Así luce la placa de reconocimiento de las autoridades de Santiago a la Perrera
Por Josefina Márquez
Este domingo 22 de septiembre, en el marco de la clausura de los festejos por los 24 años de vida del Centro Experimental Perrera Arte, el directorio de la agrupación cultural del Parque de los Reyes procedió a colocar en su ubicación definitiva la placa que el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri Vergara, el Concejo Municipal y los vecinos hicieron entrega, en julio de 2018, a la factoría artística por “su reconocida trayectoria, aporte a la cultura y a la gestión patrimonial de las comunidades de la comuna”.
Desde ahora la placa está instalada en la parte exterior del edificio y forma parte de una escultura bruñida en metal y enmarcada con la más avanzada tecnología LED, diseñada por el artista visual y director del centro, Antonio Becerro, y confeccionada por el maestro en fierro Óscar Oróstica.
“La placa es ahora una obra objeto compartida, trabajada como escultura metálica en sintonía con el diseño, monumentalidad, estructura y materialidad industrial del edificio de la Perrera, una arquitectura única en su tipo en Chile que, como sabemos, fue concebida como el primer horno eléctrico crematorio de basura de la capital y que luego tuvo dos nuevas existencias como lugar de encierro y sacrificio de los perros callejeros de la ciudad y, desde 1995, como espacio cultural gestionado por los propios artistas”, explica Becerro.
-¿Qué entiendes por obra objeto compartida?
-Es la transformación cuando hay voluntades asociadas. Para mí la placa, como obra objeto, como escultura social, es el resultado redondo de un ejercicio colectivo. La placa, como reconocimiento a nuestra gestión, se debe al trabajo constante y sostenido en concomitancia con la comunidad de Santiago. En la primera etapa de este ejercicio de obra compartida participaron muchas personas, no sé cuántos vecinos, estudiantes, trabajadores, dueñas de casa y profesionales de la comuna de Santiago que son nuestro público directo, que nos prefieren y avalan como espacio de cultura. Describo un trabajo minucioso, paciente y silencioso sin grandes protagonistas. Estas personas anónimas atendieron nuestros llamados a visitar las exposiciones de arte contemporáneo en este lugar. Son esas acciones de arte las que han hecho visible a Perrera Arte desde 1995 hasta hoy. Ese es el trabajo comunitario específico y la Municipalidad de Santiago, como un ente territorial institucional, acogió y participó de este engranaje colectivo para transformar esa participación de la comunidad barrial en una placa honorífica, un objeto que en su etapa final mutó en una obra de arte tratada como escultura contemporánea, a la altura del arte actual que se exhibe habitualmente aquí, en el Centro Experimental Perrera Arte.
-Con su iluminación interna, la placa adquiere un relieve singular.
-Sí, esa era la idea, funciona como una caja de luz o, si se quiere, como una animita o pequeña gruta de entrada, ya que la placa fue dispuesta sobre un latón negro de gran formato, el cual fue raspado y trabajado con una pátina a la piroxilina. Es bien singular lo que ocurre con la gente que transita en diversas horas por el parque. Hemos estado observando la reacción del público y es muy elocuente. Todos se acercan, miran y leen el detalle y, luego, recorren con su vista el edificio. Es como un punto de entrada al recinto y la historia, el primer reconocimiento de un hito que ha sido señalizado.
-¿Por qué crees que ocurre eso?
-Pienso que la gente necesita información de los lugares que recorre, sobre todo tratándose de una extensa área verde no contaminada con el exceso de estímulos visuales, como ocurre en el Metro, por ejemplo, donde hay estaciones, como Baquedano, donde ya no queda más espacio para el bombardeo con imágenes de todo tipo. Esos son espacios públicos saturados, a diferencia de nuestro entorno en el Parque de los Reyes, donde hay silencio, amplitud y brisas que invitan al esparcimiento e, incluso, al recogimiento.
-¿Recogimiento?
-Sí, es curioso, pero algo similar ocurrió cuando falleció nuestro cineasta mayor, Raúl Ruiz, el 19 de agosto de 2011. Entonces pusimos una gran imagen suya con su nombre, la frase “hasta siempre, maestro” y los años de su nacimiento y muerte. Cuando la gente pasaba frente a la imagen se persignaba.
-Increíble reacción.
-Sí, cómo nos habría gustado que la hubiese visto el propio Raúl Ruiz.
Fotografía: Hugo Ángel