Caiozzama: “No esperaba el impacto que mis ángeles tuvieron en la gente”

Por HÉCTOR MUÑOZ / fotografías: HÉCTOR LEÓN y ÓSCAR ORÓSTICA

En lugar de brochas u otros implementos, Caiozzama prefiere esparcir la cola fría diluida en agua con sus propias manos. Reconoce con humor que aquello trae sus consecuencias y que, al momento del aseo, uno de sus brazos se ha ido depilando más rápido que el otro por efecto del obstinado pegamento. Claudio Caiozzi, que es el nombre civil del artista, era reportero gráfico antes de volcarse a la calle y ahora, que se ha convertido en un verdadero referente del arte urbano tras su arremetida en paralelo al estallido social, su método de enseñanza es la acción.

Caiozzama trabaja a la par con sus alumnos -como los que acaban de concluir un taller de paste up en el Centro Experimental Perrera Arte- y en torno a las imágenes procesadas en plotter va haciendo apuntes respecto a cómo usar la tijera, dónde tener más cuidado, el orden para ir disponiendo las figuras elegidas en el muro o lo fatal que puede ser para la obra que se peguen accidentalmente dos de aquellos recortes en papel tan bien elegidos y trabajados.

“La idea del taller obviamente era enseñar la técnica del paste up con gente que esté animada y quiera aprender, que es lo principal”, cuenta Caiozzama, quien esta semana concluyó las sesiones con la inauguración de una obra que será parte de la nueva fachada oriente de Perrera Arte. Aunque hubo decenas de postulantes, solo ocho alumnos -Luna Sánchez, Natalia Reyes, María de los Ángeles Garrido, Óscar Oróstica, Andrés Mancini, Mauricio Bacho, Pablo Sandoval y Álex Quinteros- participaron en el taller “Insignias de identidad”, un proyecto Fondart necesariamente acotado por las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia.

“Había que concluir con una obra colectiva acorde al lugar donde estamos, que es la Perrera. Entonces obviamente hubo ahí un poco de investigación de la historia del lugar y, como el panel escogido estaba dividido en cuatro, la idea era tratar de tener cuatro épocas de la Perrera, con perros ícono, como Dante, que es el nuevo inquilino aquí; está también la estatua de Capitán, el antiguo guardián, y la imagen de Washington, el conocido perro de Condorito. Yo por lo menos quedé muy contento, creo que el resultado es súper bueno y se ve la mano de todos los que participamos”, señala Caiozzama, recordando que la frase “nosotros los kiltros sin ley” fue tomada de Pedro Lemebel.

-Hay bastante interés por la técnica parece.

-Estoy haciendo varios talleres porque la gente está bien curiosa con el paste up. Básicamente, altiro tienden a pensar que uno tiene un plotter gigante y es millonario. Y no, es una técnica bastante barata, mucho más barata que hacer un grafiti y más ecológica también. Aunque ahí los grafiteros me odian un poco por lo que digo, igual es verdad. La gente se interesa mucho y también tiene el gran factor de que hoy en día tú puedes no dibujar e igual resulta posible hacer un mural en la calle. Eso no te lo da el grafiti, porque para el grafiti sí hay que tener talento para dibujar. Y si no lo tienes, puedes optar por el paste up, que es una técnica más barata, ecológica y en la que todos podemos participar.

-¿En qué minuto está el arte callejero en este momento, verano de 2022?

-Yo creo que se viene muy entretenido ahora. Esperemos que con el gobierno de Gabriel Boric la cultura renazca y tome el papel y el lugar que le corresponde. Porque la derecha siempre ha tratado un poco de silenciar estas manifestaciones, diciendo que la cultura es casi un gustito, un capricho y que, si pasa algo como una pandemia, no nos tenemos que preocupar de eso, cuando yo creo que es todo lo contrario. Entonces pienso que se vienen “tiempos mejores” (ríe) finalmente para la cultura y, obviamente, para el arte urbano. Creo que cada vez más empresas, cada vez más gente y corporaciones también ven el arte urbano como algo bueno. Y no como algo malo, como siempre se ha estigmatizado.

-¿Qué significó en tu producción artística el estallido social?

-Básicamente me enfoqué en mi país, que es algo que yo nunca había hecho. Todo lo mío era muy internacional, siempre había hablado de temas que en todo el mundo se entienden. La ecología, las marcas, todo eso. Entonces, por primera vez me enfoqué netamente en Chile y creo que hay un antes y un después para mi obra. De repente yo hago el ejercicio, veo mi Instagram y del 18 (de octubre de 2019) para adelante es otra cosa. Me gusta mucho ocupar el tema de los ángeles y toda la cosa religiosa, siendo que yo no creo en eso. Pero sí creo en la potencia de esas pinturas que fueron pintadas hace tanto tiempo y en otro contexto, y cambiarles el contexto, valga la redundancia, a mí me alucina. El impacto que tuvieron los ángeles en la gente yo no me lo esperaba.

-Había una necesidad de ángeles en el imaginario.

-Yo creo que sí o sí. Y la gente por lo menos a mí me lo hace notar. Puede haber un mural mucho más gráfico, en el sentido que Sebastián Piñera aparezca estaba sentado en una pica, quemándose, y todos gritando “¡eh, eh!”. Pero, por el contrario, un ángel que dice simplemente: “Con todo, si no para qué” causa mucho más impacto y de verdad da más ánimo que el otro, que es más literal.

-También insististe en la imagen del perro, otro ícono de cercanía con la gente.

-Sí, ya le había hecho una pintura a Capitán acá en la Perrera, creo que fue en 2016 o por ahí. Es cierto lo del perro, por algo Matapacos tuvo el revuelo que tuvo, porque nos dimos cuenta que todos somos medios quiltros. Matapacos la luchó hasta el final, quizás no vio lo que pasó, pero igual estuvo todo el tiempo ahí en la pelea. Creo que todos nos identificamos muchos con los perros acá en Chile, donde los quiltros en esta época de crisis climática y reivindicación ecológica también han experimentado un cambio de percepción en la gente, que les está dando la real importancia que tienen como seres cercanos a nosotros. En la calle la gente les lleva alimento y otras cositas. Antes, hace quince años, una persona podía pegarle una patada a un perro y a todos les daba lo mismo. Pero hoy eso es inconcebible, si alguien golpea a un perro, se le tira todo el mundo encima. Entonces creo que hay algo bueno que está pasando, sobre todo con nuestros quiltros, que son tan queridos.