Contrato ritual entre arte y educación

Por JAVIERA ANABALÓN

La figura imponente del guardián de la Perrera Arte en fibra de vidrio se ubica en la cúspide del histórico Patio de los Perros y veinte perras esmaltadas de negro cruzan su cielo colgadas de múltiples cables, cuya confluencia convierte a dicho centinela en el punto de fuga de la composición aérea. Antonio Becerro interviene en esta ocasión un territorio atmosférico poco explorado tanto por los artistas como por los espectadores, provocando un traslado del espacio perceptivo -en el cual se produce el encuentro entre el objeto y los sentidos- hacia un terreno que sobrepasa lo abarcado por cualquier campo visual dispuesto de manera horizontal. En este sentido, la obra exige un acto del espectador: el gesto de mirar hacia arriba en el momento en que intuye, de reojo, que ciertos objetos voladores no identificados perturban la pulcritud de su espacio superior.

El enaltecimiento de la mirada tiene finalmente como recompensa la aparición de una escena canina, que hace un auténtico tributo a la mitología del Centro Experimental Perrera Arte y a la obra completa de Becerro, en tanto los perros dejan de lado la evidencia de su pelaje -y por ende del proceso de taxidermia, que ha hecho conocido al artista- para aparecer esta vez bajo una estética industrial, justificada por la noción de serie y por la higiene visual que ofrece la sensación de lo negro y lo idéntico. Conforme a esta lógica, la muestra  “Encontraron cielo” no sólo se exhibe a través del concepto que la imagen de los perros colgados escenifica (contenido), sino que también opera en la dimensión material de la obra (forma), que ahora ha accedido a otros soportes de significación.

Por otro lado, en tanto acto de intervención, la obra conlleva una compleja propuesta que fusiona política y estética, y que tiene relación con el gesto de desplegar la instalación en la Usach, puesto que las perspectivas que ha establecido la Perrera Arte en sus dinámicas de experimentación artística siempre han estado ligadas a una contingencia social y educacional. En consonancia con lo propuesto por el artista alemán Joseph Beuys en torno al concepto de “libre enseñanza”, la Perrera Arte ha intentado disponer un espacio de apertura y de instrucción para el desarrollo creativo de la comunidad y su involucramiento con la disciplina artística, desde un plano experiencial. Por esta razón, en tanto la noción de arte coincida con la de experiencia, el propósito del arte no se centrará en un “objeto de arte” u “obra”, sino en el acto mismo que permite la experiencia, en la cual el objeto nunca llega a adquirir una autonomía total si no se ve involucrado en un circuito comunicativo, cuyo eje y efecto corresponde a lo entendido como “experiencia estética”.

Dentro del contexto chileno actual, al instalar su obra en el Patio de los Perros, Antonio Becerro está llevando a cabo un acto contractual, simbólico y ritual, entre las artes y la educación, reivindicando el escenario universitario (como imagen de los múltiples espacios formativos chilenos) como el territorio de despliegue del arte por excelencia y, al mismo tiempo, del arte como el territorio privilegiado para la manifestación de una discursividad subversiva y reactiva, de la cual se hace cargo hoy en Chile la masa estudiantil. “Encontraron cielo”, en el contexto de la celebración del aniversario número diecisiete del Centro Experimental Perrera Arte, es la evidencia del contrato, que jamás debería ni debió disolverse, entre el arte y la educación.

Fotografía: Ricardo Prieto