Fabián Leguizamón: “Todos deberíamos acceder a la danza y conocer su poder”

Javiera Anabalón

Investigadora del arte

Javiera Anabalón

Licenciada en letras y estética, magister en estudios latinoamericanos.

Plataforma Mono es una agrupación de bailarines egresados de diversos centros de formación superior -como la Escuela Moderna de Música y las universidades de Chile y Humanismo Cristiano- que pretende establecer una instancia permanente de laboratorio creativo y de formación interpretativa a través de ciclos de investigación con diversos coreógrafos de la escena nacional e internacional de la danza contemporánea. La iniciativa ha sido impulsada por los mismos estudiantes y apunta al encuentro e intercambio de lenguajes y conocimientos, los cuales tienen como objetivos la experimentación antes que la producción de obras. Plataforma Mono acaba de presentar en la Perrera Arte su primer trabajo de laboratorio “Más allá del miedo”, creado y dirigido por el coreógrafo paraguayo y actual intérprete del Ballet Nacional Chileno (Banch), Fabián Leguizamón, quien nos cuenta de su propuesta en este proyecto y su perspectiva sobre la escena chilena de la danza.

-Cuéntanos sobre tu relación con la danza y tu interés hacia el trabajo coreográfico.

-Actualmente estoy en el Banch y he trabajado en otras compañías importantes de danza contemporánea en el extranjero, por lo tanto mi relación con la danza es súper cercana, podría decir que es mi vida en el sentido literal, pues todo lo que hago es danza y tiene que ver con ella desde que decidí dedicarme a esto. La danza es un espacio vital que me permite expresar y manifestarme, pues creo que el cuerpo habla por sí solo y se mueve todo el tiempo, entonces esa inquietud de no quedarse quieto y mantenerse vivo es lo que me apasiona de ella. Por eso aún sigo bailando y me queda mucho camino por recorrer, muchísimo que vivir y aprender como lo he estado haciendo hasta ahora. La danza me sigue sorprendiendo, hay tanto que podemos percibir y sentir microscópicamente en lo que el movimiento del cuerpo nos propone y sus infinitas motivaciones. Y así también surge mi deseo por abordar el trabajo coreográfico, pues plasmar lo que uno quiere decir y contar o permitir vivenciar al público a través de otros cuerpos y personas es un gran desafío que estimula en mí las ganas de seguir descubriendo hasta dónde puedo llegar, quién soy, cómo me comunico, qué pasa hoy día en el mundo, cómo nos movemos, qué nos genera el movimiento. Creo que hay que despertar la importancia del rol de la danza en la educación y la cultura.

-¿Cómo ha sido tu aproximación hacia la escena chilena de la danza contemporánea y qué particularidades ves en relación a la escena paraguaya?

-La escena chilena de la danza contemporánea me ha ofrecido bastante, he aprendido mucho aquí y no solo en el Banch, sino también vinculándome con otras compañías independientes y, por supuesto, empapándome día a día en lo que sucede con ellas y asistiendo a lo que más pueda para ver las propuestas que se generan, pues el talento, el amor y el trabajo fuerte son características que me conmueven de aquí. He bailado con otras compañías, he colaborado y asistido coreográficamente, he creado y sigo creando obras de pequeño formato para intérpretes que están en proceso de titulación, y ahora tuve la oportunidad de dirigir este proceso creativo con intérpretes egresados que se agruparon magníficamente en Plataforma Mono. Sobre las particularidades que encuentro similares creo que aparecen la pasión, las ganas, el amor y el trabajo de los talentosos intérpretes y creadores, que a pesar de la precariedad con la que se acostumbra trabajar y la poca dignificación del artista, siguen batallando continuamente para llevar al público espectáculos de la mejor calidad posible y tratar de vivir dignamente intentando dividirnos en mil partes para hacer varias actividades y ganar lo justo para satisfacer necesidades básicas. Creo que tanto aquí como en Paraguay la danza está muy arraigada a su origen, a sus raíces, a las garras, al ímpetu, al espíritu solidario y de trabajo en equipo; somos bastante emocionales e intensos y queremos decirlo todo sin contenernos, y eso se plasma en la danza en Chile y en Paraguay. Es muy bonito coincidir en eso.

-Tu trabajo coreográfico “Más allá del miedo” resulta ser la primera producción realizada por Plataforma Mono. Cuéntanos en primer lugar cómo surge tu aproximación al proyecto, cuáles son tus intereses y motivaciones.

-Surge a partir de un mensaje de texto en el que me proponen si me gustaría trabajar creando para un grupo de nuevos de intérpretes. Me contaron la idea, me dijeron que les gustaría trabajar conmigo en su primera creación, que estaban muy motivados y ansiosos por el gran proyecto que empezaban a llevar adelante… y mi respuesta inmediata fue sí. Más que intereses, creo que tengo motivaciones, porque yo me siento plenamente identificado con ellos, pasé por todo lo que han pasado y lo que van a vivir como compañía independiente será arduo pero gratificante y hermoso. Por lo tanto me motiva el hecho de compartir con ellos mis experiencias, de crear siendo ellos colaboradores en la creación; me motiva que deseen con todas sus fuerzas seguir bailando y abrirse un espacio en la danza en Chile sabiendo que hay pocos espacios para desarrollarse y crecer en el país artísticamente. Vencer los miedos, ser fiel a uno mismo y no quedarse quieto son grandes premisas para colaborar con este grupo, llevándolos a vivir un proceso creativo de mucho trabajo y desafíos en el que al final puedan sumar una evolución artística, profesional y personal a su carrera y a su vida, sosteniendo que a pesar de todo seguimos vivos, seguimos moviéndonos.

-Tu obra “Más allá del miedo” se configura a partir de la pregunta “¿qué harías si fuera el último día de tu vida”. ¿De qué manera, a partir de qué ejercicios de laboratorio, desarrollaste esta temática -que conjuga las nociones de límite, muerte, miedo- para trabajar en el plano de la gestualidad y el movimiento?

-Esa fue la premisa con la que partimos intentando descubrir en ellos las sensaciones, decisiones y acciones que tomarían en esa situación. Trabajamos a partir de varios ejercicios que tienen que ver directamente con improvisación, vinculados a la experiencia de vivir el momento, de situarse en acciones como: sobrevivir, luchar, escapar, arriesgar, caer, levantarse, construir, colapsar, reír, manipular, bloquear, sudar, llegar al agotamiento extremo, entre muchas otras, las cuales se han fusionado con propuestas concretas que ya tenía desde el lenguaje con el que quiero lograr expresarme y que estoy abordando y descubriendo cada vez más. El trabajo ha comprendido entonces llegar al límite de cada acción, permitiéndolos vivir realmente qué hay más allá del miedo, de atreverse, de desafiarse, a nivel emocional, físico y técnico. Es un trabajo de mucha disciplina pues requiere la concentración necesaria para abordar ejercicios técnicos de cambios súbitos de estados emocionales y de texturas y tonos del cuerpo, para lograr la interpretación y que podamos narrar con el cuerpo lo que queremos acercar al espectador.

-¿Cuáles son las potencialidades del hecho de trabajar con un grupo tan joven y heterogéneo en cuanto a su formación en la danza?

-¿Potencialidades? Ufff, muchas. La juventud ofrece esa chispa de lo nuevo, ese bichito ansioso que no se queda quieto, la sed de aprender, de perseguir los sueños, la rebeldía, el deseo. Los jóvenes tienen ese algo que los lleva a lanzarse y hacerlo sin pensar y estructurar todo mentalmente, he ahí la espontaneidad, y eso me encanta. Por otro lado, lo heterogéneo dentro del trabajo que he realizado me parece fantástico porque, a pesar de buscar una cohesión de grupo basada en este lenguaje particular, podemos ver como cada uno de ellos y ellas hablan por sí solos desde su personalidad, sus sentimientos, lo que han aprendido en sus escuelas, las visiones de la danza, al fin y al cabo su identidad como intérprete y persona. Eso ha enriquecido y pintado el trabajo de muchos y hermosos colores que hacen que la creación empiece en un lugar, te sorprenda, te sacuda, y luego termine en algo que jamás habías esperado. Son tan distintos que, cuando los ves sintiéndose juntos y lo logran, es fascinante.

-¿Tienes en mente seguir trabajando en Chile?

-Tengo en mente seguir trabajando, no sé dónde ni cómo. Chile me ha abierto una gran puerta y yo deseo mantenerla abierta siempre, a pesar de que en la danza uno nunca sabe hasta qué momento estás en un lugar. Mientras pueda, quiero seguir haciéndolo. Las temáticas y lenguajes se van acomodando a lo que me pasa en la vida y con la gente con la que me rodeo y donde me sitúo, así que eso puede cambiar de un día a otro. Lo que sí tengo cada vez más claro es ser fiel a lo humano, a lo que nos pasa y lo que nos mueve. En cuanto a espacios, estoy abierto a vivir experiencias nuevas y poder desafiarme trabajando en cualquier sitio, porque creo que la danza trasciende y se manifiesta en cualquier lugar, va mucho más allá de un espacio y cabe en todas partes. Todos deberíamos acceder a ella y conocer su poder.

Fotografías: Josefina Pérez