Beatriz Alcalde: «Mis bailarinas no pueden tocar el suelo con los pies»

Con el estreno de la tercera parte de “Hay que caminar soñando”, Beatriz Alcalde, coreógrafa y directora de la Compañía I.D.E.a, comenzó su sexta temporada en la Perrera Arte, período en el que ha ocupado todos los rincones de la factoría artística del Parque de los Reyes: la nave principal, las celdas, la terraza y hasta la tierra exterior, donde sus bailarinas se revolcaron en un singular “Maratón de danza”. Tal como nos advirtió en una anterior entrevista, para Beatriz Alcalde cada uno de los trabajos que ha presentado en la Perrera Arte son fragmentos, bocetos de una misma y gran obra, en la que cada montaje es parte de una secuencia mayor, eslabón necesario y misteriosamente encadenado de un mismo experimento.

“Hay que caminar soñando”, que debe su nombre a la obra de Luigi Nono (1924-1990), se construye del mismo modo. A mediados de 2015, se estrenó la primera parte en la Sala Arrau del Teatro Municipal; ahora da un salto y se complementa con su tercer capítulo en la Perrera Arte y, a la manera de un modelo para armar, recién a mediados de 2016, se podrá conocer el tramo intermedio en el GAM.

-Beatriz, ¿cuándo decides que “Hay que caminar soñando” es una obra que tienes que hacer con la Compañía I.D.E.a?

-Por esas coincidencias poéticas universales. Una linda colega de la compañía, Francisca Silva, también coreógrafa, me dijo: “Beatriz, alguna vez tenemos que montar ‘Hay que caminar soñando’, de Luigi Nono”. Dentro de mi rigurosidad creativa, tomé el cd y, sin ni siquiera escuchar la música, le dije: “Va el 2015”. Me enamoré de su título, me enamoré de su historia y del postulado de Nono: la tragedia de la escucha. Me parece que llegó a mi quehacer creativo-artesanal cuando tenía que llegar. Escuchar lo que no puedes oír, la tragedia del espectador al enfrentarse a una obra contemporánea, el espectador que sufre y sufre y suele decir: “No entiendo nada”. También el ejercicio del arte, el arte hoy no entretiene, el arte hace reflexionar, en este caso con el trabajo riguroso de escuchar ese silencio que te obliga a adentrarte en ti mismo.

-Y ahí ganaron la convocatoria de la Sala Arrau del Teatro Municipal.

-Sí. Al presentar el proyecto pensando en una primera instancia en ese “templo de las artes” me obligué a proyectar la obra desde el espectador frente al sonido y al no sonido. Una que otra visita a la Sala Arrau me bastó para jugar, recrear e imaginar esta obra allí, en ese bello espacio cargado de imágenes, sonidos , voces, fantasmas, todo para la imaginería. Luego de trabajar todo el año anterior en “La consagración de la primavera” con (Igor) Stravinsky, tenía que venir el reposo orgánico. Hubo una situación poética también: trabajamos toda “La consagración…” con la versión de Pierre Boulez en la dirección orquestal. Pues, este 5 de enero falleció Boulez, quien ha dirigido la obra de Nono y, particularmente, como se puede ver en internet, “Hay que caminar soñando”. Boulez dirige “La consagración…” pero escucha y reflexiona con Luigi Nono; la explosión y energía de “La consagración…” te lleva a la reflexión, la detención.

-¿Tienes una cercanía especial con el modo de entender la creación de Luigi Nono?

-Humildemente, me acerco a él desde lejos. Mientras más lejos, más escucho su silencio; sus ondas sonoras se alejan y mientras más se alejan más lo comprendo y entiendo. Hay varios pensares de Nono que me relacionan con él, como “la resistencia que uno debe hacer al avanzar, al caminar, al crecer”. Esa frase me hizo imaginar que el gesto debe salir con ese esfuerzo interno, de verdad, desde el alma. Hay que empujar la piel y el sonido. Otras enseñanzas de Nono: “El error como una necesidad”, “hoy el virtuoso es aquel que escucha el silencio” o “las regiones secretas del sonido”, esta última frase es pura danza, movimientos sensuales, curvas , desconocido vértigo, belleza. Para el final dejo mi preferida: “El horizonte es nunca llegar”. Qué puedo decir: solo trabajo y trabajo, poesía, reflexión y humildad.

Hay que caminar soñando

-“Hay que caminar soñando” será finalmente un tríptico que se completará con una tercera parte en el GAM. Cuéntanos cómo estructuraste cada parte de la obra y cómo pensaste la visualización conjunta del trabajo.

-Sí, este es un tríptico que trata de un viaje histórico-imaginativo del sonido. Desde los sonidos aritméticos de (Johann Sebastian) Bach hasta la resultante contemporánea y compleja de la música de Nono, pasando por la experiencia cotidiana de los sonidos acústicos de nuestros días (música electroacústica). La primera parte, que fue estrenada en junio en la Sala Arrau, es la correspondiente a Luigi Nono y va asociada a la experiencia del espectador al asistir a un evento artístico en el Teatro Municipal. Por eso jugué con los intercambios de roles: qué siente el bailarín siendo espectador de sí mismo; qué hace sentado allí frente al arte, siendo o no artista. La tercera parte es la que acabamos de estrenar en el Teatro Baquedano junto a la gala de fin de año de nuestro Conservatorio Evelyn Cordero, mi madre entre paréntesis, una maestra de 90 años que sigue en la danza. Este tramo es casi un tributo a ese animal sonoro que es el piano. Me adentré lúdicamente en el instrumento para tratar de entender cómo mierda sale un sonido tan melódico de un mueble de percusión. El trabajo coreográfico incluye el martillo y el teclado propiamente tal; yo siempre he pensado que el bailarín es un músico y viceversa. Por último, el segundo tramo es el que queda por trabajar desde marzo y que tiene que ver con la música electroacústica. Cómo se dispone el cuerpo al accidente del sonido. Bueno, es todo un viaje imaginativo, el hecho de soñar. Y les cuento un secreto: los bailarines no pueden tocar el suelo con los pies. Por esta razón la hemos llamado la no-danza.

-Llama la atención el vestuario que elegiste para este montaje. Vestidos de líneas simples en un estilo sesentero tipo Twiggy. ¿Cómo llegaste a esta solución?

-El vestuario. Los cuerpos habitan externamente ese mundo acartonado que asiste a las óperas. Mucho peinado, mucho maquillaje, mucha preparación para un evento social, como solía ser en esa antigüedad cultural. La idea es trabajar en la dualidad de lo externo de la casi caricatura de este modelo de espectador enfrentado a lo intenso de la reflexión interna. Y bueno, el blanco, el negro, las líneas.

-Finalmente no obtuviste es Fondart para la obra “Péndulo”, que también incluía una temporada en la Perrera Arte. ¿Montarás el proyecto en forma independiente o es una obra que necesariamente requiere recursos extras?

-No nos ganamos en Fondart una vez más. Nunca me he ganado un Fondart. Esta vez nos dejaron fuera antes de dejarnos fuera. Ni siquiera nos evaluaron. Fui no evaluada porque envié unos certificados de mis estudios en Nueva York que están en inglés: había que traducirlos. Además me faltó una carta en la que diga cuánta plata yo, Beatriz Alcalde, me aporto a mí misma para el trabajo de mi obra. Todo esto es un chiste, una película o quizás una obra que se titule: “Fondart, al fondo con las artes”. No hay Fondart pero habrá “Péndulo”. El dinero solicitado era para que nuestras bailarinas y nuestros maestros tuvieran un sueldo y pudiéramos trabajar más tranquilas. Me dolió mucho, pero ya pasó, estoy acostumbrada a seguir empujando. A lo que no estoy acostumbrada es a ganar algo.

Fotografìas: Gentileza de Patricio Melo, Teatro Municipal de Santiago

“Hay que caminar soñando”

Coreografía y dirección: Beatriz Alcalde Cordero

Profesores: Alessandro Sebastiani y Juan Pablo Quezada

Música: Luigi Nono y Johann Sebastian Bach

Intérpretes: Camila Araya, Anita Coloma, Catalina del Valle, María Elena Gamboa, Verena Klawitter, Fernanda Lathrop, Casandra Muñoz, Constanza Muñoz, Vesna Osiadacz, Elisa Ovalle, Dominique Patri, Helena Peñades, Daniela Portilla, María José Riquelme, Jocelyn Schiapacasse, Carolina Seguel, Francisca Silva, Yesenia Silva, Claudia Taboada, Luz María Venegas

Sonido: Juan Pablo Valdivia

Iluminación: Cristian López

Cuándo: Sábado 16 y domingo 17 de enero, a las 21 horas

Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto

Adhesión: $ 3.000