
-¿Qué puedes decir, a estas alturas de tu vida, sobre todo lo que has hecho?
-No lo pienso, no hago un balance. A veces me doy cuenta de que tengo un archivo enorme de músicos, ya que son más de treinta años de trabajo con artistas de distintos estilos, muy diversos. Pero si me pongo a pensar en lo que he hecho significaría que estoy mirando para atrás y yo no vivo en el pasado, sino que me centro en el presente y diviso el futuro. Lo que viene es seguir fotografiando gente y dedicarme a la medicina china.
-Medicina china, qué interesante.
-Comencé a estudiarla porque creo que además de ser compatible, se torna muy complementaria con el hecho de retratar. Te puede entregar mucha información acerca de alguien: los rasgos, las arrugas, el color de la piel, todo aquello muestra cómo es esa persona. Por lo tanto, si uno quiere una aproximación rápida y tienes poco tiempo, la medicina china se vuelve una herramienta que facilita aquel proceso. Simplemente a partir de la observación y con los elementos que te entrega la medicina china puedes saber más de quién estás fotografiando.
-Por último, Gonzalo, ¿qué es lo más importante en la fotografía?
-La intención, lo más importante siempre es la intención. El querer hacer algo es lo sustancial, porque si no tienes la técnica o si no tienes la herramienta, la puedes pulir, mejorar y desarrollar. Pero si no tienes ímpetu estás sonado, no sacas nada con tener la mejor cámara del mundo. La intención es el espíritu.
Fotografías: Archivo Gonzalo Donoso