Alberto Moreno, editor de ‘Encerrar y vigilar‘: “Hicimos algo bello a puro pulso”
Por P. Asenjo / H. Muñoz
Nada es más fácil que acceder a este libro. Solo hay que ir a la página web poesías.cl, pinchar donde dice descargas gratuitas Encerrar y vigilar, escrituras bajo amenaza y, efectivamente, sin avisos de por medio, sin barreras publicitarias a cada paso, se puede bajar el PDF de esta publicación digital de 222 páginas que se lee volando. Es una antología, en realidad, incluye trabajos de 74 artistas visuales y escritores, pesa 28.154 Kb y tiene el sello de Marciano Ediciones. La selección, edición y notas fue realizada por el performer Samuel Ibarra y el poeta Alberto Moreno, a quien pasamos a entrevistar.
-Alberto, ¿cómo financiaron el proyecto?
-Este ha sido el trabajo realizado por un grupo de personas que se lanza a una aventura por amor a las letras y, fundamentalmente, es una apuesta por salir del encierro mental y social al que estuvimos sometidos buena parte del año. No contamos con recursos adicionales de ningún tipo, no hubo fondos públicos ni privados, ni mecenas, ni colectas, es decir, esta antología es fruto del esfuerzo de Marciano Ediciones y la revista digital Lakúma-Pusáki, por un lado, y de los antologadores. Y claro, de la participación libre y generosa de 74 artistas que respondieron a nuestra invitación.
–¿Qué esperan del libro considerando que es de circulación gratuita?
-Yo espero que esta obra circule, que se mueva por todas partes, ya que no tiene la traba, el cerrojo inicial del pago, del precio, en fin, basta con saber que existe y puedes acceder libre y gratuitamente al archivo, entrar en las 222 páginas de la antología. De alguna forma es como ir de frente contra todo, nos saltamos las etapas de la cadena productiva del modelo, nos desmarcamos del discurso monótono de las redes sociales y su individualismo. Y sí, logramos hacer algo bello a puro pulso, por las ganas -y la necesidad- de realizar algo nuevo y bien hecho. Lo hemos hablado varias veces, fue una forma de levantar la cabeza y respirar. Todos piden cosas, bueno, nosotros hicimos esto.
Imagen principal: NHVCT20 / Graciela Ovejero Postigo / fotografía digital
-Son muchas obras y autores. ¿Hay un par de cosas dichas o presentadas que te hayan hecho especial sentido al momento de la edición?
-Crecía y crecía. Ese fue el mayor desafío. Llegaban cada vez nuevos escritos y nuevas obras visuales, eso se traduce en más lectura, más correcciones, mayor edición del texto, más días de trabajo. La motivación fue cada vez mayor al contar con una gran cantidad de materiales que mover de un sitio a otro de la página. En particular me hace mucho sentido el espectro amplio que se da cita en el libro, autores consagrados y mayores, experiencias y trayectorias diferentes, junto a jóvenes con obra en proceso o, incluso, inicial. Esa mixtura me gusta, porque te saca del encasillamiento de las antologías tradicionales, hechas con criterios por generación, por estilo, por años de publicación, en fin. Acá nos saltamos esas reglas, solo porque podíamos hacerlo, porque no pensábamos en “el negocio”. Y algo aún más notable, porque no teníamos que rendirle cuentas a nadie. Fue hecho desde una libertad poco usual, y es algo extraño. Pero buenísimo.
-¿Cómo ubicarías este libro en la historia del llamado arte político en Chile? ¿Tiene continuidad con las producciones de algún otro tiempo?
-Como decía antes, pensamos este proyecto por necesidades vitales, luchando contra el aturdimiento de la avalancha de discursos de miedo y muerte que ahogaban al país en pleno invierno. Fue algo espontáneo, no respondíamos a un programa, ni a un calendario, como tampoco a una rendición de cuentas perentoria. Se fue construyendo desde fines de agosto hasta noviembre, a pulso. ¿Si tiene continuidad?, eso lo dirá el tiempo. Aún es el presente absoluto de esta obra, unas cuantas semanas. Y cómo lo ubico dentro del arte político; como un proyecto nuevo en esa línea, pues su autonomía lo distingue. Es una antología de artes visuales y poesía que surge en respuesta al momento sociopolítico y sanitario, y que nos habla del desempleo, del hacinamiento, de los bonos y cajas de mercadería entregados por el Estado, pero también y en profundidad, nos habla de la vejez encerrada, de la niñez escondida, de las privaciones. Y de unos estultos gobernantes. Habla sobre la aparición de una nueva casta, los expertos, seres que advierten sobre todo, asustan a medio mundo con sus declaraciones, pero que no solucionan nada en concreto. Expertos del miedo. Y de ensalzar su propia imagen.
-¿Con qué criterio seleccionaron a los artistas invitados? ¿Hay algo en especial que los una? ¿Funciona acaso como la presentación de una escena disidente?
-No seleccionamos, invitamos por amistad, por empatía. Eso nos dio la libertad de trabajar sin tener que rendir cuentas. La calidad de la obra es la medida de esta antología, su factura técnica, su diseño, su visualidad, la organización de los materiales y, claro, su contenido, esa ha sido su condición. ¿Escena disidente? Yo veo afinidades electivas, difícil pensar una escena, sobre todo con personas tan disímiles y algunos distantes y desconocidos entre sí. Por otro lado destacamos que haya presencia de artistas y escritores de regiones: Arica, Iquique, Curicó, La Serena, Valparaíso, Valdivia. Y otros amigos que viven en el extranjero: Estados Unidos, Francia, Alemania, México, Costa Rica, Argentina. No sé si forman “una escena”, aunque si los veo compartiendo un ideario, una utopía. Utopía-disidente-resistente podría ser; contracultura posiblemente.
-La relación de texto y visualidad es la columna vertebral del libro. ¿Qué puedes apuntar sobre esa opción?
-Que fue la opción desde un comienzo. Y responde a los espacios que habitamos Samuel Ibarra por una parte, en la performance y las artes visuales, y yo en la poesía y la literatura. Eso sí está pensado y es parte de un “diseño original”, por decirlo de alguna forma. No es azar ni mera coincidencia. Es el objetivo que mueve esta iniciativa. Texto e imagen en abundancia, reunidos, conjurados. Desde esa multiplicidad de individualidades encerradas y sometidas al discurso de la muerte que nos acechaba, quisimos pasarnos al lado de acá, como diría Cortázar, en un signo por afirmar la vida antes que la muerte, la pulsión vital antes que el silencio pasivo y temeroso. Obvio que son respuestas y apuestas en un tono crítico muchas veces, pesado, porque nos pasaban la máquina todo el día y a toda hora, entonces las respuestas necesariamente son pesadas también. Porque está en juego tu salud, el equilibrio mental, el sustento, toda la vida al fin y al cabo. Por eso reunir texto e imagen, metáfora y escenografía, el movimiento de la caligrafía junto al deslizamiento de la pintura.
-Además de las desgracias que bien anotas en tu presentación, la particularidad de Chile en este momento es que, a la vez, ha iniciado un proceso constituyente. ¿Cómo lees esa coincidencia?
-No son pocos quienes distinguen una eficiente y oportuna actuación de los sistemas de control en medio de este problema sanitario. El virus llegó a tiempo para frenar la protesta en las calles. La enfermedad fue y sigue siendo utilizada para encerrar y vigilar a la gente. Es un hecho flagrante. No verlo (o negarlo), a estas alturas, es tener interés creado en alguna parte de la cadena. Estamos terminando el año y seguimos bajo Estado de Excepción Constitucional, con toque de queda, con Piñera y sus socios disponiendo de esas facultades sin contrapeso. El Congreso nada dice al respecto, tampoco los partidos. ¿Quién puede explicarnos eso? No voy a repetir aquí lo que está dicho en la presentación de la antología. Pero de que hay una instrumentalización del Covid-19, la hay. Quien lo siga negando miente en Dios.
–Más allá del legítimo entusiasmo, ¿puede tener buen puerto una iniciativa constituyente en un tiempo de tan grandes apetitos y definiciones de vida o muerte?
-Todos quieren incidir. Es la frase del momento. Partiendo por los influyentes de moda, el Colegio Médico y sus mediáticos voceros, ojalá que influyan en mejorar la salud pública, en la calidad de los hospitales, porque hasta hoy solo hablan del Covid-19, y se suman al coro de los miedos y las restricciones, pero mutis sobre el estado lamentable del sistema de salud en Chile. Mutis sobre la realidad de las clínicas versus los hospitales. “Que fácil es trascender con fama de original” nos recordaba Silvio Rodríguez a inicios de los años 70. También inciden y son influyentes hoy ciertos personajes salidos de la TV que campean en el Congreso. Inciden en sus candidaturas más que nada, mirando al poder. Pan y circo. Desconfió de los excesos de vanidad de ciertos personajes. Nosotros hicimos esta apuesta con la antología en las condiciones que relato, y cada uno puede aportar desde su lugar, y eso no es nuevo tampoco. El tema es que en el actual escenario social, cultural y político, hay una infinidad de temas sensibles y urgentes para muchos grupos humanos, los que son carne fresca para la sed y el hambre de los oportunistas, y como tal, para el populismo. Hace un mes votamos contundentemente por un cambio en las reglas del juego. Eso representa un hecho social mayor, incuestionable, con un signo único y hermoso: fuimos voluntariamente a decir “apruebo”. Lo que viene está todo en juego, pero ya no es voluntario y sigue amarrado a ciertas lógicas muy difíciles de cambiar. No se ve fácil. Pero hace un año nadie imaginaba que estaríamos a pasos de cambiar la Constitución.
Coordenadas
Qué: Encerrar y vigilar, escrituras bajo amenaza, libro antológico de descarga gratuita que recoge trabajos de 74 artistas visuales y escritores de diversas procedencias a propósito de la pandemia
Participan: Martín Hermida, Micaela Paredes, David Añiñir, Debbie Valenzuela, Alberto Cecereu, Marina Arrate, Francisco González Meléndez, Egor Mardones, Gonzalo Henríquez Petinelli, Jorge Díaz, Adolfo Torres, Carlos Soto Román, Gregorio Fontén, Colectivo Delight Lab, Fabio Salas Zúñiga, Isabel Gómez Muñoz, Leonardo Salazar (Leosky), Marcelo Pellegrini, Marcia Mogro, Óscar Concha, César Millahueique, Mónica Montero, Pablo Fante, Luis Cañío, Renato Ortiz Sandivari, Nedazka Pika, Pedro Lastra, Miguel Moreno Duhamel, Jesús Sepúlveda, Angélica González Guerrero, Magdalena Benavente, Carmen Berenguer, Carlos Montes de Oca, José María Memet, Roxana Miranda Rupailaf, Enrique de Santiago, Samuel Leal Chau, Rodolfo de los Reyes, Rodrigo Verdugo, Soledad Fariña, Mauricio Torres Paredes, Jaime Alfaro Ngwazi, Ernesto González Barnet, Verónica Zondek, Marton Robinson, Aldo Alcota, Graciela Ovejero Postigo, Daniel Rojas Pachas, Omar Mondaca Segura, Nicolás Cataldo, Patricia Ardiles, Pavella Coppola, Ana María Briede Westermeyer, Gabriela Contreras Fernando Ossandón Zubieta, Martín Gubbins, Moro Maxwell, Lila Calderón, Sandriuska Theremin, Víctor Hugo Bravo, Leo Lobos, Felipe Cussen, Sebastián Piel, Fernando Pérez, Ronald Gallardo Duarhtt, Jorge Leal Labrín, Marcela Parra, Rubén Reyes, Eugenia Brito, Pablina Castillo, Li Liuyang, Youzi Xuesong, Martín Hopenhayn, Antonio Becerro
Selección, edición y notas: Samuel Ibarra y Alberto Moreno
Editorial: Marciano Ediciones
Disponible en: poesías.cl