El último concierto en las ruinas del golpeado Liceo Experimental Artístico

Por estos días contradictorios de septiembre, con malos recuerdos, fiestas y movimientos telúricos, ha comenzado la demolición del emblemático edificio del Liceo Experimental Artístico (LEA) en calle Mapocho. Conocido desde siempre como el Colegio Amarillo por su color inconfundible, ya en los años 60 y 70, en este recinto no solo se educaban centenares de niños y adolescentes, sino que ahí también recibían atención médica y dental buena parte de los alumnos de los colegios del sector poniente de la capital. Muchos entregaron sus dientes de leche a los profesionales que, con más o menos ternura, intimidaban en las espaciosas clínicas de muros curvos dispuestas en las esquinas del recinto educacional. Allí también recaló el LEA en una de las últimas paradas de su largo peregrinar por Santiago y desde ahí partió, luego del terremoto de 2010, a nuevas estaciones de un éxodo todavía incierto.

En medio de maestros y trabajadores de la construcción que se encargan de desmantelar y recuperar las vigas de madera centenaria, los marcos de puertas y ventanas, y todo el fierro que sirva y se pueda vender, transitó por estos días una dama de otro tiempo, quien, a modo de despedida, tocó pianos oxidados y se miró por última vez en los fragmentos de un espejo que por años replicó las caras decenas de jóvenes actores ilusionados con su personaje.

«La obra se titula ‘Renacimiento’ y es una especie de sesión fotográfica performática. Para mí fue un hallazgo encontrar y trabajar con la intérprete Ruth Rojas, la cual, como ex alumna del LEA, le aportó una carga especial al trabajo», cuenta Felipe Vial, quien ha fotografiado el proceso de deterioro del LEA, su paso por otros albergues y las manifestaciones que la comunidad educativa sostuvo a principios de 2015.

«Decidí participar en este trabajo de Felipe Vial a manera de protesta y como un llamado de atención. Yo estudié, entre 1968 y 1974, en la sede del LEA ubicada Almirante Barroso, que también está a punto de morir. Es demasiado triste ver como un lugar lleno de vida, alegrías y luz puede terminar así», cuenta Ruth Rojas.

-¿Qué buscabas simbolizar con este personaje clásico paseando por las ruinas?

-Una mirada de nostalgia. Yo represento el pasado, las enseñanzas, los profesores, alumnos que crecieron y se perfeccionaron en este espacio. Para mí fue una excelente enseñanza con maestros muy comprometidos.

-¿Algún recuerdo en especial del antiguo LEA?

-Sí, muchos, pero en especial mi querida profesora de piano Yolanda Georgi (QEPD) con sus pequeñas y talentosas manos y su inagotable paciencia. Y don Roberto Sotomayor (QEPD).

-¿Cómo fue tu proceso posterior al LEA, pudiste seguir vinculada al área artística?

-Como ya tenía una base musical importante, seguí en forma autodidacta y continuo vinculada a la música y al piano en forma independiente.

-¿Cómo ves todo lo que ha pasado con el LEA, su crisis y deterioro?

-Siento que, a pesar de los grandes esfuerzos hechos por estudiantes y profesores para conservar el LEA, las autoridades no han sido visionarias. Está comprobado que los beneficios que entregan la música, la danza y las artes transforma a las personas y las hace útiles a la sociedad; el arte forma personas integrales y más felices. Es estrictamente necesario que el Estado invierta para recibir estos beneficios.

-¿Tienes esperanza de que el LEA vuelva a renacer, como indica el título de este trabajo de Felipe Vial?

-Quisiera creer que esto sí es posible, por el bien de muchos alumnos y talentos que deben ser rescatados y descubiertos.

Fotografías: Felipe Vial