Eduardo Vega, director de ‘La mujer de los perros’: “El Fondart es como una limosna”
Por Héctor Muñoz
Todavía no han definido cuál será la tercera parte de esta “Trilogía del horror”, pero los integrantes de la compañía El Padre ya tienen claro que material hay de sobra para completar este tríptico teatral que partió en 2017 con “#8800 Jardín del edén” y que ahora, luego del estreno de “La mujer de los perros”, descubrió su segunda parte en el Centro Experimental Perrera Arte.
“Con esta trilogía se busca mostrar el horror de una época y la red de mentiras que se mantiene activa hasta hoy para encubrir y borrar la memoria de un país”, dice el actor Eduardo Vega Pino, quien en el primer montaje encarnó a Jorgelino Vergara, conocido como el Mocito, cuyo testimonio y delación sirvió para sacar a la luz la existencia del cuartel secreto de los servicios de seguridad de la dictadura de Augusto Pinochet en Simón Bolívar 8.800, y que ahora tiene a cargo la dramaturgia y dirección de las tres actrices que escenificarán la historia de Ingrid Olderock, la oficial de Carabineros que organizó la Escuela Femenina de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) en las Rocas de Santo Domingo (1974) y que luego se hizo temida en los centros de detención, en particular en la llamada Venda Sexy, por sus apremios sexuales en la tortura junto a Volodia, su perro policial especialmente adiestrado para tal efecto.
-Chile tiene una identidad vinculante con lo horroroso, ya lo dijo Enrique Lihn. ¿Qué criterios usaron para definir los capítulos de esta trilogía?
-El criterio ha sido ahondar en lo que sucedió dentro del espacio privado de los lugares de detención durante la dictadura y los personajes implicados en estos actos de violación de los derechos humanos. El tercer capítulo todavía no lo definimos, pero en las primeras dos obras ambos personajes, el Mocito e Ingrid Olderock, están vinculados a dos lugares concretos (Simón Bolívar y la Venda Sexy) en donde el horror fue el principal protagonista a través de la tortura.
-Ingrid Olderock es bastante única en la historia chilena. Por lo que has investigado, ¿cuáles son las características que más te llaman la atención de ella?
-Primero que nada, la capacidad descarada de negar toda su participación en ciertos hechos atroces. Siempre en las entrevistas que le hizo Nancy Guzmán para su libro Ingrid Olderock, la mujer de los perros (Ceibo, 2014) y en entrevistas anteriores a éstas, ella dice sufrir de amnesia, pero una amnesia a conveniencia, muy selectiva, porque astutamente borra partes de su historia, rasgo que parece atravesar a todos quienes estuvieron implicados en actos de lesa humanidad. A través de Olderock es interesante ver cómo se configura la idea de mujer que instauró la dictadura y que prevalece hasta el día de hoy: una mujer más abocada a la labor de los hijos, un ser maternal. Ella misma cuestiona estos dos puntos: ser madre o ser carabinero, como si ambas cosas no fueran compatibles. Hace poco veía un reportaje en la televisión sobre el rol de la mujer dentro de Carabineros y la formación de un contingente de fuerzas especiales. Justamente se mostraba una cierta invisibilización de ciertas formas estéticas del ser femenino y aquello que se debía proyectar: rudeza, un rasgo de poder que también otorgan por sí solas las armas e indumentaria de corte militar que utiliza la policía uniformada. Es interesante como Olderock también se siente orgullosa por ser parte del primer escuadrón femenino de Carabineros y ser la primera mujer en Chile en lanzarse en paracaídas. Es alguien con vocación de servicio y una fuerte identidad nacional a quien hicieron cometer cosas horrorosas por la patria.
-Sorprende que, con lo extremo que es la vida y el accionar de Olderock, haya tenido tan poca resonancia en los creadores y que recién ahora, 17 años después de su muerte, se empiece a tomar como un personaje digno de atención.
-Desconozco si otros han tomado como eje central a esta persona. Es un personaje que está un poco en el olvido. En realidad el acto mismo de rememorar lo que pasó está un poco en el olvido. Hay muchas obras que hablan de las consecuencias de la dictadura, pero nosotros en este momento nos encontramos realizando un trabajo que nos permite reconstruir la escena. Ficcionar el pasado y el origen de cómo se conformó la personalidad de Olderock y al servicio de qué ideología estuvo. Aunque también este origen es incierto, puesto que las ideas basales en su forma de ser vienen dadas por la educación de carácter nazi que recibió por parte de su familia. De hecho creo que hay varias compañías de nuestra misma edad que tocan ciertos temas de la dictadura o ponen en la palestra a personajes que aún andan sueltos o nunca fueron juzgados. Los lenguajes son distintos, pero es necesario que se dé la instancia para que nuevas generaciones conozcan estos temas desde una raíz más documental y de archivo de lo que sucedió para entender porqué somos un país tan polarizado, donde todavía hay gente que no reconoce la violación de los derechos humanos, justificándola o diciendo que las cosas ya pasaron y que el pasado hay que olvidarlo. Y en realidad ese pasado se manifiesta en un país que no acepta la diferencia, que valida la tortura y el castigo como método adoctrinante, y también en las manifestaciones callejeras y los gritos de quienes aún no han recibido respuestas de dónde están sus seres queridos.
Eduardo Vega: 'Apuntamos a mantenernos fieles a los datos'
-El montaje de “La mujer de los perros” exhibe la dimensión más cruel de las mujeres en dictadura. ¿Cómo ves este énfasis en medio de la ola de conciencia feminista que cruza hoy la sociedad chilena?
-El rol aberrante que se vislumbra en la obra es un ideal de mujer producto de los rasgos del patriarcado. El discurso expuesto en la obra es aquel que se instaló en dictadura, que todavía se hace presente en Chile y apunta justamente a las conductas de comportamiento que “debe” tener una mujer y cómo tiene que proceder ésta cuando se acerca a ciertas esferas que históricamente han estado reservadas solo para los hombres, como alejarse de todo rasgo de sentimentalismo y mostrarse más racional, operativa, ruda, reproduciendo con esto un discurso que ha estado regido por el género masculino. Por otra parte, se deja de lado el aspecto sensible, cuando en definitiva esa sensibilidad habita en todos y todas y es indistinta al género que representa. Olderock fue afortunada ya que en ella se depositó la confianza de sus altos mandos y en esa situación de poder en la cual se encontraba le tocó adoctrinar a muchas mujeres que no habían tenido la oportunidad de formar parte de las instituciones armadas. Por lo tanto, fue fácil corromper el alma de aquellas jovencitas que tenían el sueño de entrar a dichas instituciones.
-Tú ni siquiera habías nacido en los tiempos plenos de Manuel Contreras, Olderock o la Venda Sexy. ¿Por qué te interesa esa parte de la historia de Chile?
-Es una parte que no podemos permitir que se olvide. Los medios de comunicación trabajan para que ello suceda. Además el relato conciliador que instauró la transición en Chile no solucionó en nada las cosas. Hay gente que piensa que solo con perdonar basta, pero no lo creo. Si la sociedad no se ha encargado de juzgar y dar a conocer estos hechos se debe hacer desde la vereda del arte. Creo que la educación ha logrado su objetivo al querer que no exista un aspecto crítico de ciertos sucesos históricos y, por lo tanto, las nuevas generaciones se mantienen en la ignorancia respecto a estos hechos. Por lo mismo, a través de estas obras educamos y exponemos hechos sin pelos en la lengua, como la brutalidad utilizada para hacer prevalecer un ideal a través de la tortura y el asesinato. Personalmente me asusta ver la ola de racismo y violencia frente a lo distinto y, desde ahí, reflexiono que en realidad no hemos aprendido absolutamente nada de los hechos del pasado.
-En alguna línea de su dosier, ustedes definen el trabajo de la compañía El Padre como un teatro político.
-Todo teatro es político, pero a lo que nos referimos al acuñar ese concepto es justamente a lo acontecido históricamente en Chile. A sucesos que no pueden quedar en el olvido. No es por nada que muchas compañías están tocando temas que los gobiernos de este país no han resuelto, exponiéndolos y dando a conocer con ello un malestar generalizado que está presente en nuestra sociedad. Al plantearnos como compañía temas como la memoria y reconstrucción histórica, acompañamos la puesta en escena poniendo un énfasis en aspectos documentales que, hasta el día de hoy, los medios de comunicación presentan de formas que no cambian mucho las cosas. Justamente nuestro trabajo está en criticar como los medios de la época nos presentaban la información y, por otra parte, apuntamos a mantenernos fieles a los datos y acontecimientos reales, abriendo un espacio de ficción de los sucesos contrastado con los datos entregados por los diferentes medios. Los nombres de quienes estuvieron involucrados, las fechas y los lugares son verídicos para que así, desde esa realidad, la gente se instruya, o, como lo decimos más de una vez en nuestros montajes y dosier: para que nunca más en Chile.
-La compañía El Padre está compuesta por gente joven que no hace mucho salió de las escuelas. ¿Cómo observan el panorama del teatro chileno al cual se han ido integrando?
-Es un panorama que está mal hecho y al cual le falta mucho camino por recorrer. Partiendo por el concurso grotesco y absurdo al cual hay que someterse para poder crear una obra con financiamiento público. Pienso en toda la crisis a la cual se han visto expuestas muchas salas de teatro que, al no tener recursos ni aportes del Estado, han debido cerrar. El panorama no pareciera mejorar puesto que, cuando estás en la categoría de “emergente”, en la cual aún no eres suficientemente conocido en los medios de prensa, cuesta mucho más llevar gente al teatro, sobre todo cuando no tienes los recursos para invertir en un buen plan de difusión y dar a conocer tu trabajo en medios masivos de comunicación, como si estos estuvieran reservados solo para unos pocos. No se poseen muchos recursos, pero siempre te las vas ingeniando.
-Por ejemplo.
-La gran mayoría de las veces te ves pidiendo favores ad honorem y eso igual a la larga frustra un poco, puesto que es lo que uno estudió y los otros también están aportando con sus conocimientos al proyecto en común pero “por amor al arte”, como se diría. La estrategia está en buscar una forma efectiva de difusión como compañía, ya que, además, pocas salas poseen un trabajo serio de gestión. Postulas tu obra, quedas, pero después no tienes lo básico para poder tener público, faltan estrategias de quienes administran esos espacios. Hay gente que va a seguir creando de esta forma, pero al final no puedes vivir del arte, porque nadie te financia esos procesos creativos o las horas de ensayo. Al final el Fondart es como una limosna para poder ganar “algo” y producir la obra, pero los fondos son muy pocos, postulan muchos y los criterios de evaluación se tornan subjetivos, puesto que puedes tener 99% del proyecto bien evaluado, pero aún así no te lo ganaste. Finalmente igual es una ayuda para no distraerse dentro del proceso de creación.
-¿Cómo han financiado esta trilogía?
-Nuestros dos primeros montajes han sido financiados a punta de completadas, rifas y aportes de nuestros familiares y amigos, lo que significa tiempo invertido en tales actividades. Nadie se hace cargo de las condiciones que nos puedan entregar, a nadie le interesa entregar comodidad o dignidad al quehacer cultural. Todos los cambios son a la larga, no inmediatos, pequeños granos de arena que no logran pavimentar el camino ni establecer condiciones básicas para poder ejercer nuestro trabajo. Y aquí seguiremos, al pie del cañón, creando “por amor al arte”, esperando que un día el panorama sea más esperanzador.
Eduardo Vega: 'Todo teatro es político'
Datos de referencia
Qué: Temporada de estreno de la obra “La mujer de los perros”, de la compañía de teatro El Padre
Elenco: Cecilia Aguirre, Silvana Troncoso y Paula Jiménez
Dramaturgia y dirección: Eduardo Vega Pino
Diseño integral: Julio Chávez
Diseño sonoro: Génesis Victoria
Diseño de video: José Mañodes
Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, 13 al 22 de julio de 2018.