Compañía I.D.E.a presenta “In-contacto 2”, la odisea de danzar en los rincones

Por Héctor Muñoz

La coreógrafa Beatriz Alcalde viene saliendo de una operación. Los meses previos a la intervención quirúrgica fueron muy dolorosos, invalidantes para una artista que crea con el cuerpo. “Estoy muy bien de mi cadera. Desgraciadamente es un tema frecuente entre bailarines y, sobre todo, en las mujeres. Además que en 2020 exageré con el trabajo por Zoom, dando tres clases diarias, en piso no adecuado, ahí se me atrofió más la lesión”, cuenta la directora de la Compañía I.D.E.a, una agrupación integrada exclusivamente por mujeres que estrena desde hace doce años sus trabajos en Perrera Arte.

“Fue una operación muy avanzada y con buen pronóstico. Ahora tengo prótesis de titanio y soy una mujer biónica”, apunta con humor la bailarina, quien en agosto, junto al actor y creador audiovisual Andrés Bravo Acevedo, le dio los últimos retoques al video “In-contacto 2”, que presentamos en esta entrevista.

-Como directora de una compañía de danza, ¿qué aprendizajes sacas de la reciente pandemia?

-Esta pandemia nos ha azotado mucho a los artistas y más aún al dominio de la danza. Encontrarse sola entre cuatro paredes y bailar con los muros y las arañitas de rincón acarrea problemas: se acaba el ritmo y esa relación entre dos universos, ese eco de sensibilidades, emociones y gestos. Al principio me detuve, hice una pausa y comprendí más que nunca la danza. Esa es la importancia de la reflexión estricta sin los dramas, temas y problemas que pasan tras bambalinas de cualquier obra o compañía. La tecnología llegó a mí como un castigo divino, no quería aprender ni acogerla y ahora, mira la paradoja, doy clases híbridas y además he hecho tres obras en confinamiento. Creo que la mayor lección que nos ha dejado esta pandemia es vivir el segundo que se está viviendo. El futuro ya es parte de ese pasado romántico y el pasado ahora es nuestro presente. El flujo no existe, nada fluye. Estás preparado para algo y, de un momento a otro, ya no puedes salir de casa o te mandan a cuarentena con toque de queda real. Donde te tocó, te quedaste. Por eso digo que hoy vale más la reflexión, el proceso, la preparación. Y eso me gusta por un lado.

-¿Cómo se hizo el video “In-contacto 2”?

-La obra la grabamos por Zoom siempre. Nosotras nos juntamos todos los martes y viernes a trabajar vía internet. Uff, es tedioso y muy agotador. Durante dos meses, Andrés Bravo entró los viernes a nuestra reunión y grababa por partes y también la obra completa. Luego le di la libertad de componer como él deseara. Generalmente coincidimos en un final de acogida mutua, una especie de convención constitucional (ríe). Es decir, él fue editando de a trozos y paso a paso hasta lograr el resultado óptimo. No fue como una obra presencial de principio a fin y sin detenerse. Eso es lo diferente. Como en el cine, parece. Muy interesante resulto la experiencia. Hice participar a algunas bailarinas de I.D.E.a que se encuentran fuera de Santiago y de Chile. Se unieron desde La Serena, Villarrica, Ritoque y hasta nuestra Anita Coloma desde Suiza. Fue muy emotivo. La parte coreográfica la trabajé una a una desde su hogar, desde su rincón de su confinamiento.

-La idea de “In-contacto” es de Daniela Portilla. ¿Cómo planteó ella el trabajo?

-Daniela me llamó en octubre de 2020 y me dijo que su marido, Osvaldo Sotomayor, estaba haciendo reuniones de músicos los viernes en su taller de arquitectura con un aforo de cinco personas. Me preguntó si queríamos sumarnos a este proyecto íntimo, casi clandestino. Obvio que acepté. Ya estaba muriendo de sequía creativa. Fue un suplicio la cuarentena, un dolor extremo. Fueron meses y meses sin vernos, sin hablar, sin crear, sin compartir. Ahí comenzamos a juntarnos clandestinamente con Daniela y Francisca Silva, solo las tres en mi escuela de danza. De noche, con mascarilla, sin tocarnos y casi sin hablarnos. Nos sentíamos creando durante una guerra. Luego sumé otro personaje, Carolina Seguel, y así surgió “In-contacto 3”, que se estrenó en enero de 2021 en el taller de Osvaldo, con un aforo de 10 personas. Muy escondidos y asustados a la vez. Pero con un delirio de placer y extrema satisfacción.

I.D.E.a

In-Contacto 2

Idea original: Daniela Portilla

Dirección general: Beatriz Alcalde

Coreografía: Compañía de danza I.D.E.a

Música: Osvaldo Sotomayor

Intérpretes: Catalina del Valle, Viviana Díaz, Belén Garderes, Daniela Portilla, Carolina Seguel, Ingrid Sepúlveda, Francisca Silva, Luz María Venegas, Anita Coloma, Dominique Patri, María José Riquelme y Laura Riquelme

Realización audiovisual: Andrés Bravo Acevedo

Santiago de Chile, septiembre 2021

-Considerando la importancia que tú le otorgas a la música, ¿cómo fue el trabajo con Osvaldo Sotomayor? ¿Él sugirió una obra completa, hicieron ustedes algunas solicitudes?

-La propuesta de Osvaldo fue también de coincidencia universal, solo le propuse que ellos eligieran una de sus composiciones. Tenía que coincidir con la situación, los sonidos casuales del diario vivir ordenados y compuestos desde un azar sensible y casi matemático a la vez. Osvaldo es arquitecto y músico y eso se está acercando cada vez más a la creación de la danza, donde el espacio se achicó a metros y centímetros en algunos casos, donde los muebles y muros ocuparon los espacios de otros seres humanos, donde la coreografía del gesto evolucionó hacia adentro. Esta música cooperó con todo y nos acogimos mutuamente, sin vernos ni hablar.

-De algún modo, en mi modesto juicio, esta obra habla del triunfo de la danza sobre las condiciones que impuso la pandemia. Igual se podía bailar colectivamente pese a la ley del distanciamiento físico y social.

-Tal cual como tú lo dices, es un triunfo de la danza frente a la necesidad de expresar con el cuerpo. Los muros desaparecieron, la distancia desapareció y la comunicación persistió diferente, vulnerable, frágil, débil, dudosa, pero persistió. Me pregunto todos los días si esto vale la pena, si me siento capacitada para continuar, si las energías y las intérpretes están dispuestas a seguir y seguir. No creas que la respuesta es inmediata, aún no la sé, aún no estoy segura. En marzo de este 2021 se reunió toda la compañía por primera vez en forma presencial. Conversamos, reflexionamos, decidimos seguir sí o sí y, al lunes siguiente, nos encerraron de nuevo, todos a cuarentena, la prisión una vez más. Esta vez para mí fue la peor, porque había pensado y confiado que la cosa había llegado a su fin. Toqué fondo, pero eso me llevó a salir nuevamente a flote y decidimos proseguir con la creación de “In-Contacto 2”, esta vez vía digital involucrando a todo el elenco que decidió participar.

-¿Cómo proyectas la compañía I.D.E.a en el futuro cercano?

-Este último trimestre nos estamos enfocando en la creación de la primera parte de la serie, “In-contacto 1”. La obra completa tiene una duración de una hora y está dividida en tres partes, con la misma música de Osvaldo Sotomayor. La idea es grabar toda la obra a fin de año en formato digital y dejar un registro visual de estos años de confinamiento. Paralelamente la obra se dará en vivo y en directo, trasladando una danza interior de dos metros cuadrados al espacio presencial. La obra es la misma, lo que viaja es el espacio que nos rodea y el espacio con el cual compartimos un dialogo sin eco. En marzo de 2022 la compañía I.D.E.a cumple 20 años de existencia. Veo una compañía viva, más madura, con muchas menos intérpretes, creo que la era del choclón, que tanto adoré, festejé y celebré, ya paso, cumplió su ciclo. Somos menos y quedamos las que realmente nos dimos cuenta en esta pandemia que sin danza no podemos respirar.