Andrea Huerta, bailarina: “I.D.E.a es una compañía luchadora, apasionada y tenaz”

Para ambas ha sido un proceso largo y exigente, de muchas horas de trabajo y ensayo, que sin embargo ha tenido como gratificación el hecho de reencontrase con trajes y olores que estaban guardados, con movimientos que habían quedado suspendidos y con historias que, al desempolvarlas, traen al presente la verdad que tuvieron en su momento. Las bailarinas Andrea Huerta y Luz María Venegas ingresaron, respectivamente, en 2003 y 2004 a la Compañía I.D.E.a y conversan aquí de “Memoria de los cuerpos”, la obra retrospectiva que presentarán en el espacio Perrera Arte en el marco del ciclo Fiebre para celebrar los 15 años de su agrupación de danza experimental, integrada casi exclusivamente por mujeres.

-¿Con cuál obra debutaron en la Compañía I.D.E.a y qué recuerdan de aquel primer trabajo?

Luz María Venegas: Con “Ravelin”, en 2004. Era con música de Ravel y debíamos conectarnos con un personaje que, desde nuestro propio subconsciente, la música permitía que se asomara. Para mí fue un proceso intenso, desconocido y provocador. Fue mi reencuentro con la danza después de varios años. No solo debía ponerme en forma y re-conocer la técnica. Estaba adentrándome en el mundo y el trabajo de I.D.E.a, que era totalmente desconocido para mí. Me incorporé a este trabajo cuando ya había comenzado, por lo que mi proceso debía ser un poco más acelerado e intenso. Me atrajo mucho como el grupo abordaba el trabajo musical (la comprensión y asimilación de la partitura) para poder finalmente ordenar y plasmar la obra. Recuerdo claramente lo torpe que me sentía frente a un lenguaje corporal completamente nuevo; mi mundo dancístico no iba mucho más allá del ballet clásico y el jazz. Y recuerdo lo difícil, pero finalmente gratificante, que fue acercarme como una extraña a este trabajo y terminar formando parte de este grupo multifacético de bailarines.

Andrea Huerta: Yo debuté en 2003 con “Bartokada”. Este primer trabajo para mí fue la entrada al mundo de la danza contemporánea después de años de escuela. Beatriz Alcalde me invita a participar y yo no sabía en lo que me estaba metiendo. Lo recuerdo con mucho cariño, pasión y agradecimiento por todo el aprendizaje que adquirí en mi cuerpo danzante.

¿Cómo describirían la Compañía I.D.E.a?

Andrea Huerta: Como una compañía de danza independiente, apasionada, tenaz, luchadora y con una directora y compañeras muy unidas y trabajadoras. Es mi familia de la danza.

Luz María Venegas: Yo la veo como un grupo de almas complejas y diversas que desde su propia verdad se juntan para bailar una verdad grupal. Somos un grupo de bailarines que, si bien muchos no compartimos “escuela”, nos une un amor infinito por la danza. El trabajo de la Compañía I.D.E.a tiene algunos pilares esenciales: como el desarrollo de la técnica, la comprensión del ritmo, el trabajo grupal y la verdad del momento. Por lo que el aporte individual es esencial, así como el estudio constante y el trabajo grupal. Mención aparte son la contención y dirección del grupo, sin lo cual difícilmente lograríamos llegar a puerto con 20 almas con sus propias verdades tratando de danzar a un solo ritmo.

-¿Cómo ha sido este proceso de revisitar, reponer partes de obras anteriores, para este montaje de los 15 años?

Andrea Huerta: Es emocionante para el alma traer a este tiempo recuerdos que conllevan un montaje que ocurrió hace años; compañeras que ya no están, trajes con olor a guardado, músicas que van dejando huellas, que el cuerpo guarda en su memoria con amor y nostalgia de que algún día serán removidas de esta larga siesta de la danza. Aunque veremos que es parte de un mismo lenguaje que va avanzando con estos distintos cuerpos que van pasando por esta familia de la danza.

Luz María Venegas: Ha sido un largo, a veces difícil, pero muy entretenido proceso. Hemos desempolvado obras, vivencias y anécdotas desde 2002 y, sin el largo proceso que significó ponerlas en marcha, hemos remontado extractos de ellas con la intención de que sea un viaje en el tiempo activo, lúdico y de calidad. Para algunas obras, las más antiguas, hemos recurrido a la ayuda de la tecnología, para otras hemos usados las bitácoras de las mismas, pero, más que nada el proceso se ha basado en la memoria corporal, lo que se traduce en hartas horas de recuerdos, aprendizajes, de vaciar conocimientos de unos a otros y ensayos, mucho ensayo. Este proceso de alguna forma también ha contribuido a fortalecer el trabajo que con tanto convencimiento realiza Beatriz Alcalde en la compañía. El trabajo a partir de la música y de la verdad de un momento determinado. En la reposición, de alguna manera al conectarnos desde la corporalidad con la música y el momento de creación de esa obra, ella volvía a hacerse presente: la música lo decía.

Fotografías: Archivo Perrera Arte