Diógenes, la mordedura gráfica y ciertas metodologías para llegar a la libertad

“En su infancia se alimentó con leche de perra materna. La noticia apareció en los diarios y un equipo de especialistas franceses quiso investigar el caso y sacarlo de Chile, pero Diógenes se negó. Opto por una vida cínica, de perro libre. Abandonó a su familia y cualquier imaginario de posesión y pertenencia, para vivir en manada: lascivo y sucio. En las mañanas lee el diario, con los canes al sol, encostrados en el radiador de cemento. Aspira bencina de 93 octanos, dice que es más suave y no engorda”.

Novela “Azul” de Jesús Capurro (inédita)

 

Por Francisco Palma Matamala

Considerando la lejanía cronológica con el mundo griego y más aún con algunas escuelas de pensamiento invisibilizadas, lo que podría mantenernos alejados de reflexiones que aportaron no solo sus diferentes filosofías, sino además a lo que fue toda una estructura práctica para la vida y la alegría, se hace necesario reflexionar sobre actitudes y estrategias que han posibilitado agencias libertarias de prácticas antiguas que podemos leer en clave a través de autores contemporáneos y nuevas formas de aplicación que nos sirvan en un devenir actual.

Cínica, término que en su etimología proviene del griego y deriva de la palabra perro, más que una escuela de pensamiento era una actitud ante la vida, una manera del ¿cómo hacer?, más allá de la búsqueda de una verdad universal o una búsqueda de los por qué, una metodología para llegar a la libertad.

El devenir animal, principalmente el devenir del perro, territorializa actitudes desvergonzadas, molestas, que ponen en crisis los sistemas o pautas culturales de la normalidad y del juicio moral, descubriendo así la ideologización de lo natural, reivindicando el insulto como una apropiación que potencia al injuriado otorgándole herramientas para obrar. La indiferencia como actitud frente a la injuria y la condena moral de un pensamiento hegemónico coercitivo que busca producir culpas y entristecimiento en los cuerpos que busca doblegar, domesticar o volver dóciles frente a la figura de la autoridad, se enfrenta a la herencia eurocéntrica y colonial que reivindica principalmente el platonismo -y también la influencia aristotélica-, enemigo primero del cinismo, el cual divide nuestras potencias, invalida formas de vivir o nos niega una concepción de totalidad cuerpo/mente. En ese sentido el despojo cínico no es un voto de pobreza, como en algunas religiones que buscan renegar de lo mundano siguiendo la tradición platónica del cuerpo, sino una agencia para potenciar la libertad. La estrategia de no poseer es también una forma de no perder nada y quizá, más importante, de no esperar nada. Los esclavos -o los malos esclavos- esperan.

La mordedura pedagógica de Diógenes (412-323 a. C.) y los cínicos desplaza los pensamientos hegemónicos y antropocéntricos a través de una estrategia irónica y sátira: la burla devela, despierta una enseñanza que sobrepasa el contenido cotidiano de la vida y su teatralidad nos es útil para descubrir la farsa de la modernidad y el mundo contemporáneo. Al apropiarnos de estos actos performativos y su teatralidad poética podemos dar a conocer como la ciencia, la racionalidad europea, la naturaleza y los aparatos del conocimiento son construidos política e ideológicamente, posibilitar un estilo propio y una forma de gesto lúdico a través de la materialidad de lo gráfico.

En tal sentido, la diversidad de posibilidades de lectura que ha otorgado el posestructuralismo o algunos autores que reescriben la actitud cínica en sus contextos filosóficos nos plantean una ética importante de plasmar desde la gráfica. La xilografía, como una de las diversas técnicas de grabado, genera un rasguño, una violentación o, en este caso, una mordedura sobre un material, homologándola a la mordedura discursivo/práctica de la tradición griega. Es por ello que hemos volcado nuestra mirada al animal, al humano anómalo, a los vagabundos, linyeras, punketas, prostitutas y travestis, niñas y niños perversos polimorfos, a lo callejero, a lo hibrido. La injuria como reapropiación de un texto visual marginado de una estética descolonizadora y provocadora, una ética de la amistad y de la pandilla, pensar al otro, siendo otro, poner el cuerpo desde un oficio artístico y una práctica autónoma, desde un conocimiento aplicado, desde una reflexión que se hace con el cuerpo no solo con la mente.

Imagen principal: Paulo Cuello, taller Pelantaro

Coordenadas

Qué: Exhibición colectiva “Kynica, la mordedura gráfica” de los artistas visuales de Concepción Anton Gacitúa, Paulo Cuello, Cristóbal Aguayo, José Pedreros y Francisco Palma.

Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto.

Horarios: La exhibición permanecerá abierta hasta el miércoles 3 de abril, de 12 a 19 horas.

Informaciones: 22-682 10 92 / perreraarte@gmail.com

Entrada liberada. Estacionamiento gratuito.