Beatriz Alcalde anticipa su desembarco en el GAM: «La danza debe ser real, sin estilo»
La lluvia no fue obstáculo para que los asistentes al Segundo Encuentro Internacional de las Artes, L’Arts 2016, pudieran asistir en exclusiva a la primera presentación en público de la tercera parte de la trilogía “Hay que caminar soñando”, obra que la Compañía de Danza Experimental I.D.E.a presentará entre el 6 de junio y el 2 de julio en el GAM. “Estuvo muy especial nuestra actuación en el aniversario de la Perrera Arte. Lo de la lluvia fue triste, ya que la obra estaba organizada de manera profunda y en varias dimensiones en el espacio. Había trozos en una ventana, otros abajo, otros afuera, lejos en el exterior, era bien especial, pero tuvimos que modificar todo en velocidad”, cuenta la coreógrafa Beatriz Alcalde, quien con 16 funciones de invierno en el Centro Cultural Gabriela Mistral cerrará un tríptico que partió con la música de Luigi Nono en la Sala Arrau del Teatro Municipal, que continuó este verano con Johann Sebastian Bach en la Perrera Arte y que se completará ahora con el sonido electroacústico de Renzo Filinich en el GAM.
“El trabajar con música electroacústica nos ha obligado a cuestionarnos el presente, el ‘Hoy’, nombre que le puse al segundo tramo de la trilogía. El por qué volviste a la compañía, el por qué estás aquí, el por qué deseas danzar, el por qué te interesa danzar el hoy y no el ayer, el por qué estás sentada aquí en esta silla con nosotras. Así, tantas cuestiones que tienen que ver con el componer hoy en día para mí, Beatriz Alcalde. Trabajar todos los días al frente de una iglesia y a las doce escuchar diariamente el sonar del carillón con sus campanas. Hay una reacción del cuerpo, de la piel, del alma en la danza. Estar ensayando exhaustas alguna obra, mirar por los ventanales y ver un funeral con muchas personas llorando, abrazándose. Esto debiera afectar el sentir del cuerpo y, por ende, a la danza. Entonces insistir en este accidente acústico me ha parecido muy interesante, trabajar rigurosamente el hilo estímulo acústico, respuesta corporal, danza”, explica la coreógrafa.
-¿Qué ha sido lo más difícil de este proceso?
-Lo complejo ha sido leer en los cuerpos esa verdad que realmente afecta el cuerpo, con qué lo relacionas en ti mismo y cómo construyes tu propia danza desde esa experiencia casual. Tomar lo casual, hacerlo tuyo y además transformarlo poéticamente. Hay bloqueos inconcientes, sociales, de educación, íntimos, qué sé yo. Entonces esta vez son ellas, las bailarinas, las que buscan sus estímulos y hacen de sus gestos su danza. Yo solamente estoy ordenando y siendo el radar de verdad-mentira en ese fraseo. Eso es muy fuerte, pero es parte de mi artesanía compleja. Además se agrega el ritmo del hoy, que es un ritmo a una velocidad vertiginosa y cambiante, peor que (Igor) Stravinsky en “La consagración de la primavera” (ríe). La música cambia de estado en muy pocos segundos y hay que armar y desarmar emociones y cuadros vivos. Uf, es hermosamente complejo.
-¿Qué te pareció esta pasada de la obra en la Perrera Arte?
-La presentación fue una especie de working in progress y funcionó como un preestreno de este trozo que estrenaremos en el GAM en junio. “Hoy” es el presente, es vivo, es verdadero. Y este hoy es terrible, como el presente en nuestro país. Cuesta que las intérpretes sean honestas y vacíen a su cuerpo lo que sienten con el vibrar de la acústica. Lo que me dejó feliz es que logré conjugar el hoy de principio a fin, pero falta mucho.
-¿En qué piensas hincar el dientes en estas semanas que quedan para el estreno?
-En esto que te digo: en la verdad de hoy, en el gesto real y cotidiano sin una carga extra, caricaturesca o técnica o falsa. La danza debe ser real sin estilo, por decirlo de alguna manera más simple. Organizar el dramático hoy de 20 mujeres ha sido casi una tortura.
-¿Cómo crees que se integrará esta tercera parte en el tríptico?
-Se integrará como tenga que integrarse: es un tercio de la trilogía. La obra será todos los días diferente. Un día partiremos desde el suelo, desde el pasado, desde Bach, hasta llegar al futuro a la levitación de Nono. Al día siguiente partiremos desde el levitar del espectador en las sillas hasta volver al útero, a Bach. Siempre con el presente, el hoy al centro, por supuesto. Me encanta esa posibilidad de ir cambiando, experimentando con la obra. Les cuento que hay otra novedad, la pieza del piano, el “Preludio” de Bach, esta vez lo tocará María José Riquelme, quien estudió piano. Lo lindo es que se lo enseñé desde la coreografía de los 10 dedos. Lo tomamos como una danza de las manos, no desde el intérprete en piano, sino como otra coreografía. Maravilloso: nuestras bailarinas tocando piano, danzando con las manos y dedos. Qué más quiero (ríe).
-Te cuento que a algunos ilustrados observadores esta tercera parte les pareció “más clásico de lo que habitualmente hace Beatriz Alcalde”.
-No sé lo que es clásico y no estoy ni ahí con los estilos. Soy clásica, soy fome, soy moderna, soy neoclásica, soy loca, soy tonta, soy mala, soy gorda, soy flaca, soy artista, soy cuica, soy rota, soy humilde, soy coreógrafa, no soy creativa, soy genio, soy burguesa, soy más pobre que la mierda. Hoy solo soy.
Fotogramas: Arlen Pérez