“Fausto”, la obra que sedujo a los españoles, abre hoy el ciclo de Fiebre en la Perrera
Con “Fausto, el oráculo”, un verdadero ícono de la dramaturgia del actor ítalo-chileno Juan Carlos Montagna, se dará inicio hoy, domingo 15 de enero, al programa de Fiebre, un ciclo acalorado y veraniego que durante 13 días reunirá en el Centro Experimental Perrera Arte trabajos de tres agrupaciones independientes del teatro (Compañía Interno), la danza (Compañía I.D.E.a) y las artes visuales (colectivo Perrera Arte).
Inspirada en el clásico de Goethe, esta pieza es la primera parte de un díptico que se completa con “Fausto, el tarot” y corresponde a una obra que Montagna viene presentando desde diciembre de 2001, cuando fue estrenada en la casa de un amigo del actor y director en Madrid. El trabajo tiene un formato íntimo, minimal, circunscrito a dos personajes (Mephisto y Fausto), lo que precisamente le permitió itinerar durante dos años por toda España como “teatro a domicilio”, es decir, como funciones que cualquiera podía ver en el patio o en el living de su hogar.
“Después parir la obra donde este amigo, el proyecto se desarrolló en mi propio primer piso en Madrid, que estaba recién inaugurado y, por lo mismo, vacío. Era el marco escénico despojado ideal para esta experiencia. Los convocados subían en silencio y en secreto, traían amigos, cada función era para unas diez o quince personas. Se fue corriendo la voz y, de pronto, la prensa escrita y la televisión supieron y se acercaron. Entonces la obra se hizo famosa y además con muy buenas críticas como versión contemporánea y sintética del universo de Goethe”, recuerda Montagna.
-¿Qué les llamaba la atención?
-Era muy novedoso hacer “Fausto” en el salón de una casa y también el hecho de poder acceder a él desde esa forma de circulación urbana de un espectáculo. Así nos comenzaron a invitar y contratar para llevarla a diferentes casas, tanto de gente alternativa como burguesa, pero todos genuinamente animados para concretar el teatro en su hogar. Ellos lo organizaban, lo agendaban y nosotros íbamos. Antes o después de la experiencia, solían organizar una reunión o fiesta donde departían entre ellos y con nosotros, y formulaban preguntas. La condición era que durante la obra nada de copas y otras cosas, siempre debía ser solemne, serio, la energía de este “Fausto” se imponía naturalmente. A veces el dueño de casa invitaba a la gente sin que supieran que verían una obra en su salón y mucho menos una obra tan fuerte como ésta. Llegábamos tres horas antes del inicio, nos presentábamos y el anfitrión nos dejaba el espacio para que lo acondicionáramos con los elementos que allí había, mi idea era siempre incorporar la estética, la energía y la humanidad de cada casa. El camarín solía ser el dormitorio principal y se utilizaba la arquitectura del lugar para nuestras entradas y salidas, ritualizándolo todo.
-La obra tiene algunos pasajes fuertes. ¿Eso les generó algún problema?
-Sí, yo pensaba: “Hace unas horas ellos no nos conocían y nosotros tampoco, ahora estamos aquí, en el centro neurálgico de su intimidad, preparando y haciendo esto, ‘Fausto’”. Es impresionante y hermoso lo abiertos que fueron los españoles. Siempre impactó y lo agradecieron, nunca hubo alguna situación conflictiva, incluso caía algún invitado desprevenido que nunca había visto teatro y se encontraba con esto. Digerían muy bien la densidad dramatúrgica y actoral de mi versión, apreciando su desnudez y coherencia expresiva en algo tan inusitado como un salón y en una cercanía física extrema con nosotros.
-¿Desde siempre incorporaste esos pasajes de improvisación en los que lees, con un alto grado de certeza, la personalidad de los presentes en el ritual?
-Sí, lo oráculos son un indudable atractivo de la obra. Los espectadores se preguntaban cómo era posible que yo adivinara o leyera a alguien desde Mephisto de un momento a otro, sin conocerlo. Más de alguno después insistía en que el anfitrión me había “soplado” alguna característica de los presentes, pero luego se convencía de que no fue así. En verdad esta dimensión de la obra siempre impacta, conmueve y provoca mucho.
-En el primer ciclo de esta obra en la Perrera Arte el público también se dejaba llevar. Pese al temor de quedar expuestos, todos terminan entrando en el juego de la interpelación.
-Por eso para mí ha sido una experiencia artística, humana y cultural muy profunda, enriquecedora, también muy remecedora. De verdad es algo que atesoro en el alma, ya que me ha permitido crecer y aprender mucho. Imagínate todas las imágenes, experiencias y anécdotas que surgen de ese diálogo con el espectador, hoy pienso en ello y me sobrecojo a la vez que sonrío: ¿Cómo se me ocurrió hacer algo así? No tengo respuesta para esto, como tampoco la tengo para las 27 horas ininterrumpidas de “Sexo” en Madrid ni para otras cosas radicales que he emprendido en mi oficio. Es el arte, es la intuición, es una necesidad de innovar y de riesgo. Jamás es instinto comercial o taquilla, a pesar de que mi “Fausto” durante un tiempo también fue ambas cosas.
Fotografías: Tamara Villagra y archivo Juan Carlos Montagna
Coordenadas
Qué: Reestreno de “Fausto, el oráculo” en el ciclo de Fiebre en la Perrera Arte.
Dramaturgia y dirección: Juan Carlos Montagna
Intérpretes: Joaquín Pérez (Fausto) y Juan Carlos Montagna (Mephisto)
Cuándo: Domingo 15, lunes 16, martes 17 y miércoles 18 de enero.
Horario: 21 horas
Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto.
Adhesiones: $ 6.000 general, $ 3.000 estudiantes
Reservas
Celular: 99388944, mensaje de texto o llamada directa o perdida
Correo electrónico: interno.cia@gmail.com
Cupos limitados / se exige reserva previa /estacionamiento gratuito.